La localidad madrileña de Navalcarnero acogía, en la tarde de este sábado, la reaparición de Gonzalo Caballero después de caer herido el pasado 12 de octubre de 2019 por un toro de Valdefresno en Las Ventas. Desde entonces, no se había enfundado el traje de luces hasta este día, mano a mano con Enrique Ponce y con un encierro de Juan Pedro Domecq como materia prima ganadera. Y con una ovación cerrada recibió la localidad madrileña a un Gonzalo que quiso compartir el recibimiento con su compañero de cartel.
A la verónica recibió Ponce al vareado primero, toro flojo y carente de entrega en el percal del valenciano. Sobó mucho la condición del toro el de Chiva, puliendo defectos y buscando ligar una serie que llegó con la mano derecha y ya epilogando la faena. Y llego al tendido la labor de Enrique, puesto que volaron los pañuelos al finalizar el trasteo con una estocada desprendida para conceder una oreja.
La versión que reapareció de Gonzalo Caballero fue mucho más asentada, mucho más madura de la que nos tenía acostumbrados. Sensacional con el capote a la verónica y después, en el quite por saltilleras, supo manejar la sensibilidad con el brindis a su madre y la entrega con el burraco. Firme, seguro y con constante apuesta con la mano por abajo, deswpenó al buen Juampedro con una estocada de premio, pero el palco se negó a conceder la segunda oreja que se pedía con insistencia.
Fue muy templado el recibo capotero de Ponce a la verónica, con cadencia y suavidad. Brindó el toro a Gonzalo Caballero, uniéndose así a la celebración por tenerlo de vuelta. Con doblones firmó el inicio de faena al castaño, en una faena de mucha entrega ante un toro de buena calidad pero sosa condición al que acabó metiendo en la muleta. Un pinchazo previo a la estocada impidió que el valenciano pasease premio.
Brindó al público Gonzalo Caballero la faena del cuarto toro. Comienzo de faena por ajustados estatuarios, con los pies muy quietos en la arena. Hasta recibió un susto con golpe en el pecho mientras toreaba con la mano derecha a un toro con poco recorrido y muy venido abajo. Voluntarioso Gonzalo Caballero, le sacó muletazos de fuste con la mano izquierda. Estocada arriba y oreja que pidió el público para asegurar la que le habían negado antes.
Bajo y bien hecho era el quinto toro, de Juan Pedro Domecq. Brindó Ponce al público la faena al buen toro, humillado y con mucha clase en la embestida. Fue un trasteo de menos a más, con el toreo en línea en el inicio para ir tomando vuelo a diestras y mucho ritmo hasta alcanzar el cénit de su actuación en la tarde. Fue largo el trasteo, coronado por una estocada defectuosa que dejó el premio en una oreja.
Con el sexto se mantuvo metido Gonzalo en la tarde, siempre pendiente de redondear con un toro noblón y manejable con el que anduvo con facilidad para cortar la última oreja de la tarde.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Navalcarnero, Madrid. Corrida de toros. Casi lleno en el aforo permitido.
Toros de Juan Pedro Domecq, justos de presencia. Desentendido pero noble el flojo primero; bravo y repetidor el buen segundo; obediente pero muy soso el tercero; mansurrón y carente de chispa el noble cuarto; de clase y ritmo el buen quinto; noble y manejable el sexto.
Enrique Ponce, oreja, ovación y oreja.
Gonzalo Caballero, oreja, oreja y oreja.
FOTOGRAFÍAS: PABLO RAMOS E IVI MARTÍN