VALDEMORILLO (MADRID)

Una oreja y dos embestidas


sábado 8 febrero, 2020

Solo Garrido toca pelo con el menos bueno de un lote sobresaliente; Ortega deja una torera faena y De Miranda un arrimón con el sexto

Solo Garrido toca pelo con el menos bueno de un lote sobresaliente; Ortega deja una torera faena y De Miranda un arrimón con el sexto

TEXTO: MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Con dos tercios de entrada arrancaba la primera corrida de la Feria de San Blas y la Candelaria en la tarde de este sábado en el coso de Valdemorillo. Se lidiaba un encierro de Alcurrucén para Juan Ortega, José Garrido y David de Miranda. 

Pronto se lastimó una mano el primero, con caja y presencia pero sin el celo y el empuje, en el primer tercio, para que sirviese en la tela su humillación mantenida. Sólo una verónica le permitió el animal a Juan Ortega en el quite, pero tan buena que rugió el tendido, ávido de excelencias. Y las hubo en la faena de muleta. Empezando por el inicio, de doblones imperiosos saliendo hacia los medios con cadencia para aprovechar el ritmo que solo tuvo el animal en ese momento. Lo demás fue proponerlo muy puro, muy bello, con un primer tramo del muletazo portentoso y mas regular del embroque hacia adelante porque el castaño no cumplía con su parte. Faena de toreria, de sello, pero también de necesidades no cubiertas, porque el pinchazo y la media estocada delantera no le llevaron al trofeo. Ovación. 

También el girón segundo humilló para tomar las verónicas encajadas que le propuso José Garrido, pero también le faltó convicción para terminar de rebozarse en el saludo bien propuesto y bien abrochado con una media a cámara lenta. También el quite por chicuelinas tuvo empaque y la mano abajo, para lucir, pero también para apretar. Lo huzo con la muleta cuando ya mediaba la faena, porque fue para el animal el inicio, y para afianzarlo de cara a un final más exigido. Todo con la máxima corrección, con la máxima limpieza, pero al límite del sentimiento que le caracteriza y que suele presidir sus faenas. Es la primera del año. Se le fue desprendida la estocada y escuchó una ovación. 

Tuvo mejor son que brillantez el saludo a la veronica de David de Miranda al tercero, pero es que el de la cara de bruto se comportaba en el percal como decía su aspecto. Por eso se echó el capote a la espalda en el quite David para pegarle saltilleras de mucho ajuste. Pero todo cambió con la muleta, porque al animal le dio por echar el freno en los cambiados del inicio y no supo David otorgarle a su corto viaje la largura que necesitaba. Muy rígido al torear, tal vez los nervios de la primera del año se le metieron bajo el brazo para que sólo la estocada tuviese el brillo que el torero necesitaba. Ovación. 

Quiso ralentizarle tanto la embestida Juan Ortega a la clase del cuarto que le enganchó un par de verónicas por dormirse en la excelsa calidad del trazo para aprovechar la no menos excelsa humillación. Pero hasta ahí llegó la calidad de la faena, porque con la muleta venía el toro mejor que se iba y eso perjudicó el toreo de un matador de luce menos cuando tiene que poner la técnica por delante del corazón. Mal con la espada, escuchó silencio. 

Entre palmas de tango saludó Garrido al sexto porque el tendido protestaba con insistencia su falta de trapío, por lo que tampoco se le prestó atención al buen lancear del extremeño. Por eso se empeñó en quitar después a la verónica, pero ahí se encontró con la dulzura sin entrega de un animal que salía con la cara natural de cada embroque. De rodillas comenzó el trasteo Garrido, explosivo para intentar que se metiese el tendido en faena, pero el tendido quiso afearle el gesto por la falta de presencia del toro. Fue, sin embargo, una faena cabal, asentada e inteligente, sensacional en toques y trazos a toro parado con la zurda, y rematada con una estocada de premio para cortar una oreja. 

Ni un pero se le podía poner al sexto, al que se pasó por la faja David de Miranda en las tafalleras del quite, con susto incluido al zancadillearlo el toro en una de ellas. Mejor anduvo con la muleta, con la que tuvo asiento y ritmo hasta que se quedó sin fuelle el animal. Luego llegó el arrimón, con sincero valor para andar en los terrenos de cercanías, pero con un remate de estocada muy desprendida que lo dejó todo en ovación. 

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Valdemorillo, Madrid. Segunda de la feria de San Blas y la Candelaria. Corrida de toros. Dos tercios de entrada. 

Toros de Alcurrucén, de humillación sin empuje el soso primero, con empuje humillado y clase el buen segundo, de movilidad a menos el bruto pero manejable tercero, de movilidad pegajosa el entipado cuarto, de nobleza sin transmisión el quinto, falto de arboladura, de movilidad aprovechable a menos el sexto. 

Juan Ortega, ovación y silencio. 

José Garrido, ovación y oreja. 

David de Miranda, ovación y ovación.