LA IMAGEN

Álvaro de la Calle y una foto para la posteridad


lunes 11 abril, 2022

Al término del festejo Álvaro salió de la mano de su hija camino del hotel. Un torero que se fue con la cabeza alta y la conciencia tranquila, sabiendo que hizo lo que tenía que hacer.

Álvaro De La Calle Con Su Hija

Ayer fue una tarde dura en Las Ventas, una corrida que había levantado una enorme expectación y que acabó con el principal protagonista fuera de juego tras lidiar al primero de la tarde. Un festejo que contaba con todos los mimbres para acabar en histórica. Seis toros de seis ganaderías importantes en los chiqueros, una plaza con más de veinte mil almas en los tendidos y un torero dispuesto a dejarse la vida por un sueño.

Ese sueño que se vio truncado tras pasaportar al cárdeno de Pallarés, la oreja cortada fue de ley. El primer capítulo de su historia con Madrid se cerraba tras tener que acudir rápidamente a la enfermería y no poder salir a los siguientes cinco toros. Una puerta se cerraba para De Justo y otra se abría para un Álvaro de la Calle al que los focos de la tarde no le cegaron en absoluto. Un sobresaliente se veía con la responsabilidad de tirar hacia adelante y ponerse el petate de la tarde a sus espaldas.

Saldó con dignidad la papeleta que le había tocado, cinco toros en chiqueros podían ser demasiados para un torero que no estaba ni mucho menos acostumbrado a tardes así. Anduvo solvente con el segundo de Domingo Hernández, serio y tirando de suavidad con el tercero de Victorino, no le volvió la cara y dejó pasajes de gran intereses con elextraordinario cuarto de Victoriano del Río, serio y centrado se mostró con el quinto de Palha, mientras que con el cierraplaza de Parladé dejó pasajes de muy buen toreo.

Un torero que al principio de la tarde no estaba invitado a la fiesta, pero que gracias a su pundonor afrontó y superó la tarde con nota. Un tarde en la que el infortunio acabó con las ilusiones de un torero que venía a reventar Madrid, pero el cual dejó abierta la puerta del triunfo a un espada humilde que dignificó su profesión con una tarde que pese a no ser de triunfo si le dejó dormir tranquilo.

Al término del festejo Álvaro salió de la mano de su hija camino del hotel. Un torero que se fue con la cabeza alta y la conciencia tranquila, sabiendo que hizo lo que tenía que hacer. La imagen que ilustra el twitt de @davidcv96_ resume ese momento. Una vez apagados los focos, Álvaro se retiró, se fue a casa como uno más, pero el vestido con ese canela y oro profusamente manchado de sangre con el que dignificó su profesión. La fotografía no resumía un triunfo, tampoco un muletazo tras la cadera, era algo mucho más bonito que eso, resumía lo que es un torero. Una foto que quedará guardada para la posteridad.