VENEZUELA

102 años de la inauguración del Nuevo Circo, la Plaza de Caracas


viernes 29 enero, 2021

Un homenaje a don Carlos Salas, periodista caraqueño convertido en notario de la historia fundamental de los toros en Venezuela.

Un homenaje a don Carlos Salas, periodista caraqueño convertido en notario de la historia fundamental de los toros en Venezuela.

Por Víctor José López  EL VITO

Le cuento a José Luis Ramón, apreciado amigo y  el último director del semanario 6 Toros 6, que cuando Juan Belmonte vino a Venezuela hace ya 102 años exactos, llegaba procedente de El Callao donde había abordado el vapor Montserrat. Llegó Juan Belmonte a Puerto Cabello el 5 de marzo de 1918 procedente de Lima, donde había dejado ilusionada a Julia Cossío la bonita limeña que habría de convertirse en su esposa.

El enlace matrimonial ocurriría tras de una brevísima faena entre notarios que debía realizase ante testigos, folios y documentos cara a las autoridades civiles peruanas.

Entrando en corto y por derecho, el matrimonio de Juan Belmonte fue un enlace por poder.

El mismo día que Belmonte llegó a Puerto Cabello, abordó uno de los dos hispano-suizo que el presidente de la República, el general Juan Vicente Gómez, su amigo, le envió para que se desplazara a Caracas. El viernes 8 de marzo de 1918 Juan Belmonte visitó las obras del complejo multiuso del Nuevo Circo en funciones de un experimentado inspector que rendiría información al general Gómez. Fue recibido por el general Eduardo Mancera, inspirador e iniciador de la obra quien estuvo acompañado por distinguidas personalidades del gobierno de la República de Venezuela. Belmonte le informó a Juan Vicente Gómez de lo que vio y cómo lo vio. Lo que fue tomado en cuenta.

A los días de su inspección, el 10 de marzo, Juan Belmonte inició su temporada de Caracas, contratado por la empresa del viejo Circo Metropolitano con una corrida toros procedente de los potreros del general Juan Vicente Gómez en  Mariara que, como era la costumbre en Venezuela habían sido seleccionadas para la lidia. Belmonte se presentó en el Circo Metropolitano de Caracas. Lo hizo en compañía del peruano Luis Canessa y del bilbaíno Rufino San Vicente, Chiquito de Begoña, matador de toros vasco con quien había alternado en el Perú en las plazas de Acho en Lima, Cusco y Arequipa. El trianero repitió en la capital venezolana el 19 de marzo, tarde de triunfo a lo Belmonte, es decir entre ovaciones y con salida a hombros por la calles de la ciudad a hombros de un público enloquecido.

La temporada de Belmonte, exitosa y fascinante como todo lo que le rodeara la vida del trianero fue de gran estímulo para el remate de las obras del Nuevo Circo de Caracas.

Leemos en el Nuevo Diario, periódico caraqueño afecto al régimen que “el gobierno del Distrito Federal construyó una red de tranvías con el propósito de facilitarle a la población el acceso a los diversos espectáculos, que se programarían en el edificio multiuso. La red de railes cubría el pavimento del corazón en el viejo casco de la capital venezolana llegando desde el Boulevard de El Cristo hasta el Nuevo Circo” (El Nuevo Diario, 7/10/1918).

“Día por día era mayor la expectativa, comenzaba ante los preparativos que la Empresa Nuevo Circo de Caracas para el estreno de este soberbio edificio que representa uno de los triunfos arquitectónicos más grandes de los ingenieros venezolanos Chataing y Muñoz Tébar, se había convertido en objeto de frecuentes visitas al edificio, orgullo de la Caracas modernizada.” (El Nuevo Diario, 19/1/1919)

A las 4:30 p.m. del 26 de enero de 1919, fue inaugurado el Nuevo Circo de Caracas con dos toreros vascos en el cartel, dos donostiarras para más señas que actuaron mano a mano aquella tarde de inauguración. Serafín Vigiola Torquito y Alejandro Sáez Alé. Los toros procedían de los potreros de Bucarito, dehesas pertenecientes al general Juan Vicente Gómez. Según el cronista taurino Vara Rota, el resumen de la corrida es el siguiente: “… palmas a la Empresa por los esfuerzos realizados. Torquito, colosal. Alé, regular. Bombita y Niño de Rubio, sobresalientes. Los demás, estorbando mucho” (El Nuevo Diario, 26/02/1919 y El Universal, 27/02/1919).

LA HERENCIA DEL METROPOLITANO

Hasta esa fecha en Caracas las corridas de toros se organizaban en el Circo Metropolitano, vieja plaza de toros de la ciudad inaugurada el 2 de febrero de 1896 por dos toreros gaditanos. Manuel Hermosilla y Francisco Jiménez Rebujina. El Metropolitano había sustituido las destartaladas plazas de madera donde se celebraron los espectáculos en tiempos de la colonia y posteriores a la Independencia. Tuvo un aforo para 4 mil 500 espectadores, y fue escenario para la presentación de afamados toreros y para el desarrollo de espadas venezolanos que, como Eleazar Sananes Rubito y Julio Mendoza, se convirtieron piedra angular del escalafón taurino nacional

El Nuevo Circo fue el escenario más importante para el desarrollo y proyección de la fiesta de los toros de Venezuela en sus 100 años de existencia. Aquella, su primera temporada, la de 1919, marcó el rumbo de la fiesta de los toros por más de ochenta años. Los primeros y muy importantes pasos se dieron con el toro criollo. Un vacuno que procedía del bous taurus y que, por razones económicas y políticas desaparecería absorbiéndole el bous indicus. Cruzas que con el paso de los años hicieron del toro criollo un animal imposible para el lucimiento artístico de los toreros.

LA ERA DE SANANES

El primer triunfo de un torero en la arena del Nuevo Circo ocurrió el 26 de septiembre de 1920, cuando Alejandro Sáez Alé fue premiado con un rabo tras ejecutar una faena aclamada por el público. La historia de la fiesta en Venezuela registra con destacada importancia el arribo a Caracas de Eleazar Sananes Rubito, torero caraqueño de origen sefardí que venía de Lima, Perú, como triunfador de la temporada en la plaza de Acho de 1921. Fue recibido en la Estación del Ferrocarril de Caño Amarillo el 3 de marzo a su regreso de Lima, ciudad que le reconoció en el triunfo, y, como consta en diarios de la virreinal urbe, triunfó en la plaza de Acho. Sananes debutó en el Nuevo Circo el 24 de marzo mano a mano con Manuel Molina Lagartija y cortó dos orejas saliendo a hombros. A la semana, en otro mano a mano, toreó con Julio Mendoza, que por años sería su más enconado rival. El Negro Julio, caraqueño como Rubito, que se convertiría en gran rival de Eleazar Sananes. Rubito recibiría la alternativa en Madrid, en tarde de festejo Regio conmemorativo del aniversario de Alfonso XIII y Mendoza lo haría en Salamanca, confirmándola más tarde en Las Ventas. Ambos toreros abrieron un amplio camino en una España generosa en bondades para la formación de espadas profesionales venezolanos.

La primera y única Corrida Regia celebrada en Venezuela tuvo lugar en el Nuevo Circo de Caracas el 9 de mayo de 1921. Fue en honor a SAR el Príncipe D. Francisco María de Baviera y Borbón, corrida en la que participaron Francisco Rivera Pérez, Rubito y Julio Mendoza. Lleno rebosante en la plaza, por lo que fue necesario acondicionar la azotea del Palco Presidencial.

LOS BIENVENIDA EN CARACAS

Para la temporada de 1922 se anunció la adquisición en España de toros procedentes de las ganaderías de Veragua y de Villagodio, reses adquiridas por el matador de toros Isidro Martí Flores quien, en julio de 1921, había resultado herido en Beziers, Francia, por un toro de Pérez Tabernero. Flores, herido y sin haberse curado y por cumplir con la negociación de los toros españoles para la temporada de Caracas, se embarcó a Venezuela. En el viaje de agravaron sus heridas y como consecuencia murió en Caracas el 6 de diciembre de 1921. El 8 de enero de 1922 se celebró la Corrida Homenaje Póstumo a Flores con cinco toros criollos y uno de Veragua, primer toro español lidiado en el Nuevo Circo. Actuaron aquella tarde Joselito Martín, Alejandro Sáez, Rodalito, Carrerito, Rubito y Marinero. En marzo del año 22 hizo su presentación en el Nuevo Circo Rafael El Gallo. El hermano mayor de Joselito se presentó tres tardes. Alternó con Angelete y El Andaluz. En la corrida del 5 de marzo, El Gallo tuvo una tarde de inspiración triunfando clamorosamente.

La temporada de 1928, plena de carteles con nombres de diestros de renombre, logró su cenit el 8 de marzo con la presentación de los becerristas Pepe y Manolo Bienvenida ¡Todo un éxito! Repitieron los hijos del Papa Negro el domingo 14 otro triunfo. La tercera actuación de los Bienvenida fue el 25 de marzo, para la que el general Gómez les regaló a los niños toreros dos toretes de media casta La cuarta presentación consecutiva de los becerristas Pepe y Manolo Bienvenida fue el 15 de marzo cuando lidiaron toros criollos de don Emilio Llamozas y dos toretes media casta de La Providencia. Fue la tarde de la despedida de los hermanos Bienvenida.

GONZALO GÓMEZ DUEÑO Y SEÑOR

Al concluir el año de 1928, el coronel Gonzalo Gómez, hijo del Presidente de la República adquirió la propiedad de la plaza de toros Nuevo Circo. Entre las reformas que propuso redujo el tamaño del ruedo. Como empresario Gonzalo Gómez inauguró la temporada invernal de 1930 con toros de su ganadería La Quebrada, con Victoriano Roger Valencia II como atracción del cartel y de la temporada. El 9 de noviembre se presentó Cayetano Ordóñez Niño de La Palma con una impresionante actuación meritoria de las orejas y el rabo de un gran toro de La Quebrada. Repitió el maestro de Ronda y fundador de la dinastía el 23 de noviembre para triunfar con corte de tres orejas y un rabo.

Niño de la Palma y Valencia II alternaron en mano a mano con dos toros puros de Esteban Hernández, divisa azul celeste, encarnado y blanco y cuatro toros de La Quebradita el 7 de diciembre. Relata don Carlos Salas que “Victoriano Roger en su tercer toro, Lapistero de nombre, negro, meleno, bragado, cuando realizaba una faena a base de naturales imponentes y adornos sobrios y elegantes al compás de la música suspendió la faena. La presidencia, a petición del empresario don Gonzalo Gómez ordenó fuera retirado el ejemplar de don Esteban Hernández a los corrales, dada su bravura y excelentes condiciones de toros de lidia; se armó el gran escándalo en el público, que pedía a gritos siguiera la faena. La protesta fue sofocada por la policía ya que tomaba caracteres de tragedia”. … Debido al escándalo y protesta en esta corrida, don Gonzalo Gómez, dueño y señor de la Empresa Taurina y de la Plaza de Toros e hijo del “dueño de Venezuela”, el General Juan Vicente Gómez, resolvió continuar la temporada en la plaza de toros de La Victoria, estado Aragua.

MUERE GÓMEZ, EL GRAN BENEFACTOR

En diciembre de 1935 murió el general Juan Vicente Gómez, quien fuera propietario del poder público y del destino de la República de Venezuela durante 27 años. Fue Juan Vicente Gómez el hombre que sembró la fiesta de los toros en Venezuela. Él y sus hijos construyeron plazas de toros, entre ellas el Nuevo Circo de Caracas y la Maestranza de Maracay además de las plazas de La Victoria y Arenas de Valencia. Fundó ganaderías como la ganadería La Quebrada, La Providencia y la de Guayabita con reses de la vacada cordobesa de Pallarés del Sors, un pie de cría adquirido gracias a su amistad con don Antonio Cañero y Juan Belmonte.

En 1936 se celebraron 22 festejos en la plaza de Caracas, uno de ellos de gran importancia para Venezuela organizado el 23 de febrero por el empresario Capriles Power con toros de Pallarés, que eran entonces propiedad del Banco Agrícola y Pecuario. La ganadería de Pallarés del Sors fue la vacada base para la formación de la ganadería prócer nacional, la ganadería de Guayabita, que en ese momento era administrada por el gobierno que la había expropiado a los herederos del general Juan Vicente Gómez, difunto presidente de la República de Venezuela.

La ausencia de Gómez en la cima del poder se manifestó en la merma de festejos en la temporada del Nuevo Circo y, hecho notorio, el que un ente público como el Banco Agrícola y Pecuario administrara la única ganadería de lidia que había en Venezuela, producto de una selección realizada en Córdoba por don Antonio Cañero y Juan Belmonte a solicitud de sus buenos amigos los hermanos Gómez Núñez, hijos del general y grandes benefactores del asentamiento y desarrollo de la Fiesta de los Toros en Venezuela.

En 1937 se redujo a ocho corridas la temporada, incluyendo el tradicional ciclo económico. Fueron contratados para el Nuevo Circo Joaquín Rodríguez Cagancho, Fernando Domínguez, Curro Caro, Alfredo Corrochano, Pepe Gallardo, Chiquito de la Audiencia, Carnicerito de Málaga, Julio Mendoza y Juanita Cruz.

EL FRACASO DE DOMINGO ORTEGA

En enero de 1938 fue la presentación del toledano Domingo Ortega, contratado en Lima por el empresario sevillano Eduardo Pagés, quien organizó una temporada de cinco tardes en el Nuevo Circo. Llegó el maestro de Borox con merecida fama de figura. La Empresa de Pagés adquirió toros de la ganadería peruana de La Viña y el debut de Ortega fue el 10 de enero alternando con Carnicerito de Málaga para lidiar toros peruanos de La Viña de don Víctor Montero. Fueron cuatro las corridas con toros de La Viña y una de reses españolas de Pallarés. El fracaso de Ortega fue absoluto, al extremo de escuchar los tres recados la tarde de su debut ante los toros peruanos y la tarde que actuó en solitario con toros españoles del Marqués de Los Altares y tres de Pallarés.

La ganadería de Pallares, importada por don Florencio y Juan Vicente Gómez Núñez, hoy las afamadas ganaderías de Benítez Cubero y Lora Sangran, lidió sus primeros productos nacidos en Venezuela en 1939 con el nombre y divisa grana y oro de Guayabita. Fue el 17 el de septiembre en una corrida de toros en el Nuevo Circo organizada por Teodoro Aponte, para la presentación en Venezuela del gran de Lorenzo Garza y la reaparición del zamorano Félix Rodríguez II. Los toros de Guayabita fueron bautizados con los nombres de Atrevido, Clavellino, Lunarito, Perdigón, Chaparrito y Castellano, Garza dejó muy grata impresión, cortándole la oreja a Chaparrito y siendo muy ovacionado toda la tarde. Se repitió el mano a mano el 24 de septiembre, también con toros de Guayabita desiguales en presentación y mansos de comportamiento.

Andrés Gago organizó la temporada invernal de 1939 – 1940, con reses españolas procedentes de las dehesas del Marqués de Villamarta, Surga, Felipe Bartolomé, Santa Coloma y Miura y contrató a Manuel Jiménez Chicuelo, Antonio García, Joaquín Rodríguez Cagancho, el mallorquín Jaime Pericás ídolo de las damas, Pepe Gallardo y a José Ignacio Sánchez Mejías.

MÉXICO DICE PRESENTE

En 1940 el Nuevo Circo de Caracas pasa a ser propiedad de Luis R. Branger, según documento registrado este día bajo el nº 39, Tomo 4, Protocolo Primero, del Registro Inmobiliario del Segundo Circuito del Municipio Libertador del Distrito Capital (Tribunal Supremo de Justicia, Decisiones). Branger compra el edificio a Gonzalo Gómez, quien también le vende la plaza de Toros de La Victoria. La temporada de Andrés Gago dejó positivo impacto entre los aficionados, ello estimuló al empresario Vicente Pastor organizar una temporada con la Cuadrilla Juvenil Mexicana y reses de Guayabita. Cuadrilla de muy jóvenes toreros que integraban los hermanos Juanito Vela y Pepe Vela, Manolo Torres y los banderilleros José Ávila, Antonio Tovar y Raúl Vanegas, siendo los picadores Jesús Fernández Veneno y Tomás Villegas Agujetas. Director artístico Eugenio Alvarado. Los novillos de Guayabita resultaron extraordinarios. Juanito Vela en el quinto novillo cortó las orejas y el rabo el 14 de abril cortó orejas y rabo y el 21 de abril triunfó con novillos mexicanos procedentes de la ganadería tlaxcalteca de La Laguna. Manolito Torres fue el triunfador al cortar dos orejas y rabo al último novillo y salió en hombros de multitud en la plaza caraqueña. Aquella fue la primera vez que se lidiaron en Venezuela reses de procedencia mexicana. Para el 28 de abril se contrató una corrida de la emblemática ganadería mexicana de Piedras Negras y Manolo Torres volvió a triunfar en tarde que cortó dos orejas y rabo.

De esta temporada surgió una competencia entre Guayabita y La Laguna, con una gran entrada en el Nuevo Circo triunfando Juanito Vela y Manolo Torres. Se iniciaba un idilio entre la afición caraqueña y los toros de México. Sociedad de mutua admiración que se confirmaría en la temporada de febrero de 1941 con los toros de La Laguna lidiados mano a mano por Carlos Arruza y Arturo Álvarez El Vizcaíno quien fue corneado por el sexto toro. Arruza con Polvorín realizó gran faena cortando las dos orejas y rabo. Completó la temporada una corrida de Zotoluca y otra de Piedras Negras. Los nexos de Carlos Arruza y Andrés Gago, torero y apoderado, crearon vínculos muy fuertes con Caracas y los hermanos Andrés y Fernando Gago, la plaza del Nuevo Circo y el empresario exitoso que descubrió la mina del toro mexicano para exponer cada temporada su joyel taurino de ases españoles por él representados.

LOS DOMINGUÍN

El 6 de julio de 1941 Domingo González Mateo Dominguín presentó en el Nuevo Circo de Caracas a sus hijos Domingo, Pepe y Luis Miguel. Luis Miguel, el menor, fue el triunfador al serle otorgado las orejas de uno de los buenos toros de Guayabita. Aquella tarde nació una relación muy importante entre Caracas y los Dominguín, en especial con Luis Miguel que fue un torero tan de Caracas.

El empresario Carrerito repitió el cartel el 13 de julio agotándose el papel para la segunda presentación de los hijos del Tiburón de Quismondo en la capital venezolana, en las que Pepe y Luis Miguel cortaron orejas y salieron a hombros. La cuadrilla de los hermanos González Lucas estuvieron integradas por los picadores Manuel Suárez Aldeano y Luis Pinillos Umeño y los banderilleros Cástulo Martín, Ginés Hernández Ginesillo, Mauricio de la Rubia, Próspero Herrera Capita y Adolfo González Manforte… Todos destacarían más tarde en momentos de la historia grande del toreo en Caracas.

En agosto de 1941 se presentó en el Nuevo Circo el maestro Fermín Espinosa Armillita Chico, contratado por el taurino español Emilio Cebrián, quien más tarde destacaría en Venezuela como apoderado de Joselito Torres. Cebrián representó al Maestro de Saltillo dos tardes en las que Armillita se presentó en el Nuevo Circo los domingos 1º y 8 de agosto mano a mano con Silverio Pérez. Armillita cortó un rabo la primera tarde y cuatro orejas y un rabo la tarde del 8 de agosto de 1941.

La temporada de 1943 fue extensa, muy rica en acontecimientos. Se celebraron 24 espectáculos entre corridas de toros y festejos económicos originándose una competencia entre importantes empresarios como don Horacio Carrasquero y el sevillano Andrés Gago. Fue el año de la presentación de Mario Moreno Cantinflas en Caracas, y la temporada de los grandes los triunfos de Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana.

MANOLETE

Cuando el nombre de Manolete cundía por el mundo, se anunció en Maracay su presentación para dos corridas de toros organizadas por Andrés Gago. Hubo la intención que antes se presentara en el Nuevo Circo pero las autoridades taurinas del Distrito Federal no autorizaron las reses de Guayabita por no reunir el trapío los ejemplares seleccionados para la presentación del “monstruo” en Venezuela. Andrés Gago, enamorado de Venezuela y consciente de lo que significa Caracas solicitó el permiso para presentar a Manuel Rodríguez Manolete en el Nuevo Circo. Lo hizo en un festival el 19 de mayo de 1946.

A través de sus 100 años y permanente actividad taurina en el Nuevo Circo se han celebrado muchos y muy importantes festivales, pero aquel de Manolete fue trascendental por su significado y porque cuando aún con el sabor de lo disfrutado en la arena, lo vivido en la plaza y en la ciudad, los aficionados sufrieron del impacto de su trágica muerte en Linares. El festival se celebró a beneficio de la Campaña Nacional de Alfabetización con novillos de Guayabita. El cartel estuvo integrado por Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana, Manolete, Julio Mendoza y los hermanos Oscar y Ricardo Martínez. Este festival fue el adiós de Manolete a Venezuela, y su despedida de América porque a dos meses y días la muerte le esperaba en el pitón izquierdo del toro Islero de la ganadería de Miura en la plaza de Linares cuando el cordobés murió matando.

IDILIO PROCUNA Y CARACAS

En diciembre de 1946 la Empresa de Alejandro Arratia Oses, hombre de radio y de mercadeo muy ligado a la fiesta, presentó primera corrida de la Temporada con toros mexicanos de La Trasquila. Contrató a un grande en la historia taurina criolla, Julio Mendoza, que en su reaparición en el Nuevo Circo cortó tres orejas y rabo, Luis Procuna estuvo fatal, viendo irse un toro al corral y el León de León Antonio Velásquez estuvo voluntarioso. Para la segunda corrida, el 15 de diciembre también con toros de La Trasquila y de Guayabita el mexicano Luis Procuna se convertiría en ídolo de la afición de Caracas gracias a su triunfo sin precedentes en Caracas. El Berrendito de San Juan cortó las dos orejas, el rabo y una pata del bravo toro Caraqueño de La Trasquila tras una emotiva y muy original faena rematada con soberbia estocada. Desde aquel 15 de diciembre de 1946 Caracas tuvo un torero que solo otro Luis superaría en afecto e idolatría, Luis Sánchez Olivares Diamante Negro. Procuna alternó aquella con Antonio Velásquez y Julio Mendoza.

Y LLEGÓ EL DIAMANTE

La temporada de 1948 comenzó con los malos augurios desplegados durante la Temporada del Instituto Nacional de Alfabetización con los estruendosos fracasos de madrileño Manolo Escudero, y del cordobés Agustín Parra Parrita, que se presentaron junto a Paquito Muñoz y el carabobeño Oscar Martínez ante los toros de Guayabita cuya mansedumbre provocó la suspensión adelantada de los festejos anunciados por el empresario Cayetano Pastor.

El 28 de noviembre fue el debut en Venezuela como matador de toros de Luis Sánchez Olivares Diamante Negro. Un torero de gran importancia en Venezuela por su relación de ídolo con el pueblo de Caracas. Era el regreso de Luis Sánchez a Venezuela, luego de una brillante campaña como novillero puntero que abrochó con una alternativa de lujo en 1948, el 29 de septiembre, en Granada de manos de Paquito Muñoz con el testimonio del sevillano Manolo González con el toro «Estornino» de Félix Moreno Ardanuy.

La corrida del debut del Diamante Negro en Venezuela fue organizada por el matador de toros Raúl Acha Rovira, con toros de Vistahermosa de don Francisco García, de Bogotá, Colombia. El festejo se celebró a las dos de la tarde y no a las cuatro como es la tradición en Caracas. La situación política generada por el Golpe de Militar en contra del presidente Rómulo Gallegos, autor de Doña Bárbara provocó los cambios.

A la hora de la corrida había toque de queda, tanquetas en las calles, colas frente a las taquillas y llenos los graderíos del Nuevo Circo. Una nación desobediente, por ver a Diamante Negro. Había nacido el ídolo de multitudes, nunca antes en la historia venezolana se conocía un caso igual, parecido había sido el de Eleazar Sananes Rubito, pero no con la intensidad popular que provocaba Luis Sánchez por quien la afición de Caracas “vendería su colchón” para ir a los toros. Luis Sánchez Olivares Diamante Negro en 1949 encontró la otra cara de la rivalidad artística, y fue con el valenciano Alí Gómez, matador de toros con alternativa en la Monumental Plaza México investido por Lorenzo Garza. Eran dos matadores de toros criollos que llenaron a la afición por instantes. Fue ilusión de un día de una pareja que como barca sin timón en manos de sus apoderados navegó sin rumbo y al garete. Sus apoderados, tan ambiciosos que dejaron ir entre los dedos de sus avaras manos auténticas fortunas.

El 11 de diciembre de 1949 en el Nuevo Circo con una corrida colombiana de Francisco García, ocurrió lo que esperaba la afición: se reunieron Luis Miguel Dominguín, Antonio Velásquez y Diamante Negro. Los tres diestros cortaron orejas y rabos y salieron de la plaza por la Puerta Grande. El público los paseó a hombros por las calles del corazón de la ciudad antigua y los llevó hasta la Plaza Bolívar. Por ellos había esperado la afición y también la plaza de Caracas. Las barreras fueron cubiertas por el Cuerpo Diplomático acreditado en Venezuela, en representación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y de los Estados Unidos de América representados por sus Embajadores. Un lleno impresionante y una atención política sembrada por la situación tensa de la política de Guerra Civil Española, la Guerra Mundial y Venezuela que se abría al mundo como una importante potencia petrolera… y en la arena tres grandes toreros se jugaron la vida ante bien presentados y muy bravos toros de Francisco García. Ha sido una de las tardes históricas en los anales del Nuevo Circo de Caracas.

LA HEGEMONÍA GIRÓN

Diamante Negro abrió caminos en España, senderos que muchos venezolanos emprendieron destacándose entre todos la dinastía de los hermanos Girón fundada por el maestro César Girón y que integraron sus hermanos Rafael, Curro, Efraín, Freddy y Pepe Luis cada uno de ellos autor de una página importante en los anales del Nuevo Circo de Caracas. César, figura universal de la fiesta, Curro, primerísima figura del toreo.

Todo comenzó el primero de octubre de 1950 en el Nuevo Circo. Mano a mano entre César Girón y el alumno preferido del maestro Pedro Pineda, Moreno Sánchez en el Nuevo Circo con novillos de Cayetano Pastor. Moreno Sánchez fue lesionado por el primero de la tarde, Girón se quedó con la novillada que la despachó de cinco estocadas, un pinchazo y le cortó las orejas y el rabo abriendo la Puerta Grande del Nuevo Circo. Fue tal el escándalo que armó Girón que a la semana le repitieron, y volvió a triunfar impresionando a Fernando Gago que desde ese instante se convertiría en su apoderado. Fernando, hermano del ya muchas veces mencionado Andrés Gago apoderado de Carlos Arruza en España.

Los triunfos de Girón en Caracas se repetirían como cuentas milagrosas de un bendito rosario de éxitos. El Nuevo Circo se convertiría en el patio de este gallo, el reñidero donde César Girón los esperaría a las figuras del toreo consagrados en España y en México, año tras año haciendo de Caracas un bastión irreductible de la causa torera de Venezuela. Curro siguió desde el día de su presentación junto a Antonio Ordóñez y El Calesero el ejemplo de su hermano mayor. Con Rafael y Efraín abrirían la Puerta Grande del Nuevo Circo las tardes cuando los cuatro hermanos actuaban en el cartel, llenando la plaza de público y la arena de competencia.

Es un largo camino el de la hegemonía de los Girón en Venezuela y Sudamérica con el Nuevo Circo como cuartel. Un período que abarcó desde aquella presentación en 1950 del novillero César Girón hasta finales de los años ochenta cuando Curro en el ocaso de su brillante carrera defendía la enseña de la más importante casa torera de Venezuela: la Dinastía Girón.

Los hermanos Rafael y Curro debutaron en Caracas una tarde de apoteosis para la dinastía el 3 de febrero de 1957 cuando abrieron la puerta Grande del Nuevo Circo luego de triunfar con toros de Santo Domingo. Curro Girón cuatro orejas y un rabo, Rafael una y César Girón una oreja. El 10 de noviembre de 1957 un toro de Peñuelas hirió a Diamante Negro al entrar a matar. La oportuna e inteligente intervención de don Ángel Peralta le salvó la vida al ídolo nacional. Manzanero fue el nombre del toro heridor, y sus orejas le fueron llevadas al torero en la enfermería. También con la divisa de Santo Domingo, 20 de julio de 1958, se presentó en el Nuevo Circo el emeritense César Faraco, quien venía de triunfar en Madrid el día de su alternativa. Faraco llenó de ilusión a la afición con su triunfo en Caracas, cuando le cortó las orejas a su primer toro. Faraco repitió por este triunfo ante una corrida de Zacatepec pero resultó gravísimamente herido. Fue el 30 de noviembre cuando alternó con Alfredo Leal, debutante y Curro Girón triunfador de la tarde.

En 1963 murió el propietario del Nuevo Circo de Caracas, Luis R. Branger; la plaza de toros pasa a ser propiedad de Bárbara Rutmann de Branger (viuda del difunto) y sus hijos Elena Branger de Valladares, Leopoldo Luis Branger Rutmann y Rafael María Branger Rutmann, según Planilla Sucesoral Nº 49 de fecha 17/01/1963, agregada al Cuaderno de Comprobantes bajo el Nº 131, folio 239, primer trimestre, del Registro Inmobiliario del Segundo Circuito del Municipio Libertador del Distrito Capital.

PEPE CÁCERES SE PLANTA EN LA ARENA

El maestro colombiano Pepe Cáceres ha sido uno de los toreros emblemáticos de la historia del Nuevo Circo. Lo fue por su rivalidad frontal ante César y Curro Girón. La tarde de su debut en Caracas 1963, con toros de Piedras Negras, Cáceres cuajó una hermosa faena que la prensa calificó como “La faena de cristal”, pues aunque César Girón fue el triunfador con dos orejas, el colombiano habiendo cortado una fue el más destacado.

Manolo Chopera y su socio Sebastián González tomaron el timón en la dirección empresarial del Nuevo Circo e introdujeron en la organización de los festejos interesantes cambios aprovechando su conexión con plazas como San Cristóbal, Barquisimeto y Valencia. La venta de abonos para la temporada fue de gran impacto y el agregado de festejos emblemáticos como La Corrida de la Prensa fue otro.

La primera Corrida del Círculo de Periodistas Deportivos (CPD) la primera Corrida de la Prensa que se organizó en 1964 con la participación de José Manuel Pérez y Abelardo Raidi. Toros de Santín 3, Guayabita 2 y Pastejé 1 formaron el encierro del festejo se celebró el 19 de abril de 1964. César Girón división de opiniones, pitos y una oreja, y Pepe Cáceres aviso, silencio y silencio. Juan Corso sobresaliente de espadas. Mano a mano, lleno con el papel agotado. César Girón fue premiado con el trofeo Pluma de Oro del CPD. Se inició esta tarde un clásico del toreo en Venezuela, cuya sede el Nuevo Circo marcaría un hito histórico en nuestra tauromaquia. Hasta que circunstancias económicas provocaron que se sustituyera al Nuevo Circo por la plaza Monumental de Valencia como el escenario de la Corrida de la Prensa.

EL CORDOBÉS TAMBIÉN PASÓ POR CARACAS

Una transición de actividades taurinas hacia la plaza de Valencia ocurrió con la llegada de Manuel Benítez a los carteles en Venezuela. La presencia de Manuel Benítez El Cordobés, sus honorarios, influyó en directamente en los cambios de sede. La noche del 10 de noviembre de 1964 marcó el camino. El Cordobés por haber caído heridos Emilio Oliva y Sérbulo Azuaje tuvo que despachar en solitario una corrida de San Mateo que le sacó de quicio y despachó entre broncas. El Nuevo Circo de Caracas no fue plaza para el torero de Córdoba, aunque desde un inicio se le esperó con ilusión, admiración y curiosidad no hubo empatía con la afición capitalina. Todo lo contrario con otros toreros que Caracas hizo suyos desde el primer instante, tal fue el caso de Antonio Chenel Antoñete quien, precisamente en una Corrida de la Prensa (1967) cuajó un toro de Reyes Huerta que le abrió la puerta de par en par. Fue una tarde en la que compartió cartel con Antonio Ordóñez que escuchó sendas broncas en sus toros y Curro Girón dos orejas y ovación.

El grupo de figuras del toreo que hizo de Caracas una escala obligada en su campaña durante el invierno español estaban Paco Camino, Diego Puerta, Antonio Ordóñez y el grupo emergente de toreros mexicanos integrado por Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Curro Rivera quienes en oportunidades eran impuestos por los propios ganaderos aztecas cuyas reses eran base fundamental de la temporada de Caracas.

GREGORIO QUIJANO Y SU SIEMBRA

En los años setenta, un visionario llamado Gregorio Quijano transformó a la afición de Caracas y las funciones del Nuevo Circo de Caracas, sembrando temporadas de novilladas muy activas. Ello provocó una mayor actividad en la plaza, no solo a nivel de los espectáculos sino en las funciones de la actividad, las escuelas taurinas, las peñas de aficionados, los gremios taurinos incluyendo las asociaciones de ganaderos. Fue Quijano un luchador infatigable en beneficio de la fiesta desde que procedente de Santander llegó a Caracas con sus hermanos Quijano San Miguel. Lideró el sindicato de banderilleros que se enfrentó con grandes empresas como la de Manolo Chopera y de otras nacionales que contrataban las cuadrillas y servicios para las plazas donde celebraban espectáculos. El enfrentamiento con los poderosos lo asoció con Jerónimo Pimentel que para la época manejaba las plazas de Bogotá y de Cali en Colombia con vínculos muy fuertes con ganaderías neogranadinas que le servirían a Quijano para la temporada de novilladas en Caracas, primero, y más tarde en otras plazas venezolanas.

Estas temporadas organizadas por Taurivenca primero, y más tarde por Gaprofica, la empresa formada por un grupo de ganaderos que encabezaron Hugo Domingo Molina, Orlando Echenagucia, Sebastián González y Alberto Ramírez Avendaño y el empresario Roberto Marubini que se inició en los festejos menores para luego organizar la Corrida de la Prensa en Valencia y las temporadas de la Plaza de La Chinita de Maracaibo, animaron la formación de toreros en Venezuela, en temporadas para las que se contrataban espadas de Colombia, México y de España junto a los criollos venezolanos. Muchos de ellos llegaron a la alternativa, y varios al rango de figuras en sus tierras tal fue el caso de Enrique Calvo, Jorge Herrera en Colombia, Marcos Ortega, Jorge Gutiérrez y Alfredo Gómez en México y en España Ángel Majano, y en Venezuela muchos que se formaron en diversas temporadas organizadas por distintas empresas.

El Nuevo Circo, además de La Corrida de la Prensa, en su momento estelar fue el escenario de las corridas del Cuerpo de Bomberos, Cuerpo Técnico de Policía Judicial PTJ, Ejército Nacional, Policía de Caracas, Colegio de Abogados, Instituto Nacional de Deportes y de la Feria de Caracas en temporadas por abono que se realizaban cada año entre noviembre y diciembre habiendo sido promotores de estos festejos empresarios como Manolo Chopera, Sebastián González, Julio García Vallenilla, Curro Girón, Alberto Vogeller, Carlos García Vallenilla, Jerónimo Pimentel, Hugo Domingo Molina entre otros.

SILVETI Y BENÍTEZ CON LA CRUZ DE HIERRO

La última corrida de toros celebrada en el Nuevo Circo de Caracas fue organizada por el empresario Roberto Marubini, el 2 de marzo. 1997. Fue el festejo del Cuerpo de la Policía Técnica Judicial (PTJ) con toros de la ganadería de La Cruz de Hierro, vacada propiedad de don Orlando Echenagucia Hernández y de su hijo Pedro Vicente Echenagucia. Fueron contratados dos toreros emblemáticos para la afición de Caracas, triunfadores en anteriores oportunidades, toreros que siempre acompañaron a la divisa de La Cruz de Hierro en sus momentos más difíciles y que, entre ellos, mantuvieron una muy torera rivalidad. Del resultado del festejo en su ficha técnica se resumiría: Alejandro Silveti (Bronca tras 1 aviso, Silencio y 2 orejas) y Leonardo Benítez (Silencio, 2 orejas y Palmas). Mano a mano. Sobresaliente: Ramón Guevara. Vuelta al quinto toro, lidiado por Alejandro Silveti “Pies de Lobo”, número 90, 454 kilos. Última corrida celebrada en el “Nuevo Circo”. Triunfador: Alejandro Silveti y Leonardo Benítez.

Orden de lidia: 1°) “Inocente”, número 75, 490 kilos; 2°) “Rey del Campo”, número 89, 461 kilos; 3°) “Lancero”, número 83, 475 kilos; 4°) “Pies de Liebre”, número 96, 451 kilos; 5°) “Pies de Lobo”, número 90, 454 kilos y 6º) “Indio Libre”, número 73, 503 kilos.

Más tarde se despidió la fiesta de los toros del Nuevo Circo de Caracas con una temporada de novilladas organizada por la empresa del grupo de ganaderos Gaprofica, integrada por Hugo Domingo Molina, Sebastián González, Alberto Ramírez Avendaño y Orlando Echenagucia Hernández. Fue el 29 de julio 1997 el último festejo taurino celebrado en la plaza del Nuevo Circo. Se lidiaron novillos de Luis Gandica por los novilleros Javier Cardozo (Vuelta y 1 oreja), Morantes Pérez (Vuelta y Silencio tras 1 aviso) y Dionner Mendoza (Vuelta tras 2 avisos y Vuelta). Presentación en Caracas de Dionner Mendoza con el novillo “Jalisco”, número 82, 409 kilos

VÍCTIMA DE LA CORRUPCIÓN

Hoy la plaza está abandonada, llegando a este estado por causas de la corrupción de los gobiernos de la ciudad de Caracas, la indiferencia de quienes fueron sus propietarios de última hora que públicamente consideran que en Caracas las corridas ya no constituyen un evento rentable, y resulta menos costoso mantenerlo cerrado, Rafael Branger, dueño del Nuevo Circo, decide cerrar sus puertas. El 13 de noviembre de 1998 la Resolución Nº 012-98, dictada por el Presidente del Instituto del Patrimonio Cultural, el Nuevo Circo de Caracas es declarado “Bien de Interés Cultural de la Nación” (Gaceta Oficial, 13/11/1998).

La familia Branger intenta recurso de reconsideración de la Resolución Nº 012-98 ante el Presidente del Instituto del Patrimonio Cultural e interpone recurso jerárquico ante el Ministro de la Secretaría de la Presidencia (Tribunal Supremo de Justicia, Decisiones). Tras el fallecimiento de Leopoldo Branger Rutman, el Nuevo Circo de Caracas pasa a ser propiedad de Rafael María Branger Rutmann, Wilma Martínez de Branger, Wilma Elena Branger Martínez, Luis Francisco Branger Martínez, Elizabeth Branger Martínez de Páez Pumar, Leopoldo Branger Martínez y Alexandra Branger Martínez (Tribunal Supremo de Justicia, Decisiones).

En el 2005 el Nuevo Circo fue expropiado por la Alcaldía Metropolitana de Caracas, para ser instalada allí la sede del Núcleo Endógeno Cultural Nuevo Circo. Se encarga al IMPCC, con recursos de la Presidencia de la República, de elaborar y ejecutar el proyecto de revitalización y nuevo uso.