MADRID

José Fernando Molina, una historia llena de dignidad: de abrir la Puerta Grande de Madrid a levantarse a las 7 de la mañana a instalar toldos en Albacete


martes 21 junio, 2022

El novillero albaceteño José Fernando Molina disfrutó el triunfo del pasado domingo en Las Ventas siendo consciente que a las 7 de la mañana tenía que estar al pie del cañón en el montaje de toldos, una vida que para nada es fácil y que podrá dejar de compaginar cuando se asiente en las ferias y la profesión de torero le dé para vivir.

Jose Fernando Molina
José Fernando Molina, a hombros de Las Ventas. © Luis Sánchez Olmedo

La vida de los toreros o novilleros no es siempre un camino de rosas. Muchos de ellos se ven obligados a tener un trabajo paralelo para poder seguir con el sueño de serlo. Desde Alberto Lamelas, que compagina el taxi con su profesión de matador de toros a otros compañeros que trabajan durante el invierno vareando olivos o en la construcción.

El pasado domingo, en el programa El Toril de Onda Madrid, Javier Fernández-Mardomingo y Gonzalo Izquierdo Bienvenida entrevistaron al novillero manchego José Fernando Molina, que ese mismo día salió a hombros de Las Ventas. El joven contó que su carrera como novillero la compagina con un trabajo para poder pagar sus trastos de torear y arreglos. El trabajo consiste en instalar toldos de una carpintería metálica por Albacete.

Una historia emotiva en la que dejó claro que su pasión por el toreo es tal que se sacrifica a diario compaginando trabajo y entrenamientos. Ese sacrificio se vio recompensado el pasado domingo al abrir la Puerta Grande de la primera plaza del mundo.

Molina representa a ese número de novilleros y toreros que pese a las vicisitudes de la vida no le dan la espalda a la realidad y tiran hacia adelante para alcanzar ese objetivo que se propusieron. Tras este triunfo, las puertas de las ferias de novilladas deben abrírsele de par en par, así como la de plazas en las que estos festejos tengan su hueco. Molina se une a los nombres de Víctor Hernández y Diego García, que salieron a hombros de Madrid durante las novilladas de primavera y Álvaro Alarcón en pleno San Isidro.

Este novillero albaceteño disfrutó el triunfo del pasado domingo en Las Ventas, siendo consciente que a las 7 de la mañana tenía que estar al pie del cañón en el montaje de toldos, una vida que para nada es fácil y que hasta que no se asiente en las ferias y la profesión de torero le dé para vivir no dejará de compaginarla.

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José Fernando Molina: «Mañana me toca trabajar, que es lo que me da para comprarme los trastos»

Molina
Otra imagen de José Fernando Molina en Las Ventas. © Luis Sánchez Olmedo

José Fernando Molina, en la citada entrevista, señaló que «pensaba que me iba a dar más impresión la plaza. He estado muy cómodo, la pena fue el aire, pero ya estaba mentalizado de que iba a pasar. He estado cómodo, y deseando de volver», comenzaba exponiendo el albaceteño.

«¿Cuánta gente te ha llamado?», le interpelaban Fernández-Mardomingo y Gonzalo Izquierdo Bienvenida. «Mucha gente la verdad, pero la gente que quiero no hizo falta que me llamase, porque al llegar al hotel estaba allí». Y se acordó en especial de una persona: «Desde que estaba anunciado y me puse el vestido de torero; tengo la rabia de que ya no esté aquí, pero quizá ella se fue para ayudarnos tanto a mis hermanos como a mí, a hablar con el de ahí arriba para que nos saliesen las cosas. Ojalá que estuviese aquí para darle un besazo y un abrazo».

Y seguía analizando el comportamiento de los animales: «Los novillos tenían el defecto de soltar mucho la cara; quieras o no, la muleta es un trapo, y a mi segundo lo he intentado súper machacar abajo para que no me tocase. Mi primero tenía la virtud de la prontitud y la profundidad, la pena que por el izquierdo no lo haya podido hilvanar, pero con la espada me he abandonado y me he tirado a matarlo y que pasase lo que tuviera que pasar. El segundo era un torillo, un novillo que me encantaba, que ha tenido nobleza y el único defecto que tenía era que soltaba mucho la cara, de hecho me ha partido la ceja. Pero tenía la virtud de la nobleza, y te dejaba estar. Yo he intentado exponerle, y hay veces que no todo está en mi mano, pero he intentado dar todo de mí», señalaba José Fernando Molina.

«¿Trabajas?», le preguntaron. «Trabajo, de hecho mañana trabajo instalando toldos en Albacete. Además, también en carpintería metálica. Mañana, a las 7:00 horas de la mañana estoy en pie». «¿No te lo puedes coger libre para celebrarlo?”, le interpelaban los periodistas. «Bueno… mi vida no me ha cambiado todavía. Mañana me toca trabajar, que es lo que me da para comprarme los trastos. De hecho, hoy me ha partido la chaquetilla por la espalda y es con lo que pago todos mis gastos».

«Con la espada me voy satisfecho; con la espada y la muleta tengo muchas cosas que corregir, pero con la espada me voy contento», concluía el joven. Puedes escuchar en este enlace la entrevista completa.