EDITORIAL

El amigo de Antonio


lunes 15 noviembre, 2021

El amigo de Antonio sabía dónde estaba y por qué decía lo que decía en ese foro, porque conoce perfectamente el comportamiento de la estructura que sustenta el taurineo.

Adolfo Martin

Le atendimos. Escuchamos su perorata de retrógrado -e interesada- gestión de los distintos mensajes que se lanzan a la afición dependiendo del foro en el que se pongan sobre la mesa. Tuvimos la paciencia de no mandarlo a hacer puñetas cuando nos llamó para expresarnos su tremendo malestar y descontento por la «mala leche» de una información que daba este medio sobre unas declaraciones suyas ¡que habíamos obtenido de un vídeo incluido en la noticia! Paciencia y respeto por su talla como ganadero.

Y no porque llamase o expresase su malestar. Cada uno es libre de pedir explicaciones cuando le venga en gana, ¡hasta ahí podíamos llegar! Lo indecoroso no es la interlocución; lo verdaderamente deleznable es utilizar sus redes sociales y las de la asociación en la que soltó el discurso para protestar por la utilización que un medio hace reproduciendo -sin tocar, ni editar, ni matizar, ni siquiera mejorar la calidad de la grabación- un vídeo en el que el amigo de Antonio dice de éste lo que le parece.

El amigo de Antonio sabía dónde estaba y por qué decía lo que decía en ese foro, porque conoce perfectamente el comportamiento de la estructura que sustenta el taurineo. Porque lo ha manejado durante muchos años escudándose en la cercanía que siempre ha tenido con su público, que es quien obliga a su cliente a seguir siéndolo. Y eso es perfectamente respetable, porque así lo indica la Ley de la Oferta y la Demanda, que no está escrita en papel alguno pero todo el mundo conoce. De esa forma, los allí presentes, que llevan muchos años ovacionando de salida en Las Ventas vacas viejas corniveletas cuyas puntas apuntan a la penca del rabo, siguen exigiendo a la empresa un producto que el amigo de Antonio hace tiempo que convirtió en comercial. Pero hay que defender esa leyenda que generó su tío y en la que él, a pesar de beneficiarse, siempre ha pensado que aún tenía algún peldaño por subir.

Se vio arropado, comprendido y en su salsa el amigo de Antonio para decir de Antonio lo que le pareció bien, pero luego vino a esgrimir esa amistad cuando CULTORO le puso delante un altavoz que él no esperaba. Y hay una cuestión que debemos dejar muy clara a este respecto: este medio no pretendía perjudicar ni a Antonio ni a su amigo, sino plantear un debate entre los aficionados a raíz de una polémica. Es decir, lo que lleva haciendo la prensa deportiva décadas para que en las tabernas sólo se hable de lo que concierne a su negocio.

Pero como las actuaciones de personajes como el amigo de Antonio pretenden aferrarse al inmovilismo y el rancio modus operandi de ese sistema taurino en el que sólo se vigila el «qué hay de lo mío», este medio se opone a ellas como nos opusimos a otra muchas que hemos denunciado y en las que rechazamos -y esto va para los que nos mencionan el sobre para desprestigiarnos- propuestas comerciales encaminadas a sustentar sistemas en los que no creíamos. Y fuimos los únicos que lo hicimos.

Pero ahora, cuando hemos comprendido que la fuente de la que debe beber nuestra libertad son los usuarios y son ellos los que nos sustentan con su fidelidad, pretenden echarnos de nuevo el yugo los que viven de quejarse de que no les comprenden. ¿Y no será que a algunos les han hecho un gran favor poniéndoles un trapo delante de la boca…?