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El año de… El Juli


sábado 15 enero, 2022

Repasamos el año 2021 de El Juli, en el que completó una temporada marcada por la incertidumbre que las restricciones impusieron en los primeros meses de la campaña pero que luego resultó triunfal, dando la cara en las principales Ferias.

Juli
El Juli en Madrid. © Luis Sánchez Olmedo

El Juli selló, en 2021, otro año para no olvidar en su carrera. Aunque fueron menos paseíllos que otras temporadas por la incertidumbre que la pandemia conllevó en los primeros meses del año, sí que éstos fueron triunfales, dando la cara en las principales Ferias.

En Mérida comenzó El Juli su temporada, en una tarde del 17 de abril en la que hizo el paseíllo con una corrida de Luis Algarra con la que no tuvo demasiada suerte. Y no fue hasta un mes más tarde cuando volvió a vestirse de luces Julián, en su primera tarde en Vistalegre, toreando la corrida de Alcurrucén con un lote que no le ayudó al triunfo y con el que fue ovacionado.

La tarde del 22 de mayo en Vistalegre

Juli 5

Hacer fácil lo difícil. Esa es la esencia. Eso es lo que hizo El Juli en Carabanchel. La poesía callada, el toreo que para las agujas de los relojes, el que hace remover los cimientos del alma, el que destapa el tarro de las esencias y el toreo largo, profundo, la manera de enganchar de principio hasta el final, de ligar, de templar la bravura con un animal humillador que metió la cara ya con buen son en el saludo de capote.

Y es que hacer fácil lo difícil es torear ligado con una facilidad aparente tan pasmosa como la del Juli, es encadenar los muletazos con una profundidad y largura infinitas, es templar la embestida del toro de Justo y no dejar escapar el triunfo. Y es que el momento que Julián a atraviesa era para que le saliera un toro como el que echó Justo hoy en Carabanchel. La estocada certera le valió dos orejas inapelables.

Con el depósito justo de fuerzas se presentó el segundo charro en el capote de Julián, condición que arrastró también durante el trasteo. Carita a media altura sobre todo en la segunda parte del muletazo hacia adelante y viaje corto de un animal con el que se puso Julián, logrando alguna tanda de mérito por baja. Estocada entera al primer intento que hizo rodar al astado charro. Recibió pitos en el arrastre.

Tras su segundo paseíllo en el San Isidro alternativo organizado en Carabanchel, Aranjuez fue su siguiente parada, en un festejo en el que toreó un encierro de Gracigrande y Domingo Hernández del que paseó una oreja de cada toro de su lote, y en el que destacó su toreo al natural en uno de los cosos que más lleva en el corazón Juli por la impecable trayectoria que ha marcado en él.  Hasta Sanlúcar de Barrameda le llevaría la siguiente parada, una tarde en la que hizo el paseíllo mano a mano con Pablo Aguado frente a un encierro de Santiago Domecq con un toro al que indultó.

El Juli el 6 de junio en Sanlúcar de Barrameda: indulto de un toro de Santiago Domecq

Juli Sanlucar

Sin previa condena era, en aquel coso sanluqueño, la vida de un tercero de Santiago Domecq al que Juli cuajó de principio a fin antes de que se le indultase sin ‘pacto’. La bravura al servicio del toreo para crear una obra tan efímera como grandiosa. Esa vida que tanto Julián como Pablo entregan cada día al toro. Sin trampa ni cartón burlan a la muerte cada tarde para regalarle al aficionado eso que llevan dentro. Dos conceptos, dos estilos, dos toreros que hoy se vieron las caras en una tarde en la que la rivalidad entre ambos fue aparentemente inexistente. No ven al de enfrente como un acicate para su propio beneficio, sino que rivalizan con ellos mismos. Una rivalidad sana y bien entendida, la cual hoy no salió a relucir en forma de (pi)quites, sino con el toreo que aflora en el alma de cada uno. Una tarde en la que hubo gloria, ganó la vida a la muerte en una tarde en la que una divisa con la bandera del trabajo y el buen gusto tocó la gloria con las manos en una tarde que no hace sino reafirmar que van por el camino correcto.

En tercer lugar salió un toro de Santiago Domecq con el denominador común de la fijeza y la entrega. Un animal de gran calidad y humillación que cayó en las manos indicadas. Lo cuajó de principio a fin un Julián en sazón. Conoce la casa el madrileño como si fuera suya. Reatas, hechuras, comportamientos… Tuvo dos partes la faena, una primera en la que fue haciendo al toro y una segunda en la que le exigió una barbaridad por abajo. Comenzó por bajo en el tercio para sacarse luego al animal hacia el centro del anillo. Doblones que aunaron temple y mando. Faena de enganchar y soltar la embestida, de torear con las yemas. ‘Faraón’ lo quiso todo por abajo, pedía suavidad en los toques e ir siempre enganchado. Embistió siempre mejor en la media distancia. Todo fue sin inercias, de parado, ahí el toro la tomaba con mayor profundidad. Julián se arrebató en una faena de entrega total, de fé absoluta ante un astado al que había que sacarle esa bravura a base de temple y conocimiento. Nunca se afligió, es más, cogió mayor celo y ritmo cuanto más se le exigía. Toreó asentado en los riñones un Juli que nunca le dudó. El de Santiago Domecq tranqueó detrás de la pañosa, empujando hasta el final y volcando la cara, un toro que se sintió a gusto embistiendo y que se ganó la vida en una tarde en la que el madrileño se vació por completo ante una embestida tan entregada en la que se te podían ver las costuras sino estabas a su altura. La muleta siempre a ras de albero, los muletazos surgieron a cámara lenta, la plaza era un manicomio. Toro y torero se compenetraron de tal manera que aquello acabó en apoteosis. Tras la petición unánime del respetable la vida se hizo presente, ¡Larga vida a la bravura!

Entre el tremendo vendaval prosiguió su temporada en la plaza de toros de Valladolid un 13 de junio en el que paseó dos orejas del segundo ejemplar de su lote de Garcigrande, un toro con el que dio la cara con creces, expuso su genial técnica y se llevó de su parte a la afición pucelana a pesar de las circunstancias climatológicas.

Granada, el 18 de junio, fue su siguiente parada, pero el lote de Victoriano del Río y Santiago Domecq no le acompañó aquel día; sí lo hizo el día de San Juan en Alicante el de Garcigrande, algo que hizo que pudiese acompañar a José María Manzanares en volandas en el aniversario de alternativa de su padre, toda una eminencia en casa. Al día siguiente, en la aplazada feria de la Magdalena de Castellón, cortó una oreja a la corrida de Alcurrucén. Y el día 26 de junio trenzó el paseo en León con un encierro de Domingo Hernández llevándose tres orejas al esportón.

No sería hasta casi un mes después en Jerez de la Frontera hasta que no se volvería a vestir de torero El Juli, paseando una oreja del segundo toro de su lote de Jandilla. En El Puerto de Santa María trenzó el paseo Julián la tarde del 6 de agosto con un encierro de Garcigrande con el que fue ovacionado, mientras que en Herrera del Duque el día 12 de ese mes, toreó en Herrera del Duque y paseó un total de cuatro orejas de la corrida de Montalvo. En El Espinar, al día siguiente, se llevó tres apéndices de un encierro de García Jiménez, y en Gijón dos en el día más taurino del año, el 15 de agosto.

Hasta la Feria de la Virgen del Mar de Almería viajaría en la tarde del 18 de agosto, paseando dos orejas del encierro de Zalduendo, y otras dos el día 26 de ese mes de la corrida de Virgen María en la localidad ciudadrealeña de Tomelloso. No dejaría La Mancha, porque en el municipio de Casas Ibáñez estoqueó una corrida de Alcurrucén el día 28 de la que se llevó tres orejas.

En la Feria de San Antolín de Palencia, el 3 de septiembre, cortó una oreja de cada toro de su lote de Garcigrande, y en Bayona selló una de las obras de su temporada a otro toro de ese mismo hierro al que desorejó en la tarde del 5 de septiembre. Hizo vibrar a la afición gala aquel día en uno de los paseíllos con más contenido de su carrera más allá de los Pirineos.

Volvería de nuevo en el mes de septiembre a Valladolid, donde hizo el paseíllo con una corrida de Garcigrande a la que le paseó también tres orejas, y en Salamanca, el gesto de estoquear el encierro de Francisco Galache no le salió bien, puesto que le tocó el peor lote. Tampoco en Nimes la corrida le ayudó en la Feria de la Vendimia, pero se desquitó con un triunfo en Talavera de la Reina el día 18 de septiembre. El 21 de ese mes regresó a Salamanca, paseando una oreja en la corrida mixta en La Glorieta.

El día 22 de septiembre no le ayudó el lote de Garcigrande en Logroño, una tarde que preludió a la de Sevilla, en la que dio la  cara Juli y estuvo por encima del lote y de las circunstancias. Santarém y la segunda tarde de García Jiménez en el Baratillo preludiaron a su doble actuación en Las Ventas, que saldó con una oreja a una maciza faena a un toro de Domingo Hernández.

Oreja en la Feria de Otoño para cerrar el 2021 de Juli

Juli Ventas
El Juli en Madrid. © Luis Sánchez Olmedo

Lo que hace diferente al toreo es la verdad. No hay ningún otro espectáculo en el que todo lo que ocurra sea tan íntegro y sin engaños. Aquí, lo que hay, es lo que se ve. Por eso molesta tanto en esta sociedad que se asusta cuando se ve reflejada a sí misma. Los que tuvieron la suerte de aprender que en la vida la verdad sólo tenía un camino entendieron que para ir con ésta por delante, simplemente hay que entregarse, de manera incondicional y sin límites. Eso hizo Juli en Madrid.

Firmó una obra sublime de poesía torera al buen primero. Porque esa figura que no pasa de moda no está dispuesto a subir el pie del acelerador ninguna tarde y se encuentra quizá en mejor momento que nunca. Por eso pudo torear a su primero con una suavidad pasmosa, lo llevó en largo, lo acarició y dejó una estocada para cortar una oreja más que merecida en la que siempre ha sido su plaza. Porque la madurez que atesora este torero le hace superarse tarde tras tarde, engrandecerse cada día más y torear cada vez más para él mismo.