El toro bravo nunca deja de sorprendernos. En esta ocasión vemos como un ejemplar es capaz de abrir la puerta de toriles de una plaza de tientas para salir de ella sin necesidad de ayuda alguna. Un vídeo que se hizo viral en las últimas fechas y que pone de manifiesto que los toros bravos son capaces de hacer cosas que a simple vista parecerían imposibles.
Con su pitón izquierdo, el animal es capaz de levantar el cerrojo y moverlo hasta que la puerta se queda entreabierta. Ahí es cuando vuelve a levantarlo para hacer palanca y abrir definitivamente la puerta que le conduce a los corrales. La pericia de este toro pone de relieve que un animal bravo es capaz por sí solo de llevar a cabo este tipo de habilidades.
Según podemos apreciar en las imágenes se trata de un toro que ha tenido contacto directo con el hombre, probablemente un semental que, con el contacto diario con vaqueros y mayorales, acabó por respetar a aquellos que tenía al lado, bien porque lo criaron desde pequeño a biberón ante la falta de madre o porque es un toro usado para el entrenamiento de caballos de rejones.
Este tipo de toros, pese a parecer mansos y sumisos, nunca van a dejar de ser bravos, por lo que hay que tener mucho cuidado cuando se está junto a ellos, ya que su reacción puede ser imprevisible pese a parecer dóciles. Hay que tener en cuenta que el toro bravo conoce perfectamente a quién tiene a su lado por el olor, gracias al cual reconoce a las personas,. Por ello, si detectara a alguien que no es usual y que esté allí, podría reaccionar de una forma que nadie se espera.
‘Ricardito’, el toro bravo semental que era amigo del hombre, pero que no olvidaba sus genes cuando entraba en la plaza de tientas
Algo similar pasaba con ‘Ricardito’ un toro criado a biberón que se dejaba acariciar por el espada malagueño Salvador Vega, pero no era su único amigo, sino que también tenía muy buena relación con una cierva a la que llamaron ‘Bambi’, pero el toro -como bravo que es- cambiaba su reacción cuando entraba en la plaza de tientas. Allí este toro cinqueño tornaba por completo su comportamiento y se ponía en batalla, dejando clara su condición de animal bravo.
Son momentos en los que su reacción se convertía en imprevisible y en los cuales, incluso Salvador Vega tenía que tener mucho cuidado a la hora de acercarse. Al oler la sangre del capote, se acuerda de su prueba en la plaza de tientas. El toro no quiere que nadie se acerque, se vuelve imprevisible y en el ruedo se convierte en más agresivo. El toro bravo, por tanto, nunca se olvida de sus genes y está inquieto en el ruedo. Una vez fuera de éste vuelve la calma.
