En plena ‘Milla de Oro’ de la Costa del Sol -en Puerto Banús, en Marbella (Málaga)- se encuentra la ganadería de El Rodeo, propiedad de D. Manuel Martín Gavira, una vacada que con el paso de los años y la expansión urbanística ha pasado a estar rodeada de urbanizaciones y chalets de lujo. Pese al valor del suelo, su criador quiere seguir con la ganadería y hace caso omiso a las propuestas que llaman a su puerta. Él es feliz con sus animales, es algo que le llena, no planteándose por el momento irse de unos terrenos donde lleva toda la vida.
Una vacada que tiene procedencia Guateles, uno de los encastes con mayor personalidad de nuestro campo bravo. Pese a tener algún animal de otra procedencia vía Núñez del Cuvillo y Francisco Ruiz Miguel, este número es testimonial dentro de una ganadería formada a partir de reses compradas a la prestigiosa ganadería Madroñiz. La vida de Manuel está junto al toro y no en otro lugar, es su pasión, aquello por lo que se levanta cada día.
Una visita de Toros para Todos
Hace algún tiempo los compañeros de Toros para Toros con Enrique Romero a la cabeza hicieron una visita a esta ganadería tan particular: se trataba de encontrar a una becerrita de pelo burraco que había sido abandonada por su madre. El animal sobrevive gracias a los calostros y a la leche que le dio su madre, pero ésta la repudió tras ser acrotalada. Es un caso raro, más si cabe con una vaca que ya ha tenido varios becerros, de ahí que su ganadero se plantee llevársela y darle de comer con el biberón.
El animal está cansado de tanto berrear, la madre ya no la quiere, por ello tanto el ganadero como el mayoral tienen que tomar la decisión de darles ellos de comer. La becerra está débil, de ahí que la tengan que montar en el remolque para sacarla del cercado donde se encuentra su madre. Una vez en el cortijo se le pone una serie de vitaminas y se le da un cuarto de leche al no estar el estómago aún acostumbrado a tanto alimento. Poco a poco el animal irá recuperando fuerzas hasta que puede alimentarse por sí solo, ahí es cuando se le llevará junto al resto de sus hermanos.
Son historias que pasan en el campo bravo: muchas veces los animales son abandonados por sus madres o pierden a éstas tras el parto, por ello el vaquero debe estar ojo avizor para darse cuenta de estos temas y así salvarle la vida a estos animales. En casa de Manuel Martín Gavira no es la primera vez que esto sucede: en la piara hay dos vacas criadas a biberón, una muy noble que se deja acariciar y otra más arisca que no quiere saber nada de nadie. Las cosas de la bravura.