CAMPO BRAVO

‘Dody’, el nieto del recordado Domingo Hernández, crea a sus 21 años una nueva ganadería de encaste Santa Coloma y Vega Villar


viernes 27 enero, 2023

Domingo Pérez Hernández ‘Dody’, con tan solo 21 años, emprende su nuevo propósito ganadero creando su propia ganadería con origen Vega Villar, Santa Coloma y Gracialiano, de nombre Vega de Algodor.

Domingo Hernández
Domingo Pérez Hernández en su ganadería. © Pablo Barroso

El jovencísimo Domingo Pérez Hernández, conocido en el mundo del toro como ‘Dody’ y nieto del recordado ganadero Domingo Hernández, pertenece a la tercera generación ganadera en esta casa y se ha encargado de la gestión de ésta desde que su madre, Concha Hernández Escolar, es titular del hierro. Así, el joven ya viene con las ideas y conocimientos ganaderos aprendidos y puestos en práctica, ya que siempre ha estado en el campo aprendiendo sobre el toro bravo.

Hace un año decidió comenzar este nuevo e ilusionante proyecto manteniendo el hierro de sus tíos y el nombre de la ganadería: «Siempre había tenido ilusión de comprar ganado de Vega Villar, me surgió la oportunidad y lo he hecho. Hace un año compré las vacas de Barcial, hace un mes o mes y medio las de Valrubio y las de Graciliano hace un mes. Es todo muy reciente».

Este joven ganadero se dedica plenamente al toro bravo desde los 18 años y cuenta cuál es su labor en una de las ganaderías y cómo se encamina hacia la suya: «Yo llevo la gestión del hierro de mi madre, me encargo de la selección, de la preparación y del trato con las empresas. Luego me he hecho con el hierro de mis tíos y voy a mantener tanto el hierro como el nombre para la ganadería. Tenía la posibilidad de meter el ganado de mi madre, pero no quería y decidí hacer un hierro, como ganadero joven, con este encaste. Quiero ir construyendo una ganadería, ir viendo a ver que pasa porque es un encaste que desconozco, ver como son y luego ya ir decidiendo donde lidiar».

80 vacas, cuatro sementales de Vega Villar y uno de Santa Coloma en el nuevo proyecto ganadero de Santa Coloma

Santa Coloma
Una de las vacas de esta nueva ganadería. © D. H.

La ganadería mantiene su localización en la dehesa encinar de Juarros, Chagarcía Medianero en la provincia de Salamanca, a unos 120 kilómetros de la otra ganadería que gestiona Domingo Pérez Hernández y cuenta con 80 vacas, 4 sementales de Vega Villar y 1 de Santa Coloma.

La persistencia de Domingo por ser un buen ganadero le viene en la sangre y con sus palabras lo demuestra: «No creo que por ser un encaste u otro el toro sea mejor o peor. Lo que intento conseguir con esta ganadería, tardaré unos 20 o 30 años, es que a pesar del encaste que sea no me tomen por que ‘hay que apoyarlo porque sea un encaste’, sino porque sea un buen ganadero y los toros embistan. Esto se ha demostrado, por ejemplo, con Francisco Galache y Pérez Tabernero que consiguieron mandar en la tauromaquia con sus ganaderías», defiende.

El paso de los años y el trabajo realizado durante ellos traerán sus frutos. Mientras, el ganadero ya deja claro lo que le gustaría que destaque de su ganado, siendo a la vez lo que más le ha llamado la atención de esta sangre: «En esta línea destaca el ritmo y humillación, creo que Vega Villar es la ganadería más humilladora de la historia y es la que más ritmo ha tenido, además de la de Santa Coloma, que también ha transmitido mucho en las plazas. Lo que busco es que embista y una vez que embista la sacaré a la luz. Pero principalmente quiero conocer el encaste y las embestidas y cuando lo vea preparado lo sacaré en festejos menores como en las novilladas sin caballos o novilladas con picadores. Cuando encuentre lo que busco ya daré el paso a las corridas de toros y a las ferias, aunque lo veremos dentro de muchos años y esperemos que así sea».

La aventura que está emprendiendo ‘Dody’ tiene un claro objetivo y es digno de valorar este sacrificio y trabajo que va a llevar a cabo con sus mejores intenciones y, sobre todo, con muchas ganas y así se sincera el ganadero: «Quiero intentar que estos encastes no se pierdan y esa es mi única meta. Que tanto lo de Vega Villar, que quedan muy pocas vacas, como lo de Graciliano Pérez Tabernero, que fue lo mejor de Santa Coloma durante muchos años, persista. Al final soy un enamorado de este mundo, he estudiado muchos encastes y me ha gustado siempre ver todos los tipos, pero al final me decante por este. Y mientras yo viva no pienso dejar que se pierda. Moriré en el intento, pero si puedo mantenerlo, lo mantendré».