La historia los toros bravos se escribe muchas veces con sangre, la sangre de una lucha fratricida entre los líderes de las camadas. Los ganaderos durante muchos años han buscado la forma de intentar reducir las bajas que todos los años se producían en las camadas. Toda persona que ha pisado una ganadería de bravo saben que los cambios atmosféricos afectan mucho al toro bravo, los altera, los vuelve irascibles.
Para evitar peleas se buscó una manera de tener al toro cansado y evitar así que se diera constantemente con sus hermanos, esto provocaba que tras volver del corredero el animal no tuviera ni ganas ni fuerzas de buscar pelea. Pero la solución la dio Ricardo Gallardo, allá por los primeros años del siglo XXI, que ideó una forma de recubrir los pitones hasta la punta y así evitar que el animal pudiera acuchillar a cualquier hermano de camada. Se recubría del pitón con una tela fibrosa, con el tiempo se fue perfeccionando hasta colocar un casquillo en la punta que dejara respirar el pitón y ver la longitud final de este.
El mundo del toro, siempre tan reacio a los cambios, no vio que esta fórmula les solucionara la papeleta, pero con el tiempo casi la totalidad de los mismos han tenido que rectificar su postura, unos para quedárselos definitivamente y otros para desechar definitivamente esta opción. Hoy en día prácticamente el 95% de ellos lo usa sin ningún tipo de problema. El beneficio es claro, evita bajas directas, es decir, en una pelea el animal tiene más posibilidades de morir si no tiene fundas ya que el pitón entra íntegro, de la otra forma el golpe se amortigua. Bajas hay, pero menos que antes.
Sus defensores también argumentan que gracias a las fundas el pitón no se pone romo, es decir, no se desgasta. Muchos animales se rascan en el suelo y erosionan el pitón, perdiendo esta longitud, sin embargo, los que no lo ven claro argumentan que para poner las fundas hay que meter al toro en un cajón, manipularlo y estar bregando con él, algo que no les viene nada bien posteriormente en su lidia.
Cuadri, Victorino Martín, Prieto de la Cal, Dolores Aguirre, Adelaida Rodríguez o Juan Luis Fraile, históricos hierros que no enfundan sus toros bravos
Desde Cultoro se ha querido peinar el campo bravo para ver cuáles son esos ganaderos que aún siguen sin enfundar sus toros hoy en día, o que han decidido quitar las fundas tras probarlas. De todos ellos nos vienen varios a la cabeza: Cuadri, Victorino Martín, Prieto de la Cal, Dolores Aguirre, Adelaida Rodríguez o Juan Luis Fraile, seis divisas en las que el enfundado no es algo que vean con buenos ojos. Tres ganaderías que siguen apostando por no manipular a los toros, por correr el riego de las bajas o de la pérdida de pitón en los animales.
Los compañeros de El País entrevistaban hace unos años a Fernando Cuadri sobre este tema. Fue en 2012 pero la entrevista sigue estando de actualidad debido a que en la finca onubense Comeuñas los toros bravos siguen sin ser enfundados pese a cambio generacional en la ganadería. Una casa que vive anclada en las tradiciones, en una forma de ver al toro de una forma muy personal y con el paso de los años les ha dado la razón.
La pregunta era clara y directa. «¿Está a favor de las fundas?» «Estoy en contra de su uso, aunque respeto y entiendo a los ganaderos que las utilizan en fincas con escaso monte, puesto que los toros acostumbran a meter los pitones en el suelo, a causa de los picores, y sufren mucho desgaste en las astas. Esta circunstancia no se da en nuestra ganadería y no tengo necesidad. Luego está el factor importante del manejo. Hay encastes que pueden admitir que sus animales se encierren dos veces. Sin embargo, con nuestro ganado –que no significa que sea ni mejor ni peor- sería muy complicado por su carácter tanto movimiento como supone. Para mí, la única justificación sería la económica, pero no creo que beneficie a la calidad del toro, puesto que cuanto menos lo toques, es siempre mejor», explicaba Fernando Cuadri.
Fernando Cuadri: «Las fundas quitan libertad y trasforman un poquito, en cierta medida, esta naturaleza propia animal»
«Los ganaderos argumentan que las fundas sirven para evitar bajas cuando los animales se pelean», le preguntaban. «En mi opinión, las fundas no quitarían bajas sino cornás y las peleas serían más largas. Se lo explicaré. En la ganadería hemos tenido dos semanas de guerra y la baja de un toro que iba a la corrida de Madrid. Le pisotearon los compañeros de camada hasta que murió. Los toros pelean para tener un orden jerárquico, que empieza por un contacto físico y hace que entre ellos mismos se vayan temiendo. Mientras no exista una jerarquía clara, no hay tranquilidad y, por tanto, la guerra será más larga y con más bajas. Las fundas quitan libertad y trasforman un poquito, en cierta medida, esta naturaleza propia animal», añadía el ganadero onubense.
Gracias los compañeros de El País se ha tenido acceso a la opinión de uno de los ganaderos de toros bravos más valorados por la afición, un hombre que ha sido un estudioso de esta especie y que siempre ha dado su opinión sin importar lo que pensaran otros. Esa misma opinión que comparten, con algunas salvedades varios de los ganaderos anteriormente citados, esos que ven en la integridad del toro una máxima a seguir, una forma de hacer las cosas pese a que muchos de sus compañeros estén en la otra orilla del río.
