DAX

Daniel Luque homenajea a Pedraza brillando en su plaza talismán


domingo 27 septiembre, 2020

López Simón y Álvaro Lorenzo firmaron actuaciones más importantes que los silencios de la ficha

López Simón y Álvaro Lorenzo firmaron actuaciones más importantes que los silencios de la ficha

MARCO A. HIERRO / FOTOGALERÍA: JEAN DOMINIQUE LACROIX

La ciudad francesa de Dax acogía, en la tarde de este 27 de septiembre, una corrida de Pedraza de Yeltes con la que hacían el paseíllo Daniel Luque, López Simón y Álvaro Lorenzo. Con los himnos español y francés rompió el paseíllo, con todo el papel vendido. Y toda la plaza en pie ovacionó a Luis Uranga, propietario del hierro de Pedraza de Yeltes, al recibir las llaves de la ciudad de Dax de manos de su alcalde.

Serio el primer castaño de Pedraza que salió de chiqueros, que volvió sobre las manos en el percal de Luque, impidiendo que brillase el sevillano con la capa. Complicado en banderillas, le puso las cosas difíciles a Juan Contreras en una buena lidia que terminó con un susto al echarle mano al entrar en el burladero, afortunadamente sin consecuencias. Pero no tuvo prisa Luque por torear y optó por construir. Y por buscar la distancia, el toque preciso y el asiento para saber exigir de mitad de tanda hacia adelante, cuando ya tenía convencido a un animal que lo que siempre tuvo fue fondo de calidad. Por eso fue agradecido con la lidia perfecta de Daniel, que saboreó una tanda con la mano izquierda de milimétrica precisión al enganchar, de profundo trazo y reunión en los embroques, casi imposible de pensar durante el tercio de banderillas. Porque esa fue la gran virtud del sevillano, que le cortó una oreja a este abreplaza después de una estocada contundente. 

El segundo se partió un pitón nada más pisar el ruedo e inmediatamente se devolvió a los corrales. También de Pedraza era el sobrero, que tuvo la virtud de humillar siempre, pero el defecto de embestir desordenadete en el capote de López Simón. Y tuvo cotas de buen nivel la faena, como el inicio de cambiados, aguantando mucho en la revuelta inmediata del de Pedraza. O en las primeras series, en las que viajó larga la muleta, con el toro humillando y colocando con mucha calidad la cara en una muleta que, de repente, olvidó esa largura y sacrificó la distancia en favor de las cercanías. Pero no llegó su toreo al tendido como él pretendía. Silencio.

Un poco más estrecho de sienes estaba el grandón tercero, pero descarado también de pitones. Humillando menos en el saludo de Álvaro Lorenzo y después, en el quite por chicuelinas de Daniel Luque, tras haberse empleado en dos buenos puyazos de Juan Bernal. Gran tercio de banderillas el que protagonizaron Rafael González y Alberto Zayas, obligados a desmonterarse. Ya en el inicio templado y torero por ambos pitones del toledano le cantó el animal que no le iba a durar mucho la entrega. Y fueron apenas un par de series, antes de venirse a menos. 

Al cuarto, menos descarado y peor hecho, le dejó Daniel Luque un manojo de verónicas de gran cadencia y armónico compás hasta el remate a una mano, muy celebrado desde el tendido. Empujó con intención el animal, pero con un sólo pitón en el primer encuentro. Más fijo y humillado en el segundo, que a penas señaló El Patilla, midiendo el castigo. Y fue dejando que fuera el animal a su aire, componiendo mucho mientras dejaba el trapo a media altura, indicando el camino sin molestar con mucha suficiencia. Pero no fue agradecido este como el abreplaza, ni tuvo tanto fondo ni entregó la humillación, por lo que la apuesta del sevillano, que siempre buscó el toreo, resultó infructuosa a los niveles que pretendía, pero sí dejó clara cuál era su intención. Lo mató al encuentro mientras sonaba un aviso y en ovación quedó su afán.

Arreado salió López Simón a enfrentarse con el quinto, un toraco negro de gran alzada y tremendo corpachón que, sin embargo, no lucía mala hechura. Brillante fue el saludo a la verónica, con el toro luciendo humillación a pesar de su altura. Le dieron distancia al toro para acudir a la montura de Ángel Rivas, a donde llegó con fijeza y empuje en una segunda vara. Más asentado con este el de Barajas, supo enganchar en la media distancia para ligar con seguridad, pero sobre todo acertó con las pausas y los tempos entre series para darle fuelle a un animal de muy aprovechables embestidas. Se palpó menos en la grada el toreo al natural porque venía el toraco más dormido, pero había que tirar de bragueta para aguantar a pie firme esa llegada tontorrona y lo hizo Alberto sin un mohín. No era nada fácil el final entre pitones, pero no se lo valoró el tendido, que llegó a pitar su ejecución. Silencio.

El astifino cierraplaza se frenó en la capa de Álvaro Lorenzo, caminó de lado y se mostró siempre remiso a acudir a las telas que le ofrecían en los primeros tercios. Y no mejoró su comportamiento después de su paso por el caballo, por lo que llegó con muchas complicaciones a la muleta de Álvaro Lorenzo. Toro incómodo que gazapeó mucho, ni vino ni se fue con calidad alguna y no permitía brillar a un Lorenzo al que no le valía el temple con el insulso Pedraza. Pero se asentó de plantas, tiró de clase y de orgullo y dejó una actuación de importancia para cerrar la tarde. Pero lo pinchó y no hubo premio para el toledano.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Dax, Francia. Corrida de toros. Lleno.

Toros de Pedraza de Yeltes, impecables de presentación. De buen fondo y exigencia máxima el serio primero; devuelto el segundo por partirse un pitón; de gran clase y embestida colocada el buen segundo bis; embestidor a menos el tercero; de media altura poco transmisora el vulgarón cuarto; con humillación y entrega el grandón quinto; pasador sin entrega el informal sexto.

Daniel Luque (rosa y oro): oreja y ovación tras aviso.

López Simón (gris perla y oro): silencio tras aviso y silencio tras aviso.

Álvaro Lorenzo (canela y oro): silencio y silencio tras dos avisos.