EDITORIAL

Este puede ser el escenario de la nueva esperanza para 2021


sábado 2 enero, 2021

Esto es lo que podría ocurrir en el primer tramo de un año en el que todo el sector está seguro de la máxima: regeneración o muerte

Esto es lo que podría ocurrir en el primer tramo de un año en el que todo el sector está seguro de la máxima: regeneración o muerte

El toro debe volver a salir a una plaza. Si no, jamás recuperaremos a un sector que las ha pasado de a kilo a lo largo de una temporada en la que sólo en Córdoba se dieron toros de primera. Durante un buen número de meses de travesía por el desierto poníamos nuestra fe en muchas cosas, pero fue Pfizer quien llegó para ralentizar corazones que ya latían al borde del infarto. Y no, aún no se ha logrado nada. No, no hemos conseguido que la inexistente industria del toro se ordene para seguir subsistiendo, pero ya estamos todos esperando que salga el toro otra vez. Como si fuera el maná llegado del cielo.

Aún tienen que ocurrir muchas cosas para ello. Entre otras, que se vaya solucionando una situación social que actualmente da -y empeorará durante algún tiempo por el arrastre de esta crisis- para pocas bromas. Pero confiemos en que volverá a producirse el milagro y el aficionado, el verdadero soporte de este tinglado, se gastará en toros el euro que le vaya sobrando de su malabarismo a fin de mes. 

Puede que Pfitzer cambie la sociedad tal como nos la dejó el asqueroso bicho, pero hará falta mucho más para arreglar los males del toreo. Entre otras cosas porque la inoperancia de los que lo gobiernan han olvidado que esta fiesta vive del público y debería idearse de cara a él. De su mano, y no de espaldas; con su apoyo y no sólo con su dinero; con su participación, y no sólo con su cartera. Con ideas nuevas para reinventar, y no con argumentos manoseados para reconstruir. Porque el toreo no aguantará mucho más tras esta reconstrucción ni las manos que mecen esta cuna rota por exceso de acunadores, que prefieren criticar al que ejerce por ejercer, porque este ejercicio deja con el culo al aire sus excusas para no abrir las plazas. Recintos, por cierto, que suspenden sus ferias por razones sanitarias cuando es la empresa la que se juega los cuartos, pero celebran festejos cuando la pasta la pone el ‘Plus’. Hemos tenido una oportunidad única para reinventar la tauromaquia, para convertirla en una industria, en un gremio fuerte, unido y poderoso contra las amenazas externas. Pero preferimos reconstruir. Y esto nos deja con el culo en la picota cuando ha llegado el momento.

ESCENARIO TORO

Ya sabemos algunas cosas que irán sucediendo a lo largo de esta primavera de la inmunización. Sabemos que Castellón dará toros, porque nos lo confirmó su empresario, pero no sabemos cuándo lo hará. Sabemos también que el Ayuntamiento de Sevilla optó por suspender por delante la Feria de Abril de 2021, pero aún no se ha pronunciado la empresa Pagés al respecto. Cuentan las lenguas de doble filo que volverá La Maestranza a ver un pitón en Resurrección, en una temporada que se dividirá en dos fines de semana (los dos que hubieran sido de feria) de tres festejos cada uno y que se celebrarán otros tres allá por San Miguel, cuando parece ser que el virus -al menos este- será ya un mal recuerdo.

Y será por el mes de abril cuando se vayan aclarando las cosas, porque para entonces el campo debe volver a tener futuro. Cada pitón debe tener un destino para su lidia o el destino de los pitones será negro, como se encargaba de resaltar Juan Ignacio Pérez Tabernero. Puesto que no sabemos aún qué sucederá en Madrid, aunque ya se viene contando que se intentarán salvar las fechas señaladas de la primavera venteña. Lo de San Isidro, como explicaba Rafa Garrido, el empresario, parece más precipitado, pero por qué no trasladar las fechas y volcar sobre el verano -cuando parece que regresará la ansiada normalidad de siempre- el grueso de los festejos. Será un cambio de fechas, una reorganización de costumbres, Pero mejor eso que quedarnos de nuevo sin toros y apuntillar de esa forma lo que quede del toreo.

Será para el verano, parece ser. Y entonces veremos quién acertó, quién se quedó con los toros justos, con las cabezas equilibradas y con la nariz fuera del agua cuando estaba ya sobrepasando el cuello. Y entonces veremos, además, cuánto hemos aprendido de la situación más límite de nuestra historia reciente. Aunque eso, según ha cazado la perrina, se nos antoja escaso…