REPORTAJE

Una radiografía de Licenciado


miércoles 6 junio, 2018

Hablar con Don José Luis Lozano es encontrar, siempre, un nuevo resquicio desconocido y valioso para comprender el toreo en la actualidad. Nos cuenta cómo vivió y se lidió "Licenciado", de Alcurrucén.

Hablar con Don José Luis Lozano es encontrar, siempre, un nuevo resquicio desconocido y valioso para comprender el toreo en la actualidad. Nos cuenta cómo vivió y se lidió "Licenciado", de Alcurrucén.

TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOS: LUIS SÁNCHEZ-OLMEDO

Inusual por fría mañana de junio. El Cortijillo –situado entre la Urda toledana y el Fuente el Fresno ciudadrealeño- asiste al embarque de la corrida de Alcurrucén que hoy se lidiará en la primera plaza del mundo, toda ella aprobada. Mientras, hablamos con José Luis Lozano, uno de los tesoros de los que puede presumir la tauromaquia por cabeza, por corazón y, sobre y ante todo, por afición.

La primaveral Mancha extiende sus brazos sobre todo aquel y aquello que se ponga por delante. Y es una bendición este tiempo entre el frío manchego –que es una losa- y el calor estival que entierra a todo aquel ser viviente incapaz de soportarlo. Esta tierra es así: de estufa de encina en enero y de fresco amanecer pero fuego vivo al atardecer en verano.

En ese ambiente y entre la imperial Toledo y la alfonsina Ciudad Real yace la finca El Cortijillo, sueño ganadero de la familia Lozano. Pablo, José Luis y Eduardo. Toda una vida dedicada al toro. En la taquilla, en el ruedo y en el campo. Íntegramente vivir por y para este espectáculo invirtiendo en él el beneficio que de él se ha sacado. Eso es amor pasional y no banal.

Detrás de esta vacada está la historia de superación de una de las sagas taurinas más importantes de la historia. Con el encaste Núñez por bandera, son defensores a ultranza de este tipo de toro que es de salida muy frío pero conforme van avanzando los dos primeros tercios van ahormándose para sacar lo mejor de sí.

Hablar con Don José Luis Lozano es encontrar, siempre, un nuevo resquicio desconocido y valioso para comprender el toreo en la actualidad. Como empresario y como ganadero lo ha sido todo, como alma torera sigue dando lecciones y, lo más importante: cree en el prometedor futuro del toreo a pesar de sus años y sus batallas. Teniendo delante una Biblia de Cúchares abierta, sólo preguntamos lo imprescindible de Licenciado. Y lo cuenta.

 “LICENCIADO”, EL ÚLTIMO GRAN ORGULLO DE ESTA CASA

 “Licenciado” en el recuerdo de todos, el toro que hace diez días se lo puso difícil a “Jabatillo” y “Malagueño” para quedarse en la élite de esta emblemática vacada. No era fácil combatir el gran recuerdo de dos toros importantísimos en los dos últimos años en este hierro y en esta plaza, «Jabatillo” en 2015 al que desorejó Castella y «Malagueño” en 2016 al que le cortó las orejas David Mora.

Pero lo hizo este extraordinario ejemplar que le tocó en suerte a El Juli. Una espada trasera solamente evitó el doble premio, pero un apéndice de peso, quizá el que más en toda la feria, cayó en sus manos. Tuvo celo, tuvo codicia y tuvo bravura. Y coincide Don José Luis Lozano, uno de los personajes con mayor romanticismo que en este mundo del toro yacen, en la condición de, quizá, el toro de la Feria hasta el momento.

DE MADRE “LICENCIADA” Y DE PADRE “CHALÁN”

“Licenciado”, número 122, colorado ojo de perdiz de capa, 530 kilos, con sus pitones hacia adelante, bajo, armónico y reunido que rompió con repetición, codicia y bravura en la muleta de Julián. Hijo de “Licenciada” y del semental “Chalán”, tal y como explica José Luis Lozano para CULTORO.

“Este toro viene de muy buena familia, pues ya la madre dio muy buena nota y el padre igual. Esos padres han dado grandes productos en machos y hembras”, defiende Lozano. “Este toro, desde que era cuatreño, ya le habíamos seleccionado para Madrid por hechuras. Además de la reata, tenía una conformación perfecta, puesto que era muy bajo, con mucho trapío y muy en el tipo de la casa de Alcurrucén”, añade.

“TOROS COMO LICENCIADO NECESITAN UN TORERO CAPAZ COMO JULI”

Veinte años cosidos a retazos. Pero veinte años sin bajarse del carro del triunfo, sin soltar el mando que tomó muy pronto y sin dejar de imponer su ley. El Juli es, sin duda alguna, un tirano de la tauromaquia que ha tenido la capacidad de reinventarse para evolucionar a la vez que la fiesta que dominaba. Eso es de portento, de figurón histórico, y con este toro lo demostró.

De hecho, ha sido en esta efemérides de los 20 años de alternativa cuando han intentando restarle autoridad, cuando han querido alinear los planetas para ningunearle pensando que sería más fácil meterle mano. Al final es la realidad la que obliga a entenderse con él y su faena a este toro de Alcurrucén lo puso de manifiesto. 

“Uno siempre tiene ganas de que le salga un toro así, pero la verdad que el toro fue muy completo desde que asomó por toriles. No se le pudo torear de capote por el viento, además de apretar mucho, pero a partir de ahí, el toro fue muy bravo y muy encastado. Esos toros bravos necesitan de un torero capaz. No cabe duda que Juli estuvo sensacional y una de las faenas grandes que se han hecho en Madrid en los últimos años ha sido esta”, reseña José Luis Lozano.

VIRTUDES Y NO VIRTUDES DEL TORO

La única de las no virtudes que le achaca el ganadero –no se le puede llamar defecto- es la frialdad de salida de un toro que no se pudo recibir a gusto, pero teniendo en cuenta la característica de este encaste se trata de un punto negativo no reseñable en un animal con sangre Núñez. “Además, el viento tampoco le dejó”, afirma en el registro de ganadero Don José Luis.

UN INICIO DE FAENA CLAVE

“Juli se tuvo que salir para afuera. Pero cuando se salió para afuera, el toro cogía los vuelos y apretaba el toro al capote con los riñones. Entonces, a partir de ahí, no le vi ningún defecto más”. Primero hubo que poder con el toro, y Lozano coincide en que ese “fue el secreto del Juli. Fue un comienzo perfecto pro abajo; pudo con el toro y cuando pudo con él, éste respondió”.

SU VIDA EN EL CAMPO: “SI HABÍA PELEAS, LICENCIADO NUNCA SE METÍA EN ELLAS”

La vida de Licenciado en el campo es la de un toro “muy tranquilo. Si había peleas, nunca se metía en ellas. En octubre pesaba 470 kilos y se ha puesto en 40 o 50 kilos más, por lo que tiene mérito”. Sobre la descendencia del animal, afirma que “tenemos un hermano suyo”, añade el ganadero. Y a la pregunta sobre si se quedaría con Jabatillo, Licenciado o Malagueño, Don José Luis Lozano no lo tiene tan claro: “Me quedaría con Jabatillo, pero este está casi al borde. Están parejos…” concluye.