ARTÍCULO

El día que vi a Víctor Barrio


jueves 27 septiembre, 2018

Hablar de amor hacia una profesión que estás dejando, agradecer al que te lo ha puesto difícil en esto y hablar de respeto profundo al animal que le quitó la vida a su mejor amigo es de muy hombres.

Hablar de amor hacia una profesión que estás dejando, agradecer al que te lo ha puesto difícil en esto y hablar de respeto profundo al animal que le quitó la vida a su mejor amigo es de muy hombres.

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO

Era septiembre y el calor achicharraba La Mancha profunda. El sol pegaba como un sindios en la Autovía de los Viñedos a la altura de Mora, ablandaba los faros aún sin encender cuando el valle del Tajo cruzaba Toledo y se convertía en un horno en toda regla al aparcar el coche en Villaseca. Pero merecía la pena… porque aquel día en el que el astro decidió calcinar la actualidad, pude ver de nuevo a Víctor Barrio.

Lo vi en un chavalín sencillo y sincero, con alma de niño y fuego de vida en su espíritu de adulto. Lo vi cuando en un patio de cuadrillas aquella madera de figura potencial se liaba el capote. Lo vi en los gestos, en las muescas a Rafael de Julia, en la franqueza de su estilo, en el toreo caro y alargado que allí le hizo a lo de Baltasar Ibán que tenía delante.

Lo vi en la hechura de torero que tenía –porque la estampa amanoletada de su figura, cual hidalgo seco y quijotesco en el corazón de La Mancha, era calcada a la que parió Grajera-. Lo vi dar la cara, también, con la mismita ganadería con la que vi a Víctor por última vez en una plaza de toros.

Ahora, aquel niño con alma despierta se va de este tinglao con la misma cabeza alta con la que su maestro puede estar allá donde esté. Porque lo que Ochoa ha dicho sólo lo pueden decir los hombres. Hablar de renuncias y de fracasos es de machos–hoy día la sociedad no está dispuesta a la palabra “fracaso” porque sólo el éxito vano es el que vale para la aduana efímera del resultado fácil-.

Hablar de no engañar a nadie, hablar de amor hacia una profesión que estás dejando, agradecer al que te lo ha puesto difícil en esto y hablar de respeto profundo al animal que le quitó la vida a su mejor amigo y compañero es de muy hombres. Como lo es Carlos Ochoa.

FOTOGALERÍA: IVÁN RODRÍGUEZ MOROLLÓN