VENEZUELA

Apoteósico cierre de Feria en Mérida


martes 1 marzo, 2022

Encandiló la brillante actuación del espigado espada Francisco de Manuel, así como la entrega y valor de López Simón, mientras que Colombo repetiría repertorio para igualmente acompañar a los mencionados coletas en la triunfal salida en hombros.

Merida (1)

La lluvia condicionó el desarrollo del festejo. Pero cuando hay bravura, casta y nobleza en el ruedo de parte de los toros, no se pierde nunca el interés y la emoción. Eso fue lo sucedido en la tercera y última corrida de la edición ferial de este año, un gran encierro el enviado por la divisa de Los Aránguez, a la que se le ha cortado ocho orejas, todas más que justificadas, ante el diluvio que se vino aparecer durante la lidia del segundo toro de la función. Además de ello han contado con tres “jabatos” como han sido los espadas actuantes, todos sin desaprovechar un ápice las cualidades de una corrida de un gran nivel que aún nos frotamos los ojos. Una clara demostración que con mística y mucha afición se puede lograr el milagro de ver una corrida venezolana en toda la regla aun por estos ruedos tan golpeados de moral los últimos años.

Todo un recital de entrega de parte de todos los toreros actuantes, incluyendo las cuadrillas, quienes no perderían compostura ante las cada vez más difíciles condiciones en las que se encontraba un ruedo que soportó la tromba de agua hasta donde pudo. Pero era un clamor ver toros y toreros desplegar técnica y mucho coraje, sacando partido al manantial de bravura desplegado por los pupilos de la familia Riera. Apoteósico el marco sin duda alguna.

Alberto López Simón se estrenaba en este plaza con el toro de menos condiciones del envío, ese que posterior al embarullado picotazo que se le recetó en varas, tornaría a quedarse corto y remolón en su embestida. Supo el espada madrileño esperarle en series en especial por el derecho de mucho temple y mimo, para no atosigar y aburrir los viajes del burel. Firme y decidido en los medios de la plaza se inventó una labor que tuvo su eco en el tendido, para tras el espadazo ligeramente contrario en buen sitio se le premiara con una oreja.

Lo cumbre vino con la lluvia en pleno desarrollo con su segundo, un precioso dije, el cual desde el capote demostraría una franca condición para embestir a las telas que un templado López Simón, quien se le vio a gusto. Firme pelea en el caballo de «Predilecto» N° 61, cárdeno claro, enmorrillado, muy en lo de Buendía, para en la muleta prodigarse el espada madrileño en una actuación compacta, estructurada, de principio a fin. Primero por la derecha, rematándole por detrás de la cintura, para luego por naturales de cuatro o cinco por serie, expresar lo mejor de su parco repertorio. La petición del indulto no se hizo esperar, por lo que tras dos intentos del perdón presidencial, se fue tras la espada, dejando un milimétrico volapié, una pizca contrario, fulminante, para desatar la concesión de las dos orejas y la vuelta merecida al toro en el arrastre.

Por su parte Jesús Enrique Colombo contaría con el lote más franco de la jornada, su primero el cual le luciría en lidia completa de capa y banderillas como acostumbra, para en la muleta prodigarse en series templadas y largas a primeras, para después venir con el toreo bullanguero y a la galería. Ese cambio de “chip” en cierta manera desconcierta a muchos quienes sabemos de sus condiciones en su versión más ortodoxa, pero le resulta efectivo a la solanera la segunda, razón por que con su contundencia con el acero sea salvoconducto para el corte de una oreja, misma ración de toreo que expuso frente al quinto de la corrida, ante un barrizal con la que se encontraba la arena emeritense tras poco más de una hora de intensa y persistente lluvia. La larga cambiada en el tercio, la arriesgada ejecución de las banderillas, así como la variada y trabajada labor muleteril ofrecida a los presentes, dio pie a que nuevamente tras el medio espadazo en buen sitio, se le concediera otra oreja que completaba su balance final en la feria, en total cinco en ambas actuaciones.

Pero el toreo del bueno, de cante grande fue el que dejaría como pinceladas de arte barroco el espigado debutante Francisco de Manuel, actuación preñada de torería por la suavidad e inspirado trazo de los muletazos. Ha sido esta labor, la revelación de la feria, ante los ojos de muchos de los aficionados buenos que se dieron cita en una feria donde se había toreado de modo ordinario, sin ese toque de inspiración que dejo en evidencia un torero que sabe torear, que sabe entender al toro de este encaste, y sobre todo, expresar el toreo para paladares finos. Todo esto lo haría este joven espada, frente a un animal de gran tranco en su embestida, sobre todo por la mano izquierda, lado por donde se le vieron los muletazos de mayor plasticidad, esos que dejaron a todos los que estábamos bajo la lluvia torrencial siendo testigos de una de las faenas cumbres de la temporada. El espadazo en todo lo alto fue elemento indiscutible para concesión de las dos orejas.

Con el que cerró plaza, ya la noche presente, de nuevo De Manuel dejaría momentos de nuevo con ese sello propio que ha encandilado a la afición merideña. El toro que había saltado el callejón y había propiciado momentos de peligro en las puertas de enfermería y de cuadrillas, luego en la muleta tendría el elemento de la intermitencia en las embestidas, llevando la cara a media altura, factor que entendió y solventó el torero madrileño con el arte y poso que atesora en sus formas y maneras. El espadazo ligeramente contrario en buen sitio fue suficiente para que doblara el toro, se le premiara con una oreja, y de esta forma se cerrara una corrida que había dejado a todos los presentes satisfechos, a pesar de la pasada por agua que tuvimos que pagar como tributo a lo que fue un gran cierre de feria.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo Sandia”.

Lunes 28 de febrero de 2022.

III corrida de la LI Feria del Sol.

Con poco más de media plaza (aproximadamente 6 mil personas) en tarde fría, con lluvia torrencial a partir de la lidia del segundo astado, se han lidiado reses de la ganadería caroreña de LOS ARÁNGUEZ (Jesús Riera), en conjunto bien presentados, con edad, bravos en el caballo, empujando, además de nobleza y recorrido en distinto grado en los engaños. Una lástima que es el estado del ruedo no les haya dejado lucir más, destacando el corrido en 4º lugar, «Predilecto» N° 61 de 433 kilos, premiado con la vuelta al ruedo.

Pesos: 449, 444, 435, 433, 482 y 440 kilos

ALBERTO LÓPEZ SIMÓN (Caña y oro con remates en blanco): Oreja y dos orejas.

JESÚS ENRIQUE COLOMBO (Purísima y oro con remates blancos): Oreja en ambos.

FRANCISCO DE MANUEL (Sangre de toro y oro con remates blancos): Dos orejas y oreja.

INCIDENCIAS: Antes de comenzar el festejo se hizo reconocimiento por parte de la directiva de la Asociación de Cronistas Taurinos de Venezuela (ACOTAVE) a las dilatadas trayectorias del maestro del periodismo taurino Víctor José López “El Vito” y el fotógrafo taurino Golfredo Rojas. *** Lluvia una hora previo al festejo y posteriormente a partir del segundo hasta la mitad de lidia del último astado. *** Destacaron en la brega Gerson Guerrero, Ramón Contreras y Francisco “Chico” Paredes y en banderillas nuevamente Abraham Graterol. *** El último toro de la tarde saltaría al callejón propiciando la fractura de tibia izquierda al fotógrafo Ramón Pico, quien se encontraba laborando en dicho área de la plaza.