UBRIQUE (CÁDIZ)

El acero hace que el torerísimo epílogo de Morante esquive el rabo ante la plenitud de Romero y una templada tarde de Aguado


sábado 29 octubre, 2022

El rejoneador Andrés Romero -en sustitución del matador herido Alfonso Cadaval- paseó dos orejas y rabo de un cuarto de Bohórquez de vuelta, pleno anduvo Morante con el quinto, al que incluso banderilleó en el cierre de su histórica temporada, y Aguado paseó una oreja de cada toro de su lote.

Morante Brindis
Morante, sentado en el estribo. © C. S.

El rejoneador Andrés Romero -en sustitución del matador herido Alfonso Cadaval- y, a pie, Morante de la Puebla -en la tarde de sus 100 paseíllos- y Pablo Aguado trenzaban este sábado el paseíllo en el municipio gaditano de Ubrique. Se lidiaban toros para rejones de Fermín Bohórquez, de vuelta el cuarto, y para lidia a pie de Carlos Núñez.

El primero fue un animal con el que Andrés Romero fue ovacionado. Astado con calidad al que el rejoneador onubense dejó momentos buenos con Obelisco y con Guajiro en banderillas. Le cogió enseguida la distancia al son tan acompasado del toro, que templó acariciándolo con el citado Obelisco. Temple que fue clave también ya en banderillas con Bucéfalo para dejárselo llegar bajo el estribo y clavar completamente al estribo. Con Guajiro llegó la emoción al clavar al quiebro y luego salir de las suertes con series de hasta tres piruletas absolutamente en la cara del toro… pero no acertó con el acero y por eso todo quedó en ovación.

El segundo, de Carlos Núñez, fue un astado al que ya dejó perlas capoteras Morante, especialmente por chicuelinas en el quite. Y en la obra al animal le faltó ese punto para que rompiese; le faltó compás a su tranco y la entrega final al toro para que rompiese la faena. No acertó José Antonio con el acero, siendo ovacionado.

Un bello quite por chicuelinas dejó Pablo Aguado al tercero, primero de su lote, animal al que dejó momentos de clase ante la también enclasada embestida del de Núñez. Especialmente a diestras hubo momentos de gusto y estética antes de la estocada y la primera oreja de la tarde.

Sí que pudo resarcirse Andrés Romero de su gran actuación sin acero frente al primero en el cuarto, un astado en el que paseó dos orejas y rabo. Tras una gran faena, muy vibrante, ante un toro bravo, de vuelta al ruedo, al que cuajó desde el recibo a portagayola con Copito hasta cada pasaje con FuenteRey, Farrugia y Chamán, Romero encandiló al tendido. Hubo momentos de mucho temple, toreo de frente y pasajes que pidieron una oportunidad en las grandes Ferias.

El quinto fue un animal al que dejó buenas verónicas Morante y luego anduvo variado en el quite, para banderillear con torería al animal. Brindó a su apoderado Pedro Jorge Marqués, el animal, y fue componiendo una obra en la que inició por ayudados -mientras sonaba un fandango desde el tendido- y selló tandas de excelsa ejecución por ambos lados a sones del pasodoble “Gallito”, pero no entró el acero. No obstante, paseó dos orejas tras aviso por la eterna obra sellada.

A sones de Nerva fue acompasando la clase del sexto toro Pablo Aguado. Una delicia algunos momentos, especialmente al natural, del torero sevillano, que acertó en toques y distancias ante el de Carlos Núñez. Personalidad y, ante todo, naturalidad la del hispalense, que buscó en todo momento hacer el toreo sin alharacas, pero llegando arriba a media altura para no exigir demasiado al animal, que además tendía a irse. Hasta que finalmente se rajó. Pero no se rajó el torero, que se terminó totalmente. No entró el acero a la primera, pero paseó una oreja más y los tres salieron a hombros.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Ubrique, Cádiz. Corrida de toros. Lleno.

Toros para rejones de Fermín Bohórquez, de vuelta el cuarto, y para lidia a pie de Carlos Núñez.

El rejoneador Andrés Romero, ovación y dos orejas y rabo.

Morante de la Puebla, ovación y dos orejas.

Pablo Aguado, oreja y oreja.