VÍDEO

Así se cumplió la bella tradición ganadera que se repite cada Viernes Santo: quitar los cencerros a los cabestros


sábado 3 abril, 2021

El mundo del toro está lleno de ritos que se repiten cada año desde hace siglos, como la de quitar los cencerros a los cabestros en las ganaderías andaluzas en señal de luto por la muerte de Crsto.

El mundo del toro está lleno de ritos que se repiten cada año desde hace siglos, como la de quitar los cencerros a los cabestros en las ganaderías andaluzas en señal de luto por la muerte de Crsto.

El mundo del toro está lleno de ritos, leyendas y tradiciones que se repiten cada año desde hace siglos. Costumbres que hacen más fuerte esa misma tradición, como la de quitar los cencerros a los cabestros debido a la muerte de Cristo. Así lo ponía de manifiesto en un vídeo el hierro de Santiago Domecq este 2 de abril: 

https://twitter.com/santiagodomecqb/status/1377899338194649089

Como recordaba el insigne aficionado Jesús López Garañeda hace unos años, «la expresión a cencerros tapados tan gustosa entre los ganaderos andaluces de otro tiempo que colocaban a sus animales en el día tan señalado como el Viernes Santo, es un ejemplo más de la unión tan profunda que existe entre las personas del mundo taurino con la fe arraigada, noble y especial de la Religión cristiana«. 

Cuando en el verano como consecuencia del calor se quita el cencerro para que no los rompan los animales con las alocadas carreras que les produce la cuca, esa mosca martirio de cartílagos del ganado vacuno, al llegar sin embargo el Viernes Santo era costumbre que los cencerros enmudecieran de todo el ganado del campo: «De los bueyes o cabestros ya sean de estribo, de caballo o de tropa, según el sitio en el que entregan su ayuda impagable al vaquero, mayoral o ganadero para el manejo de los toros bravos, eran silenciados sus cencerros y campanillas, como muestra de respeto a la muerte de Nuestro Señor Jesucristo el día de Viernes Santo». 

«Ese silencio campero, lejos del tintineo de esquilas y cencerros el día del Viernes Santo es una tradición singular, digna de recordar aquí y seguir respetándola con toda el alma, porque ha muerto Dios por todos; y la naturaleza, especialmente la dehesa donde pace de manera apacible el ganado bravo, es la guardiana y conocedora de una tradición de siglos que utiliza para rememorar aquel Misterio de la Salvación humana, pide a gritos su vigencia, su realidad, manifestando su creencia profunda», recuerda López. 

Para terminar, el verso de Villalón:

«Van sonando acompasados los cencerros

de los bueyes blanquinegros

de astas largas y los negros

toros finos obedientes al guión

en pausada procesión…».