EL EXILIO INTERIOR

Toros en Euskadi, deberes invernales


lunes 12 diciembre, 2022

Quedan Bilbao, Donosti, Azpeitia y algunos pueblos más, como Deba y Zestoa que resisten en su tradición.

Talavante Bilbao
Talavante a hombros. © Jokin Niño

La tauromaquia ha ganado una batalla en Euskadi por abandono del adversario pero la guerra, me temo, seguirá.

Resulta que uno de los baluartes enemigos, el Colectivo Antitaurino  Animalista de Bizkaia CAAB, que llevaba más de dos décadas en su cruzadas, cesa en sus actividades por, dicen, no poder afrontar los costes económicos (26000 euros )de su demanda , de 2019, contra la Casa Chopera BMF y la Junta Administrativa de Vista Alegre.

Sea sólo por un motivo económico, algo que, por cierto, no deja de sorprender en las huestes antitaurinas, regadas con dinero de procedencias muy variadas, con la Fundación Franz Webber a la cabeza, o por la concurrencia de otras causas, lo cierto es que la noticia es para alegrarse, pero no debería llamar a engaño sobre la realidad taurina vasca.

Una realidad que nos habla de Vitoria ya abandonada a su (mala) suerte, sin que nadie del «sector» haya alzado la voz. 

Quedan Bilbao, Donosti, Azpeitia y algunos pueblos más, como Deba y Zestoa que resisten en su tradición.

De entre las tres primeras citadas sin duda es Azpeitia la que goza de mejor salud, fruto del trabajo de su Comisión taurina, con Joxin Iriarte al frente.

Los «sanignacios» azpeitiarras han consolidado un modelo de gestión taurina (y caritativa, con su liquidación de beneficios a tal causa) que cuenta con el respaldo del pueblo, atrae a aficionados españoles y franceses y ante el que las fuerzas vivas de la localidad no tienen otra que apoyarlo. Y lo hacen desde un Consistorio de mayorías abertzales y/o nacionalistas vascas desde hace ya lustros.

Bilbao y Donosti, ambas con el binomio vasco-mexicano al frente, viven en un peligroso alambre.

Después del «cierre por pandemia» y renovada en sus instalaciones, la bilbaina Vista Alegre encaró la temporada con una lujosa » corrida de reinauguración» en el mes de junio que tuvo buena respuesta de público y alimentó las esperanzas empresariales para las Corridas Generales de agosto.

Pero no fue tal, al menos en la medida esperada o, quizás mejor dicho deseada y sólo un par de tardes, con carteles muy rematados, se pudo llegar a casi tres cuartos de aforo cubiertos, otra con media entrada y el resto ni siquiera la variedad de colores de los cómodos asientos de los tendidos podía disimular la desolación.

Illumbe, por su parte y como Bilbao después de tres años sin toros,  recortó su ciclo limitándolo a tres tardes. En ellas, también nombres repetidos de feria en feria (también, como en Bilbao, ausencias llamativas) y una respuesta en taquilla entre esperanzadora y tibia. Esperanzadora porque en ella se contaba (también en Bilbao, por cierto) buena presencia de juventud y tibia porque se movió en la mitad del aforo en cada festejo.

Un panorama que invita (y urge) a la reflexión de todos, empezando por la Casa Chopera y BMF. 

La tradición taurina vasca, la importancia de Bilbao y en menor medida Donosti en la temporada y, en consecuencia, la propia salud de la tauromaquia en España requieren el esfuerzo y compromiso de todos, con quienes tienen la responsabilidad gestora los primeros.

Deberes invernales para que alumbre con fuerza el sol del toreo.