Hace unos días, cientos de aficionados se sorprendían en redes sociales al publicarse una imagen del ganadero madrileño Goyo Quintas junto al espada sevillano José Antonio Morante de la Puebla y su apoderado Pedro Jorge Marques. Una instantánea en la que se podía ver cómo gannadero y torero se daban la mano en claro gesto de cerrar un trato. Se especuló con la compra de ganado por parte del espada de La Puebla, pero nada más lejos de la realidad: dicha imagen tenía que ver con la adquisición de vacas de José Rufino -encaste Martelilla- por parte del ganadero madrileño.
«Morante tiene previsto instalar su nueva ganadería en la finca Malvaloca, a donde trasladará las vacas y sementales adquiridos a la familia Lozano para emprender su nueva aventura ganadera. Su encuentro con Goyo Quintas hace unos días únicamente fue para vender unas vacas bravas de procedencia Dolores Rufino -Martelilla- y no para adquirir animales de este con origen Martínez y Santa Coloma«, narrábamos entonces en este medio.
Así, no es cierto que Morante haya comprado reses de Goyo Quintas para emprender una línea ganadera con esta rama. De hecho, el negocio con los Lozano está cerrado y a la espera de llevar los animales a su finca «Malvaloca», donde empezará este proyecto ganadero, por lo que será la rama de Núñez la elegida por el genio de la Puebla para convertirse en ganadero. No obstante, las hembras aún están en la finca toledana a la espera de ser tentadas en los próximos días.
Un trato, el cerrado con Goyo Quintas, en el que entraban vacas de la vacada de Dolores Rufino -no toda la totalidad de la misma-, ganadería que conoce bien el sevillano al pastar en la finca “Buenavista”, en el término municipal de La Puebla del Río. Cabe recordar que la familia Quintas posee el hierro de El Estoque, también de sangre Marqués de Domecq, de ahí que dada la buena relación de ambos, José Antonio fuera el que cerrara el trato en relación a estos animales.
Martínez, el gran sueño ganadero de Goyo Quintas con un encaste mítico en sus manos
El de Martínez es uno de los encastes más interesantes del campo bravo criado por la familia Quintas -por tercera generación- en la Comunidad de Madrid. La familia Quintas es la tercera generación que se dedica a la cría del toro bravo, siendo la ganadería Hermanos Quintas Parras el ojito derecho de sus propietarios al ser una sangre única en peligro de extinción, una de las únicas en toda España con un encaste Martínez puro.
Su historia se inicia hacia el año 1920, cuando D. Genaro Quintas Barrios compró un lote de 80 vacas de Valle, las cuales medio desaparecieron durante la Guerra Civil quedando sólo 15 de ellas. En 1942 D. Alfredo Quintas Sancho compra un lote de 40 vacas y un semental, “Lagarto” de capa ensabanada en colorado, a D. Paulina Alcázar de origen Martínez. Posteriormente se elimina todo lo procedente de Valle quedando sólo las vacas de origen Martínez. Además se compra, al mismo ganadero, otro lote de 20 vacas y un semental “Perezoso” de capa negra.
En 1945 se compra un lote de 10 vacas de Escusa, origen Albaserrada, al mayoral y administrador de D. Escudero Calto, y otro lote de 10 vacas de procedencia D. Domingo de Arce. En 1951, D. Alfiedo Quintas Sancho ingresa, como socio fundador, en la Asociación de Ganaderías de Lidia. De 1945 a 1955 los sementales de la ganadería Quintas proceden de las vacas de origen
Martínez. En 1955 se prueba con un semental del cruce Albaserrada-Martínez, obteniendo resultados desfavorables para el ganadero.
En 1962 se elimina todo lo procedente del cruce Albaserrada-Martínez, y se compra un semental -“Cordobés”- de capa berrenda en negro de D. Manuel Sánchez Cobaleda de origen ga Villar. Este toro cubrió durante cinco años ligando muy bien con las vacas y obteniendo grandes resultados. Desde entonces hasta la actualidad la ganadería Quintas cubre sus vacas con sementales de la propia ganadería, aunque en 1993 se compra un toro de Montalvo para refrescar la sangre de origen Martínez.