2021 es un año importante para Juan del Álamo. Celebra sus diez años de alternativa. Casi una década ha pasado desde aquel julio de 2011 cuando el salmantino tomara la alternativa en Santander con un cartel de lujo junto a El Juli y Miguel Ángel Perera con toros de Jandilla saliendo triunfador del festejo. En medio, mucho “esfuerzo, sacrificio y dedicación”.
Del Álamo hace un balance positivo de estos años. Ha logrado cumplir sueños que siendo un niño “eran inimaginables”, como aquel triunfo el 8 de junio de 2017 que le permitió abrir la puerta grande de Las Ventas, así como otras tantas tardes importantes vividas que ya forman parte de su historia.
El campo ahora es su refugio. Compartimos con él una tienta en casa de Rafa Cruz. Una lesión en la mano le ha mantenido lejos del campo durante dos meses y medio. Vuelve a intensificar su preparación física, y retoma ya los tentaderos. Afronta “con cautela” la incertidumbre que marcará esta temporada.
¿Ya recuperado?
Sí, estoy en un momento bueno a pesar de todo lo que nos está costando vivir a todos. La lesión me ha hecho estas últimas semanas más complicadas pero me estoy encontrando bien al volver a estar en contacto con los animales, y psicológicamente estoy fuerte. Estoy disfrutando mucho de la profesión desde la preparación física a las jornadas en el campo, así como de todo lo que conlleva esta profesión.
¿Se hace larga la espera? Tu último paseíllo fue en el Carnaval del Toro de Ciudad Rodrigo. Hace ya un año.
La verdad es que sí. Se hace largo pero es verdad es que este año sin torear también me ha venido bien y siempre intento sacar algo positivo de todo lo malo. Cuando uno lleva ya bastantes temporadas de profesión como es mi caso, sin parar, también viene bien un parón y creo que tampoco me ha venido mal del todo un año así de reflexión y de madurez en todos los sentidos. Me he dado cuenta de las cosas que quiero y de las que no, y eso solo se puede lograr sin esa presión de la plaza.
¿Cuáles son esas cosas?
Me he dado cuenta de la importancia de encauzar el camino hacia el que quiero seguir. Hay temporadas que toreas un día tras otro pero no vas en la dirección que quieres. Esta situación provocada por la pandemia nos ha permitido tener mucho tiempo para pensar y he podido definir hasta donde quiero llegar y saber muy bien cómo quiero ser como torero.
La última temporada completa (la de 2019) no fue fácil para ti…
Fue una temporada muy complicada, distinta a todas. La afronté sin apoderado y en muchos momentos me resultó muy difícil porque tuve que estar pendiente de torear y de los despachos, y eso es muy duro. El papel que antes tenía el apoderado me tocaba a mí, y fue difícil gestionarlo, pero también saco como aprendizaje el ser consciente de que el papel de un apoderado es clave.
¿Hay algo avanzado sobre esto de cara a este año?
Hay mucho hablado, me gustaría sacar para adelante un proyecto de apoderamiento que tengo en mente desde hace un tiempo, pero creo que ahora no es el momento para hacerlo. Está todo muy complicado, la situación es muy incierta. Soy muy consciente de la realidad y creo que para cánticos de sirena no estamos. Un apoderamiento tiene que servir para empujarte, y ahora mismo no hay ninguna estructura de temporada, ninguna Feria está hecha. Lanzar ahora un apoderamiento no es inteligente a mi forma de ver. Hay que ser conscientes de lo que estamos viviendo.
¿Hay posibilidad de verte acartelado en alguna Feria este 2021?
Confío en que sí, la ilusión está, yo tengo fe en que la situación sanitaria se arregle y poder torear. Espero que a partir de la mitad de temporada para adelante haya festejos. Estoy mentalizándome y preparándome como para torear ya, pero hay que ser realista. Ahora mismo hay Ferias que no está claro que se vayan a dar. Ahora toca esperar, siempre estando preparado. Esto del toro es muy serio, es una profesión muy dura, yo la respeto muchísimo, y así actúo.
Es un año además importante al cumplirse los diez años de alternativa.
Esta efeméride me ilusiona muchísimo. Durante esta década ha habido mucha evolución. Cuando empecé como matador de toros eché las tardes para adelante con mucha actitud, con muchas ganas, pero casi sin saber torear, y lo digo honestamente. La raza y la entrega de esos inicios me sirvió para ir abriendo mi camino poco a poco. He logrado a base de mucho trabajo convertirme en mejor torero. Creo que soy un torero que manejo bien todas las suertes, un torero muy capaz, me han servido muchos toros y luego a lo largo de mi carrera ha habido triunfos muy importantes.
Siempre con Madrid como altavoz…
Sí, la baza fundamental ha sido siempre mi paso por Madrid, ha sido un referente estos años. Cada tarde allí se cuenta por triunfos y por tardes muy importantes. Yo siempre he sido un torero de empezar las temporadas con fuerza, de ganarme el contrato día a día pero sobre todo siempre había un antes y un después en Madrid, ahí definía mi carrera. Luego eso se respaldaba en tardes muy importantes que han marcado también mi carrera en Francia, que han jugado un papel importante en mi carrera cortando muchas orejas en plazas de primera como Nimes, en Arles, en Bayona, en Dax…
También ha habido años que he tenido inicios fuertes empezando en Valencia, Arles… pero lo que me ha marcado siempre es Madrid. El mérito que tenía era que me venía arriba en esas plazas y hacía mi temporada. Guardo en mi trayectoria tardes muy importantes también en Valencia, en Bilbao, en Zaragoza, en Santander que al principio de mi carrera fue mi plaza talismán… son muchas tardes que me han marcado como torero.
Y los triunfos en Salamanca…
Sin duda. Al principio me costaba muchísimo, me bloqueaba, y luego con el paso del tiempo pasó a ser todo lo contrario. Superé muchos miedos y fui cogiendo confianza en uno mismo hasta lograr emocionar en la que al final es mi plaza. Ha habido tardes importantes para mí, tardes de mucha verdad y entrega, con mejor o peor toreo respecto a la técnica pero me he entregado siempre al 100% y eso ha sido lo que ha hecho que la gente estuviera siempre conmigo desde que pisaba la arena. Es muy bonito. Los toreros aparte de los triunfos nos gusta disfrutar de las tardes, emocionarnos y emocionar con lo que hacemos, disfrutar, y eso en Salamanca lo he logrado.
El balance, por tanto, es positivo…
Sí lo es. La verdad es que estoy muy orgulloso de lo que he logrado. Me hubiera gustado hacer mucho más pero sí que me siento orgulloso porque he caminado siempre por mí mismo y me he ido yo haciendo el camino en esta difícil carrera. He sido un torero también con el mérito de que siempre he caminado solo, mis apoderados casi siempre han sido independientes y eso ha tenido una parte buena y otra mala: la buena es que he sido dueño de mi carrera y la mala es que he tenido que ganarme los contratos cada día.
¿Qué ha sido lo más duro?
Esos momentos anteriores a una tarde importante, son momentos duros. La vida de un torero es dura siempre, porque te juegas la vida, pero va recompensada por lo grande que es cuando logras triunfar. Lógicamente esta es una profesión vocacional, tienes que vivir para ella y aunque se pasa muy mal para mí luego no es duro. Lo peor es cuando llegan las injusticias de las empresas, cuando te ves fuera de una Feria y no entiendes las razones… las injusticias de los despachos son las más duras porque además no dependen de uno mismo. Soy consciente de que eso lo seguiré viviendo pero sé hasta dónde puedo llegar y sé cómo afronto el futuro. Estoy ilusionado y preparado para la batalla.