VALLADOLID

Rufo anuncia su llegada y los mandones lo escuchan y responden


sábado 11 septiembre, 2021

El toledano ofreció una dimensión de figura del toreo ante un Juli incontestable y un Manzanares al que sólo le falló -parece mentira- la espada

12 Tomas Rufo Y El Juli Valladolid En Hombros

Marco A. Hierro / Fotogalería: Mario Santos

Llegó el día ansiado para Tomás Rufo, uno de los novilleros que con más expectación ha llegado al día del doctorado en los últimos años, después de abrir la puerta grande de Las Ventas. Un encierro de Garcigrande esperaba en chiqueros, y El Juli y José María Manzanares hacían el paseíllo con él en la segunda de abono de Valladolid.

Tomás Rufo avisa de su llegada al escalafón con un faenón al primero

La humillación y el ritmo con que tomó el capote de Rufo el toro de la ceremonia sirvió para que soltase el toledano los nervios del doctorado con un manojo de lances solventes y una media de categoría, siempre ganando el paso hacia los medios. Galleó Rufo por chicuelina para colocar al toro en un primer puyazo en el que derribó el toro al caballo, y así se fue Tomás a quitar en el centro del anillo por gaoneras, quieto como un poste para soltar las gaoneras y rematar con revolera y brionesa. Asentadísimo el toricantano. A su padre fue el brindis de la alternativa, justo antes de irse despacio, despacio, hasta la cara del Garcigrande para atinar con la media distancia y con el ritmo ralentizado en los muletazos que componían muletazos de perfecta expresión y gran estética. Enorme al natural el toledano, sintiendo pasar despacito al enclasado castaño de Justo, sin un tirón, sin un enganchón. Muy abajo siempre la mano, con el palillo recto y una superioridad tal que hasta cortar la faena en el momento preciso supo Tomás. Tremenda la claridad de ideas y el temple exquisito del chaval de Pepino, que reventó al de Garcigrande de un soberbio espadazo que lo tiró sin puntilla. Dos orejas cantadas.

El Juli moldea la profunda transmisión del segundo y le pasea una oreja

Con el chico nuevo saliendo respondón, el padrino quiso salir a reventar la tarde con el segundo, pero noi tuvo este el ritmo del anterior para embestir al capote y decidió Julián torear para él. Extraordinaria fue la lidia de José María Soler, justo y medido en los capotazos, siempres suave ante la transmisión y la chispa del animal. Porque no era fácil la sutilidad que dejó El Juli en el inicio, con el toro crudo y con el pulso justo, porque fue después cuando decidió imponerse antes de que se le agriara. Profundo el toro, con transmisión y con seriedad en la embestida, con una muleta delante que conducía y gobernaba sin que lo percibiese el toro, para no violentarlo. Sensacional el madrileño de pulso y de conocimiento. Terminó con circulares invertidos, ya con el toro dominado y a su merced, con los pies enterrados en la arena, sin moverse ni un ápice. Pero tuvo que descabellar Julián y eso enfrió un poco los ánimos para dejar el premio en una oreja.

Manzanares firma una faena de equilibrio y conocimiento con el tercero

Muy poquito espacio necesitó Manzanares para soplarle un ramillete de verónicas y una media de gran brillo a la movilidad humillada del tercero. Abultaba el colorao, pero tenía desliz y buena clase en la arrancada. Se le trató muy bien en la lidia por parte de la cuadrilla de Manzanares, que supo estructurar la faena de forma que nunca dejase el animal de ver la muleta delante para que no se rajase. Decidió Josemari ofrecerle los terrenos que quería al de Garcigrande, pero dejándole allí el trapo para que embistiese profundo, como lo hacía del embroque para adelante. Mucho equilibrio en el trasteo del alicantino, que supo encontrar siempre el momento del brillo sin mácula alguna. Excepto a la hora de matar, donde la noticia estuvo en el pinchazo del alicantino antes del estocadón final. Sonó un aviso y se esfumó cualquier posibilidad de premio.

El Juli solventa la exigencia del cuarto y lo termina toreando a placer

Mucha paciencia tuvo Julián con el castaño cuarto para todo. Para esperarlo con el percal en el saludo, en el que no embistió dos veces igual el de Garcigrande. También para ir metiéndolo en la muleta, con la que fue exigiendo muy poco a poco y con paciencia, sabiendo que iba lograrlo al final, dado el fondo del animal. Hasta se permitió el lujo de desmayarse desde la verticalidad y acompañar con el pecho los trazos en series al natural de grandísimo calado por velocidad y profundidad. Todo con mucha suavidad. Todo medido y calibrado a la perfección. Todo con el trapo a dos dedos del morro y sin retirarlo de ahí, en una faena que siempre fue a más. Volvió a clavar los pies en la arena en el epílogo, haciendo que pasase a su alrededor, ya completamente entregado a él. Mató de una estocada trasera pero contundente y llevó dos orejas más a su esportón.

Manzanares pincha un faenón al bravo quinto y queda en oreja

Cuando salió el quinto, Juli y Rufo ya tenían pasaporte para la puerta grande y Manzanares lo quería también. Por eso se hincó de rodillas para saludar al de Garcigrande con una larga cambiada en el tercio antes de una serie de verónicas de trazo lento. Brillante anduvo también Paco María en el único puyazo que recibió el toro. Perfectamente ahormado quedó el animal, bravo siempre, pronto siempre y siempre entregado el enclasado toro de Garcigrande, con el que se fue ciñendo Manzanares cada vez más, con muletazos de extraordinaria largura y siempre buscando la profundidad. Cierto que se fue apagando en el epílogo, pero después de derrochar entrega en cada arrancada. Aún dejó una serie más con la diestra, siempre con el trapo por abajo y siempre exigiendo a un animal que acudía incluso cuando ya iba flaqueando. Pinchó en la suerte de recibir antes de volver a soltar un sopapo a la segunda y tirarlo sin puntilla. Por eso se quedó en una oreja la gran faena.

Un Tomás Rufo en novillero entregado pasea las dos orejas del sexto

En el sexto salió Rufo como si no hubiese pasado nada en su primero, y se echó de rodillas para saludar con una larga cambiada al que cerró plaza. Y este no fue de la calidad del primero; cierto es que le dejó un quite por chicuelinas de buena fábrica, pero no tuvo el animal ni la clase, ni el recorrido ni la nobleza del abreplaza, y tuvo que hacérselo todo el de Pepino, que atacó tanto que terminó en las astas del de Garcigrande, en un momento dramático en el que estuvo el torero mucho rato entre las patas, con varias volteretas seguidas. Se levantó, aparentemente sin cornada, y lo reventó de un estoconazo fulminante y sin puntilla para cortar dos orejas más.

FICHA DEL FESTEJO

Coso del Paseo de Zorrilla, Valladolid. Segunda de abono. Corrida de toros. Casi lleno en el aforo permitido.

Toros de Garcigrande. Enclasado y con mucho ritmo el gran castaño primero; profundo y con transmisión el enrazado segundo; justo de raza pero profundo en la arrancada el colorao tercero; exigente en las teclas pero de muy buen fondo el cuarto, siempre a más. Ovacionado en el arrastre; enclasado, pronto y de extraordinaria calidad el bravo quinto; desclasado y sin raza el sexto.

Julián López El Juli: oreja y dos orejas.

José María Manzanares: ovación y oreja.

Tomás Rufo, que toma la alternativa: dos orejas y dos orejas.