CALI (COLOMBIA)

Talavante vuelve a sonreír y De Justo exhibe su capacidad


jueves 29 diciembre, 2022

El ambiente fue inmejorable en la plaza, con casi 10.000 personas en los tendidos, y al final Talavante y De Justo salieron a hombros; Roca Rey paseó un premio en un festejo con tintes de reivindicación y con Marco Pérez como telón de fondo.

Talavante Justo
Talavante y De Justo a hombros. © Diego Alais

Después del desaguisado matinal, con la intervención del gobierno nacional para impedir la actuación de Marco Pérez en el festival de este jueves, su vuelta al ruedo entre gritos de «Libertad» de los casi diez mis asistentes tuvo tintes de reivindicación.

El ambiente fue inmejorable en la plaza, pero las cosas no comenzaron bien. Al primero se le partieron ambas pezuñas de los cuartos delanteros, y el sobrero, manso, rajado y deslucido, apenas valió para que Talavante le espantara las moscas cerca de chiqueros, antes de fallar estrepitosamente con la espada.

Quiso reivindicarse Talavante ya con el cuarto de salida. Al que recibió por faroles, verónicas y una media desmayada, rota. El quite por saltilleras también voló con gracia y tras brindar a Marco Pérez, se echó Talavante de rodillas para pasarse al toro por delante y por detrás poniendo al público de su parte. El extremeño descubrió que tenía por delante al toro perfecto para volver a sonreír, uno que le iba a permitir sacarse la presión que esta temporada le atenazó en Europa, así que aprovechó la bondad de un toro al que le faltó empuje, pero al que le sobró nobleza para repetir sin molestar. Variado, inspirado y entregado, Alejandro dibujó los circulares, las arrucinas, los molinetes y unos trincherazos que fueron pinturas… pero, sobre todo, unos naturales extraordinarios de lentos y hondos. Roncos. A estas alturas, la plaza era un manicomio, pero el toro se rajó. Entonces vinieron las bernadinas y volvió la locura, pues la gente se empeñó en indultar a «Barba Azul» para premiar al torero.

Antes, Emilio de Justo había dinamitado la tarde con otra de esas demostraciones de poder y capacidad. Ese segundo embistió recto y sin humillar, y el extremeño se dobló pronto con él para abrirle los caminos, también con la muleta, ganando terreno hacia los medios, donde el poder de Emilio se impuso a las dificultades y potenció la pronta fijeza del animal, que agradeció el buen trato del torero. La pena fue que el viento impidió que Emilio jugara más los vuelos, porque cuando, al abrigo de las tablas, llegaron los naturales, estos tuvieron una dimensión tremenda, por ajuste, profundidad y un gusto excelso. Antes del espadazo, Emilio sufrió un corte con la espada en el talón derecho, pero aún sangrando y cojeando dio la vuelta al ruedo con dos orejas ganadas a pulso. Un quite por chicuelinas fue lo único que Emilio pudo sacar en limpio del quinto, un toro orientado que siempre midió y buscó el cuerpo del torero con peligro y poder. Emilio lo intentó con sinceridad, pero poco más pudo hacer.

Y aunque todos los ojos estaban puestos en Roca Rey, lo cierto es que la suerte no le acompañó. El tercero fue poca cosa, por presencia y poca raza, aunque tuvo fijeza y humillación en su corto recorrido. Andrés, muy sereno siempre, le dio tiempo, lo consintió y lo fue metiendo en la muleta con tanto mimo como autoridad, hasta adueñarse de la voluntad del animal. Superior el peruano en todo momento, que exprimió al torito al tiempo que dibujó muletazos de alto calibre por ambas manos, aunque los derechazos tuvieron más vibración. Las manoletinas del cierre y el cambio por la espalda tuvieron tanto ajuste que el «Uy» sobrevoló la plaza. Por eso, aunque la espada cayó al segundo intento, el trofeo fue un justo premio a su labor. El sexto salió siempre contrario, suelto y Andrés lo quiso fijar al hilo de las tablas con la muleta, pasándolo por ambos pitones, pero cuando lo llevó a los medios el toro se rajó descaradamente y no quiso saber nada de la pelea. Ante la imposibilidad del triunfo, el peruano pidió el sobrero. Un toro fuerte y de poca cara de Achury Viejo que resultó un bravucón con mucho poder que se enceló con el caballo, no atendió a los capotes y puso en aprietos a los banderilleros, pero cuando se quedó sólo con el matador se renunció definitivamente a la pelea, tan manso y rajado…

FICHA DEL FESTEJO

Miércoles 28 de diciembre. Plaza de Toros de Cañaveralejo. Cuarta de abono. Alrededor de 9000 asistentes.

6 Toros de Juan Bernardo Caicedo, desiguales de presentación, bajos de raza en términos generales y complicados. Indultado el noble y bondadoso cuarto, «Barba Azul», nº 176, negro, de 480 kg. Y un sobrero de regalo de Achury Viejo, séptimo, «Marinero», nº 143, fuerte, de poca cara y bravucón. Pesos: 520, 463, 468, 480, 510, 466 y 515 kg.

Alejandro Talavante (malva y oro): Silencio y dos orejas simbólicas.

Emilio de Justo (negro y oro): Dos orejas y silencio.

Roca Rey (blanco y oro): Oreja, silencio y silencio.

Saludaron en banderillas Garrido del Puerto y Ricardo en el 2º.

Emilio de Justo fue atendido de una herida por espada en cara posterolateral en tobillo derecho. Interesa piel ,tejido celular subcutáneo y vena menor que no requiere rafia. No heridas tendinosa, ósea, vascular, ni neural. Pronóstico leve

FOTOGALERÍA: DIEGO ALAIS

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