CAMPO BRAVO

Salvador Gavira: «Al final a los ganaderos se nos pondrá cara de australianos y en vez de toros criaremos canguros»


viernes 4 febrero, 2022

Salvador Gavira expone la realidad del campo bravo y la ardua situación que está atravesando la ganadería de lidia en la actualidad, máxime cuando hace más de un mes que prácticamente no cae una gota en nuestra geografía y eso hace que no crezca la hierba.

Salvador Gavira
Salvador Gavira en su finca. © J. Bocanegra

La situación en el campo bravo se esta volviendo insostenible. Los ganaderos, protectores de un ecosistema único está viendo como les están dando la espalda en materia de ayudas y subvenciones. Tras unos años en los que podían subsistir a duras penas, la pandemia, una PAC que les dejaba poco, unos precios por debajo en la venta de los toros y ahora un ciclo de sequía están poniendo la puntilla a muchos de ellos. Pese a ello, muchos siguen luchando contra un sistema que les ha dado la espalda y unos políticos que se ponen de perfil y que solo acuden a sus fincas cuando las urnas se acercan.

Hablamos con uno de esos románticos, un ganadero único, especial, un hombre que vive por y para esos toros al que le diera nombre su padre, el gran añorado Antonio Gavira. Aunque pintan bastos, todavía hay quienes defienden sus ideales en el mundo del toro. Salvador Gavira García cría un toro tan personal que aún conserva un linaje único dentro del campo bravo español. Unos toros con denominación de origen, los cuales se crían en un lugar mágico rodeado de agua; ‘La Isla de Villa Blanquilla’, en el término municipal gaditano de Alcalá de los Gazules, donde en su día pastaran los toros de la legendaria divisa de Baltasar Ibán.

Salvador; arquitecto de profesión, el cual abandonó su estudio y una posición cómoda para irse al campo y vivir junto a sus toros, nos habla sin tapujos: él es así de claro y de transparente. Pese a todos los vaivenes que está sufriendo su ganadería, aún aguanta en pie como aquellos indios a los que los armados de la caballería querían arrinconarlos y quitarles de sus tierras. Está dispuesto a ponerse las plumas, coger las flechas y luchar por sus toros. Parece que todo está en contra de los ganaderos,: la pandemia, la PAC, y ahora acusa una sequía que parece no tener fin, sin duda la gota que colma el vaso, la cual está haciendo que muchos ganaderos se piensen si vale la pena continuar: «La sequía nos está haciendo replantearnos nuestro futuro, es un elemento más. Ya sabemos que nuestra PAC en la provincia de Cádiz van a ser reducidas en una media de un 20%, por lo tanto tendremos menos ingresos. Para mí injustificado, porque la ganadería extensiva es el pulmón de Europa en todos los sentidos.

Salvador Gavira expone la dura sequía a la que ahora deben hacer frente los ganaderos de bravo (y de extensivo, en consecuencia)

Salvador Gavira Garcia
Otra imagen de un toro de Gavira. © J. B.

Seguimos hablando con Salvador, son momentos de gran dureza para los ganaderos, los grandes desconocidos, esos que luchan a diario por mantener a un animal único. Pero no vale nada más que con afición, el dinero y las fuerzas también flaquean en unos momentos en el que las cuestas están diezmadas para muchos de ellos: «Con la pandemia nuestros ingresos prácticamente han quedado a cero, y nuestra expectativa de venta sigue siendo vender a pérdidas, y yo me pregunto ¿cuánto tiempo se puede estar sin vender o vendiendo perdiendo dinero? Eso puede valer para el que sea millonario o para los ingenieros estos fiscales que ganan dinero perdiendo dinero, a ellos puede que le vaya bien así, pero el que quiere vivir del trabajo desde la ganadería brava es imposible que resista una situación así vendiendo a pérdidas durante mucho años».

Salvador es consciente del problema que asola al campo bravo. No lo achaca solo a la pandemia y a los problemas derivados de ella, sino que ahora hay un factor nuevo que está haciendo que los cimientos de muchas ganaderías estén a punto de venirse abajo: «Y encima ahora viene la sequía, pero una sequía real, ¡eh!. Normalmente en estos rincones de Andalucía suele llover cercano a los 1000 mm y han caído 150. Ya llevamos arrastrando este problema desde el año pasado año, en los que las lluvias tampoco fueron copiosas, por lo que claramente estamos inmersos en un ciclo de sequía, ¿y en qué nos afecta realmente?, afecta en que merma todavía más la muy maltrecha economía de los ganaderos. Todos los puestos de trabajo que creamos están pendientes de un hilo.

«Esto nos hace replantearnos el número de cabezas que debemos tener en nuestra explotación»

Gavira Azpeitia
Toro de Gavira lidiado en Azpeitia. © S. G.

Sin duda esta sequía es otro golpe más en la línea de flotación de las ya maltrechas ganaderías: «Esto nos hace replantearnos el número de cabezas que debemos tener en nuestra explotación para que esta sea viable. Lo normal es que la sequía afecte de forma directa al número de cabezas -por supuesto a la baja- que vamos a tener en la ganadería. Aunque hemos recibido una ayuda de la Junta de Andalucía para no tener que quitar vacas, esta sequía va a provocar que tengamos irremediablemente que quitarlas de en medio».

Los ganaderos piden ayuda, no quieren ser subvencionados con cantidades desorbitadas de dinero como las que ya han utilizadas más de una vez para salvar a otros sectores. Simplemente piden un trato justo e igualitario. El aumento de los costes y materias primas es otro tema que tiene a Salvador tremendamente preocupado: «Me quita el sueño el incremento de todos los costes de producción que tengo en la ganadería, pero cuando digo todos son todos; gasoil, gasolina, heno, paja, pienso… pero no un porcentaje rondando el IPC, que va, un porcentaje de subida del 20, 25, 30 o incluso del 40% de un año para otro, todo esto es ya el factor veintipico sobre la conclusión de: «Oiga, quítese de esto, váyase a la ciudad, qué hace en el campo perdiendo dinero; ¡es usted idiota!», y lo peor de todo es que es hasta cierto».

«Pandemia, incremento de producción, ingresos europeos a la baja, acoso político…»

Gavira
Otro toro de Gavira. © S. G.

Salvador no quiere dejar una postura clara sobre la clase política y la posición de un sector que lleva mucho tiempo sin saber como reaccionar: «El señor político no está dispuesto a enfrentarse a que yo desaparezca, sino que me va a cortar la cabeza y luego ya veremos, ¡que en la siguiente legislatura lo arreglen! Pero todas las medidas, todo lo que está ocurriendo ya el propio sector ha entregado la cuchara, es decir, ya la única solución que ve es que nos quedemos el 10 o el 15%, esa es la solución. ¡Joe!, qué triste, qué duro, qué pobre de espíritu y qué error tan garrafal que esto se reduzca a un micro mundo cuando el toreo, el campo y la dehesa es algo que nos pertenece a todos, no a unos pocos».

Salvador no quiere despedirse sin hacer un breve comentario sobre el tema que estamos tratando hoy: «Todo lo que te acabo de contar es la conclusión precisamente de todo lo que está ocurriendo en el campo bravo. Pandemia, incremento de producción, ingresos europeos a la baja, acoso político desde los medios para nuestra productividad y nuestro medio de vida…. pero no pasa nada, se nos pondrá cara de australiano y criaremos canguros.