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Un toro Comunista en la alternativa de Manolete


viernes 20 noviembre, 2020

El 2 de julio de 1939, mientras Manuel Rodríguez se doctoraba en Sevilla la Guerra Civil ya había dictado sentencia sobre el futuro inmediato

Un toro Comunista en la alternativa de Manolete

MARCO A. HIERRO

Cuarenta días más uno pasaban de aquel célebre parte de guerra que comenzaba con lo de «Cautivo y desarmado el ejército enemigo…». El bando denominado Nacional se alzaba con la victoria en una Guerra Civil en la que nadie venció. Y ya entonces, el 2 de julio de 1939, se barruntaba el futuro sentenciado por la conclusión del conflicto y el bando de los que iban a escribir la historia a partir de entonces. Ya se olía que a La Maestranza, ese día, iban a acudir pocos ‘rojos’.

Ese día tomaba la alternativa uno de los pilares fundamentales de la historia de la tauromaquia. Ese 2 de julio se hacía matador de toros, en Sevilla, Manuel Rodríguez Sánchez, Manolete en los carteles, al que Manuel Jiménez ‘Chicuelo’ le cedía la lidia y muerte de un toro de Clemente Tassara en presencia de Rafael Vega de los Reyes, Gitanillo de Triana -quien, por cierto, vio doctorarse al Monstruo vestido de luces y de luces lo vio morir aquella aciaga tarde de 1947, cuando abrió el fatídico cartel de Linares-.

En aquel ambiente de casi postguerra, con aquel clima del pensamiento único de quien ha impuesto sus armas, llega al momento más importante de la historia de un mito un toro Comunista. Así se llamaba aquel animal, bautizado así por su reata y renombrado como Mirador para tener la fiesta en paz. Mejor Mirador que Comunista en aquel régimen que casi no había comenzado a gobernar una España que ya estaba sentenciada para las siguientes cuatro décadas.

Durante aquella ceremonia de doctorado, según cuenta la leyenda, se produjo una conversación de las que generan páginas y páginas entre dos monstruos del toreo. Vino a ser, según relata Taurología, algo así:

Chicuelo: El toro es bueno: Manolo ¡suerte!
Manolete: Creo que está mejor por el derecho, ¿no?

Chicuelo: Esta mejor por donde quieras. Tu eres Manolete y lo podrás torear por naturales. Pon aquí el capote y coge la muleta y la «espa». Un abrazo y ¡suerte!´
Manolete: Mi madre me ha «dao» recuerdos «pa Dora», su mujer.

Chicuelo: ¡Pero, hombre! Eso déjalo «pa» después. Ahora, ¡a por el toro!

Las orejas de Comunista, Mirador ya desde entonces para la historia, se fueron a las manos del torero cordobés. Por eso no las luce su cabeza, hoy en el Museo Taurino de Córdoba, donde descansa después de su exhaustiva restauración, que lo convirtió en una escultura con piel. La piel del toro con el que se doctoró el Monstruo.