La comunión se toma en persona. En esta cita no vale la espiritual. Y eso bien lo sabe el José María Garzón que obligó a ir al aficionado si quería ver la Feria de Córdoba –la ausencia Movistar tiene letra pequeña que da para mucho– y que, ahora, vuelve a citar a la religión para que acuda, cual Meca de este rito, a Morón de la Frontera -por cierto, primera plaza post COVID en ofrecer toros el pasado Domingo de Ramos en la provincia de Sevilla-. No será televisado un festejo con Curro en el cartel. Ea.
«Porque cuando llevas a la espalda la mochila del concepto, la verdad y el lenguaje que te hace vivir no es tan difícil tirar de valor para macizar los cimientos del toreo en el que crees», decíamos de Diego Urdiales hace unos días en Vistalegre. Y lo de menos entonces eran los trofeos que le cayeron en las manos: era la religión, SU religión, la que importaba. La que lleva a Curro por carátula y que se cita ahora con Ortega, tras cuajar dos obras sublimes un día más tarde, y Aguado, que pagó con sangre su entrega en la suerte suprema.
La imagen de portada, de Luis Sánchez Olmedo a Diego Urdiales en Vistalegre, es prueba inequívoca del porqué el Faraón se rinde a él.
En Morón, tres nombres y una religión: la del arte. Y sin televisión. Porque la comunión se toma en persona. En esta cita no vale la espiritual.
