La pandemia truncó los planes de Rafael González, un novillero que paseó hasta cinco orejas en Madrid y dos en Sevilla y se vio, posteriormente, condenado al ostracismo del olvido que la propia falta de espectáculos por las restricciones trajo consigo. Ahora, se enfrenta a la última parte de su carrera como novillero y, como gran y única meta, la alternativa. Y el sueño de tomarla en una Feria de San Isidro clave para su carrera.
Rafael González: «Este tiempo me ha venido muy bien para fortalecer mi mente»
¿Qué se siente después de que una pandemia rompa el ritmo de un novillero cabeza del escalafón?
Por un lado, ha sido muy negativo en el sentido de que he estado muy parado. La cabeza piensa muchas cosas. Pero, por otro lado, este tiempo me ha venido muy bien para fortalecer mi mente y ahondar más en mi toreo, especialmente para sacar cosas que ni yo mismo sabía que tenía dentro. Yo he sentido que he pasado de ser el niño querido de Madrid por méritos propios al olvido. La situación de la pandemia y la lesión del pasado año han contribuido a ello. Ha sido un palo muy duro psicológicamente hablando, pero que me ha hecho más fuerte de lo que yo creía.
Se habla de la alternativa en Madrid este año, ¿qué pasa por tu mente ante un reto de este calibre?
Todo el mundo puede pensar que tengo ciertas cosas solucionadas en el toreo, pero quiero demostrar que no, que quiero tirar hacia adelante y que quiero ser figura, que quiero decir algo en esto de verdad. Lo he pasado realmente mal en estos años, en contra de lo que puedan pasar muchas personas, sobre todo psicológicamente al ver que tus compañeros toman la alternativa, torean, están yendo al campo… verme así no ha sido fácil y ha habido noches en las que lo he pasado realmente muy mal. He tenido mucho apoyo de mi familia y amigos, tanto taurinos como no taurinos. Y eso me ha hecho sentirme vivo y, en momentos de incertidumbre, tener paz, paciencia y tirar hacia adelante.
De tu carrera como novillero, ¿con qué te quedas y con qué no?
Me quedo con las tardes de Madrid y con las dos tardes de Sevilla, la de la Puerta Grande y la de San Miguel. Y con muchas otras tardes, la de Guadarrama con la novillada de El Parralejo, Moralzarzal… la temporada de 2019 fue en sí muy completa.
De tus tardes en Madrid, ¿cuál fue la más rotunda?
Siempre me he ido descontento. Siempre me ha faltado algo. Me quedo con la tarde de la novillada de José Luis Pereda, que corté una oreja y di una vuelta al ruedo. Rocé la Puerta Grande aquel día.
«Creo que mi toreo ha profundizado mucho más, ha cogido más hondura y más asentamiento»
¿Cómo ha evolucionado el toreo que buscaba el Rafael González que debutó con picadores y el Rafael González que ahora acaba esta etapa? ¿Qué busca ahora que antes ni siquiera se le pasaba por la cabeza encontrar?
Creo que mi toreo ha profundizado mucho más, ha cogido más hondura y más asentamiento. Lo he sacado ahora, y eso es porque lo tenía. Ha llegado el momento ahora de exteriorizarlo. Siempre la gente me ha visto como un torero más bullidor o de arrojo, pero quiero también demostrar que sé torear.
¿Qué sientes cuando una plaza como Sevilla -con dos orejas cortadas- o Madrid -donde no apareces en ninguna quiniela en un cartel de figuras por el momento con cinco orejas cortadas en tu historial en este ruedo- no cuentan contigo?
Creo que las injusticias no existen. Aquí cada uno tenemos lo que nos merecemos. Igual yo me merezco eso. Pero lo que tenga, lo voy a aprovechar y la gente que está apostando por mí no la voy a defraudar porque sé que está haciendo una apuesta fuerte, y cuando apuestan por mí cuando estoy muerto, antes de defraudarles me moriría. No me gusta defraudar a la gente.
Después de la ruptura con Manuel Martínez Erice hace una semana, ¿cómo has afrontado esta situación?
La afronto con nuevas metas, nuevas ilusiones y confiando en una persona que va a llegar que va a ser clave en mi carrera.