LA CRÓNICA DE SAN ISIDRO

Cuando expresan las entrañas


miércoles 1 junio, 2022

Morante sublima el toreo firmando su cúlmen en Madrid, Juli impone su ley con el bueno y con el malo y Ginés exprime un manso en la puerta de chiqueros; los premios volaron con el acero

Morante Reverencia Las Ventas

La solitaria oreja que paseó Morante feliz por el ruedo de Las Ventas tras arrastrar al cuarto -con el abreplaza le habían dedicado una sonora bronca- no cuenta la verdad de la historia que vivió Las Ventas en esta Beneficencia, en la que el Rey en ejercicio pudo comprobar cómo ruge esta plaza cuando expresan las entrañas. Porque suenan distintos los olés cuando encierran un insulto de admiración -circunstancia, ésta, muy española-. Tanto que cualquier atisbo de mediocridad quedó diluído en la falta de clase y de fondo del primero y tal vez en una faena de altibajos de Ginés al tercero, con el que se sucedieron las tandas extraordinarias con otras más vulgaronas sin solución de continuidad. Lo demás fue pura expresión de lo profundo de las entrañas.

Lo fue el inicio a dos manos de Morante al cuarto cuando toda la plaza -hasta las tejas por novena vez en la feria- esperaba una nueva espantá del genio que segrega toreo. Porque Morante no hace el toreo, no lo dice, no lo ejerce: lo supura y lo inventa porque es su idioma materno. Lo demás son pamplinas que sustentan al personaje que ha creado, porque sólo un genio sabe crear en tercera persona, como hacía Óscar Wilde. A ese cuarto le enseñó que la verdad se encuentra en asumir el compromiso de que pase muy cerca, muy despacio, muy gobernado por el trapo sin una pizca de crispación. Le enseñó que cuando un tipo como él se entrega a la expresión de su entraña exige que el toro lo haga también. Y saca fondo, de repente, exprimido como estaba, para asumir la exigencia máxima tras tomar José Antonio el estoque. Jamás pensé que las tendría ese colorao cinqueño, casi melocotón, del tipo de esta casa en el que embisten Licenciados, Jabatillos y Pianistas.

Pero es que no hay toro con fondo que le pueda negar la entrega a un tío que lo exige tan de verdad como lo entrega. El mentón metido en el corbatín, el peso descargado en la cadera que cimbrea, el toque sutil pero firme, el compás cerrado y casi sin importancia para dejar el viaje natural. Y el toro por la barriga despacio, muy despacio. Más aún a medida que se va haciendo Morante con la voluntad del funo y le vuela el vuelo al natural para que aplaudan desde el más allá todos los maestros que fueron inventando el toreo cuando estaban más acá. Y ninguno de ellos soñó jamás que alguien pudiese torear así. Qué manera de torear…

Que forma de imponer su ley la de un Juli que hubiera abierto tres veces la Puerta Grande en esta feria de no fallar en la suerte suprema. Con inteligencia y gobierno con el segundo, toro de fondo generoso y entrega al por mayor. Con la entraña ante el quinto, al que sólo él, que le exigió la entrega, le vio la posibilidad de expresar su superioridad. Por los dos palos habló Julián la tarde en que brindaba a De Justo uno de los toros que se destinaban a él. Pero fue con la entraña y con la mano en los infiernos como hizo arder Julián la caldera de Madrid. Ambicioso por descerrajar el portón que se le ha resistido esta feria. No porque le haga falta para firmar más contratos, sino porque es lo que sueña cuando se juega la vida debajo de una encina. Eso y que descubran sus detractores que es figurón del toreo veinte años después.

Ginés Marín no esperó tanto para abrir una puerta de la gloria que ya atravesó en su confirmación. Desde entonces ha tenido ya unas pocas ocasiones de repetir hazaña porque ya es torero de Madrid. Para eso hay que saber que la entraña es la que te pide el compromiso que das, que un tío dispuesto a poner el cuerpo entre un manso y el toril también lo está a que no lo borren dos monstruos el día que les da por agigantar su historia. Y de correr tras el salpicao a poner la plaza en pie pasaron cinco minutos de bragueta en la puerta de los chiqueros, un cambio de mano sublime entre los naturales a favor de querencia y unas bernadinas de pastilla bajo la lengua cuando no le han quitado aún los puntos de la cornada de su primer día en esta feria. Porque también él expresa con las entrañas. Sobre todo cuando se complica hacerlo con la tela.

Y todo ante un encierro de Alcurrucén que echó toros de casi todos sus tipos y casi todos se dejaron, cada uno con sus matices. Es lo que tiene ser un hierro tan legendario que es el que eligen las musas cuando le piden a un tío que exprese con las entrañas. Por algo será…

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Las Ventas. Corrida Extraordinaria de la Beneficencia. Lleno de «No hay billetes».

Toros de AlcurrucénRepetidor sin clase ni entrega el primero; de gran fondo y calidad el berrendo segundo, aplaudido; entrehado y con prontitud el buen tercero, aplaudido; enclasado y codicioso el enfondado y gran cuarto, ovacionado; noble y pronto con el viaje muy justo el quinto; manso y desentendido el salpicao sexto.

Morante de la Puebla, pitos y oreja.

El Juli, ovación y silencio.

Ginés Marín, ovación y ovación tras dos avisos.

FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO

Fotogaleria Madrid 1 6 2022 Beneficencia
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