VÍDEO

Así liberó el mayoral de Araúz de Robles a un toro con una alambrada enganchada a sus patas


martes 8 febrero, 2022

José Ángel Gil, mayoral de la ganadería jiennense de Araúz de Robles, salva magistralmente a un toro cuyas patas habían quedado enganchadas en una alambrada en la finca, ubicada en las estribaciones de Sierra Morena.

Arauz De Robles
Tres momentos del vídeo del mayoral de Araúz de Robles. © José Ángel Gil

El campo bravo es un lugar donde se descubren secretos a diario y donde los mayorales y vaqueros se tienen que enfrentar a aventuras semanalmente, como la siguiente. Ha ocurrido en la ganadería jiennense de Araúz de Robles, divisa que se encuentra en la misma Sierra Morena, un lugar mágico donde el toro bravo convive con una gran cantidad de especies de fauna y flora.

Lo que le ha acontecido a José Ángel Gil Valero, mayoral de la vacada, es algo que, aunque parezca poco habitual, suele darse en las ganaderías de bravo. Los toros, para medir sus fuerzas o juguetear con sus hermanos, pugnan cerca de las alambradas que separan los cercados. En esta historia, uno de los toros de saca destinado para la lidia en plaza este 2022, mientras peleaba con otro animal, partió la alambrada y, al intentar salir de ahí, se ha llevó parte de ésta y un trozo de madera que la sujetaba.

Una ardua labor del mayoral de Araúz de Robles

Toro Manga
El toro, en la manga para quitarle el vallado. © José Ángel Gil

Y aquí llegaba el problema que debía atajar el mayoral de Araúz de Robles: el toro podía cortarse si hacía un mal gesto, e incluso hacerse más daño si se enredaba más dicha alambrada. Ahora tocaba tranquilizar al animal y llevarlo hacia la zona de corrales para desenredarlo. Una faena compleja, ya que el toro estaba ‘caliente’ -como se dice en el argot de la ganadería brava- al no saber qué le pasaba exactamente. Todo lo tenía que hacer Gil con sumo cuidado, sin soliviantar mucho a un animal que de por sí se encuentra en una situación anómala.

Los bueyes, pieza clave en esta tarea

Bueyes Toro
El mayoral y los bueyes conducen al toro. © José Ángel Gil

Es necesario que los bueyes acompañen al animal,porque así se tranquiliza hasta llegar a corrales. Allí será conducido al mueco donde con unas tenazas se le cortará el alambre que cubre su cabeza. Debido a esa molestia, el alambre acaba rodeando los pitones y enredándose también en una de sus manos. Todo hay que hacerlo despacio, porque cualquier movimiento brusco puede provocar que el toro se haga más daño.

Una vez subsanado el problema, el toro sale de los corrales camino del campo, momento en el que habrá que vigilarlo, ya que puede pelearse con otro hermano cuando vuelva a su cercado. Esto suele ser habitual incluso en los astados más nobles. Los toros son animales que viven en libertad y todo lo que sea acortarle su espacio los pone furiosos y enfada. En esta ocasión todo salió bien gracias a la pericia de los vaqueros y mayoral, pero la agresividad del toro de lidia nunca es de fiar, como así ha puesto de manifiesto un estudio científico dado a conocer el pasado mes de enero publicado la facultad Veterinaria de la Universidad Complutense, la Universidad de Barcelona, UBICS y el ICREA.