El toro bravo es un animal imprevisible y, sobre todo, muy peligroso. A pesar de que a campo abierto pueda parecer que tenga cierta mansedumbre, nunca hay que fiarse de la aparente tranquilidad que su raza pueda tener. Y para muestra, el siguiente vídeo, grabado en la ganadería francesa de San Sebastián.
Ésta se trata de una divisa de origen Jandilla vía Daniel Ruiz. Los animales se crían en la zona de Fontanes, en el departamento de L’Hérault, una zona situada a los pies del Pic Saint Loup. La de San Sebastián es una ganadería creada hace doce años por Gilles Vangelisti cuyo hierro debutó con una novillada en la localidad gala de Tarascón en 2013 y que también ha lidiado en plazas como Nimes o Arles con buenos resultados.
En los cercados de la finca los toros comen tranquilamente hasta que salta la chispa: el poder de la manada, salta a relucir. En las ganaderías de bravo existe una jerarquía, una lucha por dominar el territorio. Tal y como se puede apreciar en el vídeo, es media mañana y los astados están algo mosqueados; los toros son animales de costumbres, de rutinas, por eso saben que en las primeras horas del día les toca comer. Una vez que el mayoral se acerca para darles el pienso y los toros van poco a poco acercándose para alimentarse, mas no todos lo hacen a la vez y es el líder de la manada el que primero lo hace.
‘Voceador’, el toro bravo que se sabe más fuerte y ataca al dron
Pero hay cuentas pendientes: otros toros quieren alzarse con el poder y desterrar el líder. ‘Voceador’ no quiere se sabe el más fuerte y quiere demostrarlo. El problema de una pelea no viene en la lucha encarnizada entre dos animales, sino en el que viene por detrás, ese es el que asesta el golpe definitivo contra el cabeza de camada. Los toros están calientes, el peligro se hace patente.
‘Vocedor’ es ahora un peligro andante, se arranca a todo y a todos, incluso al tractor: es tal la situación que hasta fuera del cercado aún existe esa tensión tras la pelea. Los amigos de ‘Toristas de Francia’ deciden poner en funcionamiento su dron para entrar dentro del cercado y cuál es su sorpresa que el toro va a dar rápidamente con el aparato y no lo va a perder de vista. Mide al dron hasta que se arranca contra él y en décimas de segundo lo tenemos encima, pero la pericia del piloto hizo que el dron no acaba siendo embestido por el toro.
Estas son cosas que pasan en el campo bravo, ni las nuevas tecnologías se salvan del mal humor de un toro de lidia fruto con una agresividad natural que demostró hace unos meses el estudio científico publicado por la facultad Veterinaria de la Universidad Complutense, la Universidad de Barcelona, UBICS y el ICREA.