COLOMBIA

La inspiración de Ferrera y la profundidad de Emilio de Justo subliman el festival de Manizales


viernes 6 enero, 2023

Ferrera, vestido de charro mexicano, se encontró con un toro de embestida también mexicana, por pastueña y despaciosa, con la que el extremeño, sencillamente, se emborrachó de toreo.

Manizales
Foto: Diego Alais

Apenas comenzaba el festival y la apoteosis ya se instalado en Manizales. Y es que Antonio Ferrera, vestido de charro mexicano, se encontró con un toro de embestida también mexicana, por pastueña y despaciosa, con la que el extremeño, sencillamente, se emborrachó de toreo. Así de simple y así de difícil. Ya desde el comienzo Antonio puso variedad y temple, lució al toro de tercio a tercio para la suerte de varas y con la muleta fue todo inspiración. Realizó suertes de todos los calibres, desde la más honda expresión del toreo al natural y fundamental, hasta la alegría creativa de un torero que se siente feliz en la. Cara del toro. Y todo lo hizo con sentido, transmitiendo una emoción que pronto caló en los repletos tendidos de la. Monumental, que no tardaron en pedir los máximos trofeos para novillo y torero.

Salió entonces un segundo ejemplar, más murubeño en hechuras que el anterior, pero con la misma calidad, fijeza y humillación. Y Emilio de Justo se desató. En este caso, con la versión más relajada de se toreo clásico. Hundido en la arena, el extremeño deletreó los derechazos, esculpió los naturales y se desgarró en los pases de pecho. No le hizo falta nada más. No hubo sitio para lo accesorio, no hacía falta. Y la plaza volvió a ser un manicomio. El pañuelo naranja volvió a aparecer en el palco. La locura estaba instalada.

Después vendrían los turnos de un elegante y pausado Luis Miguel Castrillón, que dejó unas gaoneras tan líquidas y despaciosas que todavía se pueden saborear. Pero su novillo no tuvo la misma transmisión de los primeros y su espada no funcionó. Mientras que Román, firme, centrado y entregado, puso el empuje que al cuarto le pudo faltar. Está vez, después de animarse con los palos e invitar a Ferrera y al banderillero local Garrido del Puerto, su mano izquierda fue la que lució más delicada y poderosa al mismo tiempo, en naturales que calaron con fuerza. Sólo el regular uso de la espada le privó del doble trofeo.

Juan de Castilla, por su parte, tuvo que emplearse a fondo para ganarle la partida al complicado quinto, que por el derecho reponia si no se le gobernaba y por el izquierdo cazaba moscas. El paisa se impuso con actitud y solvencia suficientes, pero también la espada le arrebató el merecido premio.

Otra suerte tuvo Tomás Rufo, que topó con el novillo más deslucido y menos interesado en la pelea de todo el encierro. A pesar de dejar momentos de mucha intensidad e interés, lo cierto es que no tuvo mayores opciones de triunfo. Además, ya todo parecía poco después de un inicio tan abrumador.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de toros de Manizales. Jueves 5 de enero. Festival nocturno. Lleno.

Novillos de Ernesto Gutiérrez, aceptablemente presentados para este festejo, de comportamientos superior los dos primeros, indultados, «Panadero,» nº 2, y «Emir», nº 69, negros. Y vuelta al ruedo al buen quinto, «Florisel», nº 16, negro. Todos noblesz fijos y repetidores, excepto el deslucido sexto. Pesos: 360, 394, 404, 406, 408 y 386 kilos

Antonio Ferrera: Dos orejas simbólicas.

Emilio de Justo: Dos orejas simbólicas.

Luis Miguel Castrillón: Silencio tras aviso.

Román: Oreja.

Juan de Castilla: Ovación

Tomás Rufo: Silencio.

El becerrista Marco Pérez tampoco pudo actuar por orden de la presidencia de Colombia a través del Ministerio de Trabajo.

FOTOGALERÍA: DIEGO ALAIS

Fotogaleria 4