EL TENDIDO DE LOS SASTRES

El que sigue, el que vuelve y el que llega


viernes 20 mayo, 2022

Madrid ama a sus hijos, los toreros, con la misma pasión desmedida que es capaz de devorarlos. El Juli y Talavante se lo pueden explicar.

Rufo (2) (1)

Uno, dos y tres, tres toreros en el redondel venteño y la Fiesta que lo celebra. Una tarde en la que los toros de Garcigrande- Domingo Hernández, con sus desigualdades, pusieron suficiente de su parte para que la terna desplegara sus respectivas tauromaquias, cada cual desde su peripecia profesional y/o personal.

El Juli, 24 años de alternativa lo contemplan, lleva otros tantos en la cima y, como tal, con sus detractores. Pero lo cierto es que si a lo hecho en este primer tercio de la temporada nos atenemos, lo innegable es que está en una dimensión que sublima lo ya largamente demostrado. Torea El Juli con una pasión atemperada, un gusto natural, un relajo que ahuyenta la crispación. Y todo ello sin menoscabo de una suficiencia técnica indiscutible. Se vio, en dos versiones distintas, en su redonda tarde sin espada con los de La Quinta y hoy en el segundo de su lote. Todo lo hizo con apasionada entrega, firmeza y templanza. Volvió a pinchar un triunfo ganado a ley y el usía puso de su parte para negarle el trofeo pedido diría que muy mayoritariamente. No da igual, claro, pero ahí sigue El Juli, en lo alto.

Talavante ha vuelto después de su stand by y algunos parece que quieren pasarle factura, vaya usted a saber porquè. Sucedió hace una semana y hoy iba por el mismo camino. Por eso, Alejandro se hincó de rodillas en el tercio, hundió riñones y se pasó los buidos pitones ora por la barriga, ora por el flequillo. Erguido, toreó al natural con ese sello tan propio, ese trazo largo y sostenido. Cite y  reunión por derecho,  muletazos mirando al tendido, a pies juntos. No entró la espada, para alivio de algunos, pero Talavante regresará en siete días, luego en otros tantos y será entonces, seguro, cuando su vuelta  acabará por alcanzar el rango que él y la Fiesta necesitan.

Al que sigue y al que vuelve se les suma Tomás Rufo, que llega con la escoba, es decir con una muleta que barre la arena y conduce las embestidas con el tacto de los elegidos.

Hoy, lo visto – sin ir más lejos- en Sevilla lo ha ratificado con nota en el tribunal de Las Ventas, que le ha abierto su corazón y la puerta grande.

Madrid ama a sus hijos, los toreros, con la misma pasión desmedida que es capaz de devorarlos. El Juli y Talavante se lo pueden explicar.

Cayó la noche sobre Madrid, El Juli y Talavante abandonaron el ruedo entre ovaciones, rumiando uno su suerte esquiva y el otro rebuscando en su yo taurino nuevas claves y Rufo salió en volandas.

Estamos casi a mitad de feria. ¡Viva el toreo!