LA PREVIA DE OTOÑO

Un atractivo sin los nombres habituales


domingo 30 septiembre, 2018

Emilio de Justo, Román hy Ginés Marín llegan a Madrid para despachar un encierro de El Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto

Emilio de Justo, Román hy Ginés Marín llegan a Madrid para despachar un encierro de El Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto

TEXTO: MARCO A. HIERRO / ILUSTRACIONES: JUAN IRANZO

Toda vez que Emilio de Justo confirmaba la víspera que estaría en Madrid después de su cornada de Mont de Marsan, el mismo día que fallecía su padre, uno de los carteles más interesantes del ciclo permanece intacto en el atractivo que siempre mostró. Porque para rematarlo están Román y Ginés Marín, ambos con un dintel madrileño atravesado en su carrera. Y un encierro de El Pueerto de San Lorenzo, más de cuatro décadas seguidas acudiendo a Madrid al menos una tarde cada temporada. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

EMILIO DE JUSTO

El torero extremeño Emilio de Justo es un matador de acusada personalidad, que a base de triunfos está volviendo a sonar en los mentideros taurinos. Francia le abrió sus puertas y bien que lo aprovechó, pero ahora también ha provocado que España tome nota y pueda verse anunciado en numerosos carteles por la península.

Madrid es pieza clave y es uno de los expertos en las últimas campañas en estoquear corridas de Victorino Martín, especialmente tras su resurgir en la temporada 2016 en un festejo de fin de temporada en la plaza de Mont de Marsan. Aquel fue el comienzo, junto a su apoderado Luisito, de la historia que ahora tiene su epicentro en la primera plaza del orbe.

Pero esa historia, reapareciendo de una cornada y con la reciente muerte de su padre, debe rubricarla en Madrid con una corrida de El Puerto que cayó en sus manos por ponerse en manos del sorteo. Está en el momento de estallar definitivamente en una temporada en la que se enfrenta hoy a su vigésimotercer paseíllo, y nunca se había visto tan rodado para comparecer en Madrid. Ni con tantas garantías. Esperemos que no lo condicione la cornada.

ROMÁN

Román ha empezado a contar de verdad entre los futuribles del toreo, y hoy asume un nuevo reto apuntándose al sorteo de Otoño para comparecer por cuarta vez esta temporada en Madrid. Aquel chaval rubicundo que sorprendió de novillero hasta conseguir el apoderamiento de Santiago López en directo y ante las cámaras de televisión es ahora un matador de toros que ya conoce las vicisitudes de la profesión y ya sabe lo que es el parón postalternativa. Por eso su guerra es otra, y pasa por aprovechar cada bala que le llegue a la recámara.

En su favor juega que las que hay son importantes, y se lo ha ganado a base de blandir sus armas: un valor desmedido y fuera incluso de la razón en ocasiones, unas ganas enormes de ser gente en esto del toro y una frescura que, sin embargo, no ha perdido con la adquisición de la borla de matador. Se le vio mucho de novillero, pero precisamente ese parón ha provocado que el matador no esté tan visto… hasta que llegó la salida a hombros de Madrid el pasado verano.

Su concepto del toreo clava las raíces en la quietud y en la exposición, con mucho gusto por sentirse en las cercanías de los pitones y pocos remilgos para pisar el sitio donde los toros hieren. Su trazo es largo, pero priman en él las sensaciones sobre la ejecución, puesto que basa su fundamento en transmitir emociones al tendido, a lo que ayuda su simpatía y su naturalidad -ambas dos llegan con mucha facilidad al que se sienta en la piedra-. Pero a El Puerto, que siempre le embisten un par de toros, hay que responderle toreando de verdad, y ahí debe demostrar su evolución.

GINÉS MARÍN

Para Ginés, que será el figurón del mañana, el cartel de hoy es un arma de doble filo. Tiene tauromaquia y tiene toreo para triunfar en Madrid, pero será un ejercicio interesante ver si tiene armas para remontar una temporada que no ha traíso los resultados que él esperaba ni la conquista de las plazas que demandaba Marín. Es muy nuevo, a pesar de los logros que le han dado el importante estatus que ya ocupa, y sus portentosas condiciones aún evolucionarán más.

Ginés siempre fue un niño sabio, desde que se llevó todos los bolsines sin caballos en los que participó. Es precisamente la inteligencia y la agilidad para ver a los animales lo que lo ha traído hasta aquí y lo que lo puso en un mano a mano con El Juli en uno de los carteles principales del llamado Mundial del Toreo. Pero fue precisamente ese cartel, con su padrino firmando la faena de la feria con Licenciado, uno de los factores que más daño le han hecho esta temporada. Tiene mucha facilidad para acoplarse a las embestidas y para moldear los comportamientos porque cuenta con una técnica inusual en un torero tan joven, lo que le da aún más valor y aún más confianza. Y de ellas tira.

Aún vibra el aficionado con la faena de 2017 con uno de Alcurrucén. A aquel toro le cortó las dos orejas y abrió la Puerta Grande de Madrid, pero no fue menos importante su actuación unos días más tarde en la corrida de la Cultura, cuando sólo la espada impidió que volviese a reventar el portón después de un faenón a un toro de Cuvillo. Pero tras darse cuenta de lo fácil que llega el olvido en el sistema, hoy vuelve a tener una bala con el orbe entero mirando.

PUERTO DE SAN LORENZO

Un Otoño más, El Puerto de San Lorenzo cumple con su cita, desde hace ya más de cuatro décadas, de forma ininterrumpida con la plaza de Madrid. La casa de Lorenzo Fraile es la que mantiene hoy por hoy de forma más viva la llama de Atanasio y de Lisardo, con virtudes que hacen que sea un referente de esta procedencia.

Algo más bajo, algo mejor hecho y algo más rematado está el toro de El Puerto que el original de Atanasio, y eso es obra de Lorenzo y de sus hijos, que han conseguido un toro de verdadera armonía y belleza que, además, embiste con mucha claridad y con mucha franqueza en la muleta. Hoy deberá, sin embargo, volver a demostrarlo, porque en esto de la ganadería, y en Madrid, cada día es un nuevo examen de reválida.

Pero lo tiene más fácil cuando ocurre, como suele, que al menos uno o dos toros de los que llegan de El Puerto de la Calderilla se van detrás del trapo con clase y con transmisión. Por eso la vacada charra es un seguro para Madrid.