EL EXILIO INTERIOR

Diego Ventura y Serafín Marín, juego de cartas


miércoles 16 marzo, 2022

Los apoderados de Diego Ventura y Serafín Marín han escrito dos cartas en las últimas 24 horas en las que han expuesto sus razones sobre dos ausencias en San Isidro y la Copa Chenel.

Diego Ventura Serafin
Diego Ventura y Serafín Marín. © Info Diego Ventura y Luis Sánchez Olmedo

Con pocas horas de diferencia, los apoderados de dos toreros (a caballo uno, a pie el otro) han hecho públicas sendas cartas abiertas en las que denuncian las ausencias de sus poderdantes. Fuera de Sevilla y Madrid en el caso del rejoneador y olvidado por la Fundación Toro de Lidia el matador de toros. Motivos y circunstancias muy distintas en cada caso pero con un halo de injusticia en ambos.

Diego Ventura, indiscutible figura del toreo a caballo, ya se quedó fuera de la Feria de Abril sevillana, algo ya tan sorprendentemente habitual que apenas suscitó reacciones. Estas, las reacciones, ya surgieron aún antes de hacerse oficiales los carteles isidriles el pasado lunes, en una gala tan pomposa como manifiestamente mejorable. Unos carteles en los que no aparece Ventura en ninguna de las dos corridas de rejones del ciclo. Esta, la de que sólo sean dos, es una de las razones esgrimidas por la Empresa Plaza 1- explica el apoderado- para que no haya hueco para quien ha salido 16 tardes por la Puerta Grande venteña, corte de rabo incluido en 2018.

Detalla Andrés Caballero -apoderado de Diego Ventura- las negociaciones, los de donde dije digo digo Diego…el desacuerdo tras el acuerdo. Nada nuevo, claro, pero que no por habitual deja de ser una de esas lacras que manchan la Fiesta de los toros.

La otra carta la firma Javier Campillo, apoderado de Serafín Marín y la destinataria de su queja y denuncia es la Fundación Toro de Lidia, nada menos.

Campillo- y con él Serafín – clama por la exclusión del torero de Montcada y Reixach de la relación de nombres que entrarán en liza en la segunda edición de la Copa Chenel, creada el año pasado bajo el auspicio del Centro de Asuntos Taurinos de Madrid y la Fundación Toro de Lidia, para paliar la crisis provocada por la pandemia.

Ni el CAT ni la FTL han mirado a la Catalunya sin toros y no han encontrado un hueco para Serafín Marín entre los dieciocho toreros que participarán en el Certamen, algo así como un balón de oxígeno para muchos de ellos en estos tiempos precarios.

Duele la ausencia, pero más duele- al torero, al apoderado y a quien esto firma- el olvido de quien enarboló en el ruedo y , también, en el Parlament, la bandera del toreo y la libertad en la tierra en que nació y se la arrebató.

Una injusticia flagrante, que ni siquiera ha evitado que esta temporada se cumplan veinte años de alternativa de quien- perdón por la autocita- titulé en la crónica de La Vanguardia: «‘Es catalán y se llama Serafín».

Serafín Marín, al que el maestro Chenel -sí, el mismo que da nombre a la Copa- supo valorar en sus tardes venteñas, de entrega y triunfo; el que trocó montera por barretina y capote de paseo por senyera en el paseillo;  el que en 2007, en Ajalvir, sufrió una terrible cornada que le reventó el pecho; el que en la última Mercé con toros- con Juan Mora y José Tomás- se derrumbó entre lágrimas, que eran las de todos, para besar la arena de la Monumental…

A Serafín Marín lo utilizaron los políticos, desde aquel Albert Rivera que tuvo la desfachatez de dejarse izar a hombros en La Monumental a Abascal y sus fervores patrios.

Y ahora es la FTL no quien lo utiliza sino quien lo desprecia, que viene a ser lo mismo.

La FTL es muy libre, faltaría más, de contar con los toreros que desee para un Certamen en el que es parte contratante. Pero duele que » lo de Catalunya» sea ya cosa del pasado y, con él, también Serafín Marín.

La temporada, si la pandemia y el puto Putin no lo impiden, será  larga y lo normal que las crisis de toda índole permitan. Y en ella, seguro, Diego Ventura tendrá muchas ocasiones para reivindicar su condición de figura.

Pero en el caso de Serafín Marín las expectativas son las que son, el dolor por el olvido es grande y sólo queda el recurso , ahora tan en boga , de la resiliencia. Aunque mejor serían los contratos. Ojalá lleguen.