Como ya hemos contado en varias ocasiones el toro bravo es un animal jerárquico y nada fácil de manejar cuando se avecina tormenta. En la ganadería de Torrehandilla-Torreherberos bien saben de eso, pues en el momento en el que Toros para Todos grabó este reportaje ya habían tenido varias bajas y sabían que si no cortaban de raíz el problema la camada podría quedar muy mermada.
El equipo presenció el traslado a corrales para la cura de un toro herido, el líder derrocado de la ganadería de nombre «Detective». El astado destronado por sus hermanos está cojo por la paliza sufrida, pues sus hermanos se cebaron con él. El animal herido estaba ya tranquilo en un cerrado hermanado con un buey, pero el toro es muy bravo y no acepta esa situación. Está enfadado y disgustado por la presencia de aquellos que no ver normalmente junto a él, sabe que ha perdido la batalla y le cuesta aún aceptar esa situación.
El problema no viene en una pelea cuerpo a cuerpo entre dos astados, ahí ambos pelean en igualdad de condiciones, la gravedad viene cuando un tercero aprovechando el cansancio de uno de los oponentes entra en escena y resuelve la ecuación. Ahí existe el mayor de los riesgos de cara a una posible baja del líder. Al entrar de costado y no de frente desequilibra al su hermano, creando superioridad numérica y decantando la pelea.
El líder destronado debe ser trasladado a corrales para curarle la cojera. Conducido por los vaqueros el toro es arropado por la parada de bueyes hasta corrales. El animal está muy caliente y se arranca a todo y a todos, incluso a los cabestros que conoce desde que era pequeño. Pero los vaqueros no pueden dejarle tranquilo porque tienen que pasarlo a otro corral más estrecho para curarle de la cojera, esa que le puede impedirle ser lidiado en una plaza de toros.
Otro caso similar en Torrehandilla
En este otro vídeo, se ve cómo se inyecta un antinflamatorio en el morillo de otro toro de Torrehandilla, evitando así meterlo en el cajón de curas. Se hace en dicho lugar mediante la utilización de la garrocha, ya que en el morillo es donde mayor número de músculos hay y donde la sangre corre con mayor rapidez, fluyendo el medicamento de una forma inmediata. Tras realizar la faena el toro se unirá con el resto de sus hermanos de cercado, volviendo a verse las caras con el nuevo líder.
El toro derrocado recibe inmediatamente la visita del jefe, y sin plantarle cara es perseguido por él; está engallado y con gesto altivo, demostrando de esa forma quien manda en el cercado. El mayoral decide intervenir para introducir al toro derrocado en el grupo, pero éste anda todavía muy caliente y no se deja. Francisco cambia la estrategia y acerca al grupo al animal herido, echándole los toros encima para así conseguir que se hermanen de nuevo. El ejemplar herido está en peligro y no planta cara de momento a la manada; él sabe que está aún renqueante y por ello se acobarda delante del resto de sus hermanos.