Pablo López Rioboo / Fotos: Emilio Méndez
Sevilla volvía a disfrutar de una tarde de toros casi dos años después. Dos años de espera que se vieron recompensados con la entrega y la torería de una terna, cada uno en su palo, que dieron una entretenida tarde de toros. El toreo nace de las muñecas, esas que Morante soltó ante el cuarto, un toro de medias embestidas al que consiguió meter en el canasto a base de cabeza y bragueta. Un monumento al toreo. Un torero que volvió a la Maestranza para dejar bien claro que el momento dulce en el que se encuentra. Una temporada que no hace sino refrendar que Roca Rey es un valor al alza. Hoy mostró sus dos caras, la más templada en el primero y la más estoica en el quinto. Hoy quizás le faltó mayor mesura y cadencia para acabar de cuajar al gran segundo. Por lo demás, nada hay que reprocharle. Aguado cerró un cartel en el que no pudo brillar como deseaba. Pasó un mal rato con el geniudo y agrio sexto, pero mientras le dejaron sus animales sacó a relucir la naturalidad que preside su toreo. Tres conceptos, tres, tres toreros que con sus virtudes y sus defectos volvieron a reencontrarse con una Maestranza que los añoraba y que sin duda quiere volver a verlos. Hoy todo se hizo por y para Sevilla, ésta no merecía menos.
Silenciado Morante con el desrazado y flojo abreplaza
No le dio ninguna opción el primero de la tarde a Morante, un cinqueño muy medido de fuerzas y con la raza al límite. Un toro que dejó inédito a un Morante que salió a machetearlo con la espada de matar. Silenciado resultó el cigarrero tras ser pitado el animal en el arrastre. Este primero ni era el toro idóneo para Sevilla ni para el torero.
Oreja para Roca del gran segundo de Victoriano del Río
Salió en segundo lugar un gran toro toro de Victoriano del Río, por prontitud, galope, clase y bravura, un ejemplar bajo, con la cara colocada, muy en tipo de la casa. animal de grandes virtudes que se encontró delante a un Roca Rey técnicamente perfecto, pero al que le faltó un punto de mayor reposo a su labor. Lo lanceó con suavidad a la verónica, para más tarde dejar series de buen metraje ante un animal que ganó en celo y entrega gracias a la gran brega de Viruta en un tercio de banderillas en el que saludó Juan José Domínguez. Faena limpia, bien estructurada, pero a la que le faltó ser más compacta para que fuera rotunda. Llevó largo al animal a derechas, primero más en línea y a media alturita, apretándole luego en dos tandas muy poderosas. A zurdas el animal tendía a reducirse cuando iba enganchado. Por ahí, pese a templarlo la faena no cogió tanto vuelo. Toro con disparo, de calidad pero al que había que llevar siempre sometido. Un toro de buenos principios y con buen embroque. Destacaron los pases de pecho y los ayudados por bajo en un final de faena que caló el respetable. Tras pinchazo y estocada cortó una oreja.
Detalles de Aguado ante el soso sardo de Victoriano
Le puso Aguado el alma que le faltó al soso tercero, un sardo de Victoriano del Río muy medido de fuerzas. Un toro con el que el sevillano dejó retazos a la verónica antes de que Iván García saludase montera en mano tras dos pares en los que la exposición y la facilidad fueron sus cartas de presentación. Optó Aguado por no apretar al toro, torear a media alturita y en tandas cortas. A derechas llevó empapado a un astado con nobleza pero con la raza medida. Toreó siempre a favor de un animal que no aguantaba la exigencia. A zurdas toreó con las yemas en naturales sueltos pero de gran composición. Muy torero, siempre dándole el medio pecho, perfectamente colocado. Muñecas y cintura. Pese a la sosería se gustó el sevillano en un trasteo que nunca llegó a romper, salvo en su torero inicio por bajo y en muletazos aislados de gran cadencia. Dejó una gran estocada tras pinchar en el primer intento, siendo finalmente silenciada su labor.
Morante, retazos de toreo grande ante un cuarto de medias embestidas
Ve toros en todos lados Morante de la Puebla, ante el cuarto, un ejemplar abrochaito de cuerna y más bajo que su hermano lidiado en primer lugar, le robó muletazos a derechas que fueron una pintura. A base de colocación y juego de las alturas fue metiendo en el canasto a un toro con la raza y la clase bajo mínimos. Le dio en todo momento lo que pedía el animal para así meterlo en el canasto en un trasteo lleno de empaque y torería. Hubo toreo a pies juntos llevándose al toro tras la cadera, otros a media altura y otros en línea recta con no menos sabor. A zurdas dejó volar sus muñecas para llevar cosida la anodina embestida del animal a las bambas de su muleta. Muñecas y cintura, cabeza y colocación, valor para aguantar esas embestidas hacia tablas. Muletazos en sepia, toreo añejo de un espada en sazón. Morante dejó patente que 2021 es su temporada. Se atascó en la suerte suprema, sonó un aviso, cambiando la oreja por una cariñosa ovación desde en tercio.
Vuelta al ruedo a la exposición de Roca ante el parado y manso quinto
Tuvo calidad y buen estilo en los trastos el quinto de la tarde, el único cuatreño del encierro. Un animal que sin embargo acuso desde salida su mansedumbre. Se le cuidó en el caballo, para más tarde saludar Viruta en dos grandes pares de banderillas. Antes habían rivalizado en quites Aguado y Roca, el primero por chicuelinas, ¡qué Chicuelinas!, el mejor homenaje posible a Chicuelo. Las dos medias tras la cadera fueron pura seda. Por su parte Roca optó por echarse el capote a la espalda. Gaoneras ceñidas para rivalizar en esta ‘pelea de gallos’. En la muleta vimos la versión más valerosa del peruano. Citó rodilla en tierra para dejar una primera tanda de gran temple y exposición. Sabiendo que el toro iba a durar un suspiro optó por las cercanías. Ahí se siente como pez en el agua. Acortó distancias en un trasteo de gran exposición, dejándose llegar los pitones al mismo pecho. Se lo pasó por la espalda en un muletazo que heló la sangre de todos los que copaban los tendidos, todos menos la de un peruano que venía a salir triunfante de la Maestranza costara lo que costara. Se dejó llegar a un animal que más que embestir, pasaba, muchas veces sin ir metido en la muleta. El pinchazo previo le privó de cortar una oreja. La vuelta al ruedo no fue premio menor, Sevilla supo reconocer la exposición mostrada, un reconocimiento de una afición que vivió con el corazón en un puño la labor del peruano. Sino embiste el toro…
El genio del sexto deja en silencio la porfía de Aguado
La mejor pelea en varas de la tarde se vio en el sexto, un ejemplar de Toros de Cortes, bravo en el jaco y con emotividad en la muleta. Un astado al que Aguado dejó un elegante recibo a la verónica rematado con una media muy torera. Optó por iniciar la faena por bajo para así someter la encastada embestida de un animal con carácter. Toro con defectos difícilmente limables, los cuales no ayudaron a que Aguado pudiera levantar una faena que navegó entre dos aguas. Le faltó clase y entrega a un toro que tras perder la movilidad inicial tornó esas embestidas encastadas en genio y defensa. No anduvo en ningún momento a gusto un Aguado que tiró por la vía de la raza. Porfió el sevillano, pero el animal tendía a soltar la cara y acortar viaje. Faena de intensidad en la que por momentos ganaba uno u otro. De ahí que podemos decir que todo acabara en tablas. Tras atacarse con los aceros, sufrió un golpe en la rodilla que le mermó en sus facultades y que puede hacer peligrar sus próximos compromisos. Fue silenciado tras escuchar un aviso.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Primera de abono. Feria de San Miguel. Lleno de no hay billetes dentro del aforo permitido.
Toros de Victoriano del Rio y Toros de Cortés (sexto). Serios, desiguales de presentación y juego. Medidos de fuerza y raza. Destacó el bravo y enclasado segundo. Flojo, desrazado y deslucido el mansurrón primero; entregado, enclasado y boyante el bravo segundo; noblón sin transmisión el soso tercero; mansurrón y rajado el grandón cuarto; repetidor y de largo viaje el manso quinto; protestón y geniudo el complicado sexto.
Morante de la Puebla: Silencio y ovación con saludos desde el tercio tras aviso.
Roca Rey: Oreja y vuelta al ruedo tras aviso.
Pablo Aguado: Silencio y silencio tras aviso.
Incidencias: Sonó el himno nacional tras romper el paseíllo. Ovacionada resultó la terna antes de la suelta del primero de la tarde. Saludaron montera en mano Juan José Domínguez en el segundo, Iván García en el tercero y Viruta en el quinto.