TEXTO: MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO
Tres toreros en distinta situación hacen el paseíllo hoy en la primera plaza del mundo: Manuel Escribano tras pechar con dos lotes imposibles en su doble actuación de la Feria de Abril sevillana; Daniel Luque también tras pasar en blanco con una mala corrida de Victorino en el escenario maestrante y, por último, un Saúl Jiménez Fortes que cortó una oreja de muchísimo peso al natural el Domingo de Ramos en este primer ruedo del mundo.
Los toros de Pedraza de Yeltes tendrán el resto de la palabra. Tres con la hierba en la boca que vuelve a resurgir.
No tuvo suerte en la pasada Feria de Abril de Sevilla a pesar de su gran apuesta al matar la corrida de Victorino Martín y la de Miura en una doble cita en la que no le embistió ni uno. Dio todo de sí, se puso de verdad con el capote en la puerta de chiqueros, hizo quiebros inverosímiles banderillas en mano y se entregó con la muleta. Pero nada.
Manuel ha sido un torero en evolución desde que aquella tarde del Miura Datilero, en aquella sustitución de El Juli en Sevilla, lo pusiera de nuevo en el circuito de las ferias. Más reposado desde hace un par de campañas, comienza a buscar Escribano el toreo que siente porque ya no necesita tanto el que le hace llegar al tendido y, por tanto, cortar orejas.
Tiene un oficio muy trabajado y macerado en corridas duras por tierras francesas, por lo que es difícil que le suba un toro el agua por encima de las rodillas. Él está preparado para asumir el reto, a pesar de que la cornada de Alicante tardará en olvidarse.
Primera de las dos citas que tiene Luque en este San Isidro 2017. Fue hace varias temporadas cuando su nombre comenzó a desaparecer de los carteles de las ferias y cuyo cartel se escuchó cada vez menos entre los que suenan para torear. Muy pregonado fue -por varios de sus antiguos mentores- su indiscutible marchamo de figura, pero fueron pasando los toros y ni siquiera los que le valían para triunfar le hicieron coger el poso de figura.
Una oreja avaló el año pasado el 12 de octubre su paso de dos tardes en todo el año por esta plaza y le dio moral para afrontar el invierno en América, donde ha hecho el paseíllo fundamentalmente en cosos mexicanos.
Ahora, con Roberto Piles como hombre de despachos y sabiendo que es una persona muy cercana a la empresa de Madrid –tanto que trabaja para ella-, Luque tiene sobre sí la responsabilidad de puntuar para que no le pongan excusas en el caso de que no lo pongan en alguna de sus ferias.
El peculiar concepto de Saúl sigue calando con profundidad en una plaza que valora mucho la sinceridad de un tío en la cara del toro. Su anterior actuación, cortando una oreja a un buen toro de Victorino Martín el pasado Domingo de Ramos, resultó un compendio de seguridad con el animal que tenía enfrente, y dejó las ganas de volverlo a ver entre los que poblaban el tendido.
Ahora, con nuevo mentor tras de sí materializado en la figura de Nacho de la Serna –que debuta además en el campo del apoderamiento tras pasar por el del periodismo- tiene la oportunidad de afrontar este reto y se la toma como una aventura.
Con seis años de alternativa a sus espaldas, ya no es Fortes un imberbe con la hierba en la boca, pero sí un torero al que la vida y los palos han hecho ir madurando a una velocidad superior que el resto de los mortales. Pero aún tiene clavada la espinita de Madrid y su salida a hombros, y esta es la tarde que se vislumbra en su horizonte particular.
Pedraza de Yeltes es una de las vacadas jóvenes que más que hablar está dando en los últimos tiempos. Ya en el 2013 lidió una corrida de toros que despertó la atención de los aficionados capitalinos, algo que se ganó un puesto que en el 2015 gastó y le valió la repetición. Ahora, tres años más tarde, tiene programadas corridas sobre todo en plazas francesas, haciendo doblete en Dax, su gran bastión.
Los hermanos Uranga empezaron a definir las líneas mayores de su proyecto y el tipo de toro que querían: de plaza de primera y bravo, como no podía ser de otra manera… y hasta el día de hoy.
