BARCARROTA

Leal y Ginés cuajan la calidad de El Parralejo


jueves 22 octubre, 2020

Sólo el acero impidió que no hubiese más botín que las tres orejas del francés y las dos del extremeño

Sólo el acero impidió que no hubiese más botín que las tres orejas del francés y las dos del extremeño

TEXTO: JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO / FOTOS: ÁLVARO SANTIAGO (ANFt)

Juan Leal y Ginés Marín tomaban parte, en la tarde de este 22 de noviembre, de la octava de la Gira de Reconstrucción que se celebraba en la localidad pacense de Barcarrota. Se lidiaba un encierro con el hierro de El Parralejo. 

“Insólito”, de octubre de 2016, era el primero de la tarde, un animal al que Juan Leal saludó con buenas verónicas, con la estampa hierática y llegando hasta el centro del anillo con buen trazo, saliendo suelto el de El Parralejo. Tras el tercio de varas, de nuevo hierático se quedó en un quite por la espalda en el que le cambió el viaje al toro varias veces en cada cite antes del momento del embroque. De rodillas comenzó faena en el centro del anillo, pasándose al animal al que se dejó llegar de lejos por la mano derecha. Desde ese momento, el torero galo dejó un derroche de entrega por ambas manos y de buen toreo, especialmente por la derecha, ante movilidad mansurrona del de El Parralejo, que se rajó en los compases finales del trasteo. Leal intentó sostenerlo entre las rayas del tercio evitando que se fuese a tablas, y ahí sonsacó buenos momentos también por la diestra. Paseó una oreja.

“Fuguilla”, castaño bragado meano corrido, también de octubre del año 2016, era el segundo del festejo, para Ginés Marín. Al animal le recetó el torero extremeño varios doblones con mucho jugo para iniciar faena. Posteriormente, mostró el clasicismo del que siempre ha hecho gala desde novillero ante un animal que le humilló y que le echó la cara abajo. Especialmente hubo algunos naturales que fueron una auténtica delicia. Supo, además, medir las fuerzas de un animal al que no le sobraban. Mató de estocada tendida y paseó un premio.

El tercero, bastote, pero de buena expresión, humilló mucho y quiso tomar las telas de Juan Leal con mucha codicia mientras le duró el fuelle. Pero inlkcuos cuando se quedó sin él se dedicó a perseguir el trapo con intención, mientras el francés se recreaba en cada trazo de la embestida ralentizada. Se sintió superior, Juan, y por eso buscó siempre el tranco de más en cada muletazo, aunque debiera sacrificar la ligazón con una pequeña pausa entre los cites. La echó al suelo el francés, muy despacio, con toda la calidad al ralentí pasando delante de él en 20 muletazos de puro gusto. Luego llegó el final entre pitones, de rodillas, en un alarde del valor que siempre muestra el galo. Un cañón fue con el estoque, lo que certificó las dos orejas que paseó por el anillo.

Bajo de cruz y de buena hechura era el cuarto, castaño y generoso de pitón, que embistió con claridad por el pitón izquierdo, pero volvió al revés a diestras cada vez que tomaba el capote de Ginés Marín en el saludo inconcluso. Pero pronto se fue centrando el animal, bravo en la muleta que fue templando cada vez más un Ginés Marín seguro en su planteamiento. Bien colocado siempre, supo enganchar cada vez más preciso, cada vez más acoplado a la brasa que era el castaño cuando arrancaba. Hasta que terminó entregado a la embestida, dominado por el carácter ganador con que se impuso Ginés para terminar soplándole naturales a cámara lenta. Gran dimensión la del extremeño, que tal vez se pasó un punto de faena, tal era su profunda comunión con la obra. Y hubiera sido de dos orejas de no quedar en media estocada el remate, tardó en caer el animal y fue una única oreja la que terminó en su espuerta.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Barcarrota, Badajoz. Octava de la Gira de Reconstrucción. Corrida de toros. 

Toros de El Parralejo, de buena presencia y juego en general.

Juan Leal, oreja y  dos orejas

Ginés Marín, oreja y oreja