VISTALEGRE

El Juli, tarde de maestro; Juan Ortega para el tiempo sin espada


sábado 22 mayo, 2021

"En mi primero no he podido hacer nada, pero este quinto ha sido encastado y humillador y me ha permitido hacer el toreo que me gusta", dijo tras pasear las dos orejas.

"En mi primero no he podido hacer nada, pero este quinto ha sido encastado y humillador y me ha permitido hacer el toreo que me gusta", dijo tras pasear las dos orejas.

Tenía lugar este sábado, 22 de mayo, la penúltima de Feria en Vistalegre, un festejo en el que trenzaban el paseíllo Morante de la Puebla, El Juli y Juan Ortega frente a un encierro de Garcigrande. A las siete arrancaba la función.

Morante, sólo cinco verónicas al mansurrón primero

Extraordinarias fueron las verónicas que le recetó Morante al cuatreño primero de Garcigrande, animal al que le abrió el compás, hundió el mentón en el pecho y dejó también una soberana media a pies juntos. Aunque suelto de inicio, luego metió la cara con codicia y repitió el animal en los capotes. Manseó durante la lidia de Juan José Trujillo el animal, que no se lo puso fácil a los rehileteros, y se echó tras el inicio de faena de Morante. Pronto tomó el acero y, tras tres pinchazos, se echó el animal. Silencio.

El Juli se estrella contra la falta de fuerza del imposible segundo

Pasador sin más y con una falta de fuerza a raudales se presentó en escena el segundo de Garcigrande, animal al que El Juli cuidó en el jaco de Salvador Núñez para evitar que se cayese más. Intentó en todo momento sostenerle las fuerzas Julián, levantándole la mano en su viaje, pero no hubo manera alguna de conectar ante un animal a la contra. Todo lo hizo cosido, intentando sonsacar una codicia y entrega que no tenía el astado charro. Imposible.

Juan Ortega, faena sublime al tercero: veinte muletazos de armonía y naturalidad… pero lo pincha

“Impulsivo” se llamaba el tercero, primero del lote de Juan Ortega, que le apretó de salida al sevillano. Lo cuidó en el jaco y extraordinario estuvo Andrés Revuelta en sus pares. Tras un inicio de faena en la que el animal no se definió, rompió la faena en la primera serie por la mano derecha: toreo despacioso, templadísimo, a cámara lenta, con una suprema lentitud: sublime el sevillano. Con la misma parsimonia en su concepto prosiguió Ortega deleitando el toreo por la misma mano y, en la tercera serie, y aunque el animal no fue el mismo que en el otro pitón, también sintió el toreo al natural. Veinte muletazos. Ni uno más. Pero sin la espada no hay paraíso… y un pinchazo previo a la estocada evitó el premio. Dio una clamorosa vuelta al ruedo. 

Morante corta por lo sano en el cuarto y lo mata tras varias probaturas 

Una sensacional media dejó de recibo Morante al cuarto, un animal al que le faltaba la fuerza y la poca que tuvo la usó para defenderse cuando vio al torero desarmado. No se lo pensó Morante y cortó por lo sano en cuanto pudo. Silencio tras estoquearlo.

El Juli, en maestro, desoreja al quinto

“Tabernero”, de Garcigrande, hizo quinto, un animal al que El Juli saludó a la verónica y ya le echaba la cara abajo. Buen puyazo de José Antonio Barroso a un animal que le empujó. Torerísimo el inicio de faena, hincando la rodilla totalmente en tierra y sacándose con gusto y de forma vertical al animal al centro del anillo. Aprovechando la codicia y humillación del animal, prosiguió Juli haciendo el toreo en la primera serie por la mano diestra. A pesar de una caída del de Garcigrande y de algunos parones en algunos embroques -hecho por el cual tuvo que tocar fuerte y en varias ocasiones en algunos muletazos Julián-, logró meterlo en el canasto el torero con la zurda y trazar largo López. Conectó más con esta mano, al natural. De nuevo con la diestra remató el conjunto de una faena de sobreposición al astado y en maestro.  Metió la espada un punto trasera pero entera y efectiva El Juli. Cortó dos orejas. 

Juan Ortega, oreja del sexto, con el que de nuevo paró el tiempo sin espada

A Juan del Val fue el brindis de Juan Ortega en el sexto del festejo, un animal al que hizo de nuevo el toreo pausado y despacioso en las dos primeras series por la mano derecha, pero perdía las manos el animal. La parsimonia y la despaciosidad con la que Ortega ejecutó el toreo en las siguientes series sólo están al alcance de pocos… pero sin espada no hay paraíso. Y un pinchazo previo a una estocada baja dejaron en sus manos solamente una oreja.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Vistalegre. Penúltima de Feria. Corrida de toros. Unas 3.500 personas en los tendidos. 

Toros de Garcigrande.

Morante de la Puebla, silencio y silencio. 

El Juli, silencio y dos orejas. 

Juan Ortega, vuelta al ruedo y oreja. 

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO