ENTREVISTA

El reto de emprender con una ganadería brava a pesar de todo: nace un nuevo hierro de encaste Domecq y Atanasio


miércoles 9 noviembre, 2022

Sin antecedentes taurinos, sólo su afición al toro y al caballo, este incipiente ganadero se echó el petate a la espalda para cumplir un sueño, ese que le llevó a tierras de Alaejos (Valladolid) para criar animales de procedencia Domecq y Atanasio-Lisardo, dos de los encastes más señeros del campo bravo.

Equinotauro
Un novillo en la ganadería. © Equinotauro

Ser ganadero de bravo no es algo que esté al alcance de todo el mundo: para ello se necesitan unos requisitos que obligan a muchos de los que se lo plantean a desistir y echarse a un lado. Pero si a todo ello le sumamos un momento de recesión económica, una sequía que lleva con nosotros desde hace bastante tiempo, una pandemia que aún no acabó de marcharse y una inflación por las nubes, es poco más que osado emprender un viaje como este.

Pero aún con todo esto hay hombres valientes que se hacen de su capa un sallo y tiran hacia adelante sin dejarse llevar por un panorama cada vez más oscuro. Este es el caso de Raúl Nieto, un empresario taurino que ha querido cumplir su sueño de ser ganadero sin importarle el momento actual.

Sin antecedentes taurinos, sólo su afición al toro y al caballo hizo que su amor por el toro le llevase hacia donde está ahora mismo. Este incipiente ganadero se echó el petate a la espalda para cumplir un sueño, ese que le llevó a tierras de Alaejos (Valladolid) para criar animales de procedencia Domecq y Atanasio-Lisardo, dos de los encastes más señeros del campo bravo.

Queríamos conocerlo un poco más, saber de donde venía su afición taurina y poner en contexto este nuevo proyecto en tiempos nada fáciles para el ganadero de bravo: «Soy un empresario taurino, organizo varios pueblos de la zona y a raíz de eso decidí crear una ganadería para poder lidiar mi ganado en los pueblos que organizo. En total, tengo 250 cabezas entre machos, hembras, añojos, utreros».

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Vacas pastando en la ganadería. © Equinotauro

Un ganadero que ha buscado una simiente que se adapta a aquello que busca como aficionado. Tras la compra ahora toca poner a funcionar la ganadería, para ello cuenta con un buen número de animales para afrontar la temporada de 2023: «Para el año que viene habrá, para lidiar, 45 novillos entre erales y utreros: tengo una línea de Domecq y otra de Atanasio-Lisardo. La primera, de procedencia La Campana; la segunda, procedencia Valdefresno».

Un hierro que quiere dar los pasos correctos, correr sería perderle el pulso a una ganadería que aún esta por hacer: «De momento, no pienso en guardar alguna corrida de toros. Sí que intentaré lidiar una novillada para el año que viene. Básicamente, los pueblos que hago en mi zona es más de festejo popular que de festejo serio».

Un hombre que sabe que es fundamental buscar otros recursos que doten a la explotación de esos ingresos extra que necesita un ganadero para seguir comandando la nave sus contratiempos: «En la finca tenemos un comedor en el que damos bodas, bautizos, comuniones y eventos y con esos sujetamos el negocio ganadero también. Hemos dado diecisiete pueblos: básicamente lo que más ofrezco son festejos populares, aunque doy algún popular y alguna novillada de la escuela».