No será porque no lo avisamos en su momento. Cuando avanzamos los carteles de la Feria de Otoño 2023 ya dijimos –y escrito está– que la corrida de Núñez del Cuvillo que había contratado la empresa para el día de la Hispanidad iba a resultar muy complicado que estuviera ‘puesta’ para esa fecha, problema que se agrava con la escasez histórica de toros que padece el campo bravo después de la supresión de reses a que obligó la pandemia. Analicemos el problema que se plantea de cara al último festejo que se celebrará en la plaza de Las Ventas este 2023.
En su momento, y a petición de dos figuras de la categoría de Morante de la Puebla y Alejandro Talavante -para Isaac Fonseca el premio ya es hacer el paseíllo esa tarde-, la empresa contrató una corrida de toros de Joaquín Núñez del Cuvillo. Y digo bien, contrató, que es distinto de reseñar. Porque un veedor puede ir al campo y decirte que le valen ocho o nueve toros, que son los que Cuvillo tiene ahora mismo preparados para Madrid. Pero no sólo se reseñaron, sino que se contrataron, y en mi tierra eso implica -o implicaba, que todo cambia mucho últimamente- que la ‘leña’ se abonaba al embarcar.
Y eso nos crea un problema aún mayor, porque la empresa, que se encuentra ahora con la casi certeza de que la corrida no va a pasar el reconocimiento, tiene que salvar el otro escollo, el de pagar la corrida cuando se cargue, y no creo que don Joaquín vaya a perdonar ni un céntimo, así sea para que lleven los toros a engordar a Madrid. Y como sabe, además, que no hay toros presentables y de ciertas garantías para Madrid, se hará fuerte en su derecho a cobrar la corrida entera. Y aquí entra la otra parte de la ecuación, que es la ‘relación tempestuosa’ -vamos a llamarlo así- de los veedores de la empresa con Florito, quien está esperando que se les vaya un pie para volver a mandar sobre todo lo que se encuentra entre cielo y tierra.
De esta forma, podría existir una solución que el cabestrero tiene como as bajo la manga, porque tiene tres toros de Victoriano del Río para salvarle el trasero a la empresa, que puede ser que consiga que se aprueben otros tres de don Joaquín -si traga con el cambalache- y estaría la corrida salvada. Pero luego existe una problema más, y es el de los sobreros.
Al aficionado en general le parecerá cuestión menor elegir los sobreros que se van a preparar -que en Las Ventas suele ser de una ganadería distinta de la titular por si las cosas no salen con el encierro anunciado-, pero no lo es, porque si hay algo que tiene la plaza de Madrid es que los sobreros terminan saliendo… ¿Y de dónde los traemos, ahora que todo ganadero con corrida para la primera plaza del mundo o está anunciado, o no tiene toros o tiene la finca infectada de mosquito?
El problema ya se pone de manifiesto este mismo sábado, cuando se lidia una corrida de El Pilar que trae siete toros, pero los veedores de los toreros no encuentran sobreros para anunciar. Y esa previsión la tiene que hacer una profesional que trabaja para una figura o un torero que esté funcionando. Así que se busca -con mucha urgencia- corrida para la Hispanidad. Y si hay tres o cuatro sobreros, además, mejor.