CAMPO BRAVO

El semental rebelde de Manuel Gavira que no quiere que lo separen de las hembras: así se enfrentó a su mayoral


sábado 18 marzo, 2023

El descanso del semental y el duro proceso para quitarlo de las vacas en la ganadería de 'El Rodeo': así las 'pasa' el mayoral hasta lograr extraerlo del lote de vacas.

Toro Manuel Gavira
Un toro en una imagen de archivo y, a la izquierda, momento del mayoral con el semental. © Pablo Ramos

El amor por el toro bravo muchas veces está por encima de las ofertas económicas, si no que se lo pregunten a Manuel Martín Gavira, un romántico del mundo del toro que hace caso omiso a las ofertas que le llegan para comprar los terrenos donde tiene su ganadería. Aquí, en plena ‘Milla de Oro’ de la Costa del Sol, situada en Puerto Banús (Marbella, Málaga) se encuentra la ganadería de ‘El Rodeo’, el ojito derecho de este aficionado al mundo del toro.

Una ganadería que ha pasado de estar rodeado de fauna silvestre a estarlo de urbanizaciones y chalets de lujo. Aquí Manuel es feliz con sus animales, es algo que le llena, su vida está junto al toro y pese a los cantos de sirena no va a llevarse a sus animales de aquí ni por todo el oro del mundo. El enclave es único tanto por la cercanía al mar como por las temperaturas que allí se dan, un lugar idílico para la cría de animales bravos.

Una vacada que tiene procedencia D. Antonio Arribas Sancho vía Guateles, uno de los encastes con mayor personalidad de nuestro campo bravo, y Javier Camuñas vía Jandilla. Pese a tener algún animal de otra procedencia, vía Núñez del Cuvillo y Francisco Ruiz Miguel, este número es testimonial dentro de una hierro formado a partir de reses compradas a José García Guillén, propietario del hierro cordobés de ‘El Madroñiz’, una divisa con un sello muy especial.

En esta coqueta finca viven como reinas la vacas madres de la ganadería, un hato de hembras que disfrutan de un paraje único. En otra cerca están los machos de diferentes edades, un número importante de añojos y erales que se van haciendo mayores conforme pasan los meses. Pero la faena de hoy no tiene que ver con esas futuras camadas que se lidiarán en las plazas: en esta ocasión el protagonista es un semental que no quiere abandonar su lote de vacas.

El semental no atiende a las instrucciones de Juan

Solo, con la ayuda de su caballo y garrocha, el mayoral tiene que darle las vacaciones al toro, es decir, quitarlo de las vacas al acabarse ya su periodo de cubrición. El semental no atiende a las instrucciones de Juan; tampoco sirve la ayuda de los bueyes, ya que el toro sabe perfectamente lo que está pasando y se niega en rotundo a salirse del grupo de vacas con las que estuvo los últimos meses.

En el cerrado las vacas bravas disfrutan del verano en la rastrojera y el semental debe ser apartado contra querencia. Las vacas madres son complicadas de manejar, habiendo alguna que ya hizo pasarlo mal al mayoral en otra ocasión. Entre ellas destaca una vaca de enorme arboladura, regalo del Maestro Ruiz Miguel, que ya arreó antes al experto mayoral: «Eso no era una vaca, era un avión. Una vez me tiró sobre el río pasando por lo alto de mí, buscaba a su becerro… ya me ha embestido cuatro veces y sigo vivo», comentó el mayoral de la casa a los compañeros de Toros para Todos.

En la rastrojera, Juan sigue incansable al desaliento. Cuál Don Quijote de la Mancha insiste en su empeño de apartar a las vacas y perseguir al toro para sacarlo del cerrado. Busca sin éxito la ayuda de los cabestros. Mientras, Manuel Gavira, su primo y Enrique Romero retransmiten en directo las desventuras del valiente mayoral, un extraordinario hombre de campo que llama padre al ganadero. Finalmente, Gavira cambia de estrategia y decide que sacarán al toro cuando se acerque solitario al bebedero; hoy no era el día para darle guerra.

Estas sonn faenas de campo que no siempre salen como uno quiere; en esta ocasión han visto que el mayoral sin la ayuda de otros vaqueros no iba a conseguir su propósito, más si cabe cuando el semental está tan aquerenciado a las vacas. Tendrán que hacerlo pronto y no dejarle al toro que se haga con el cercado. Fundamentales serán las querencias, jugar con ellas y no atosigarlo, hacerlo todo despacio, buscando que el animal se sienta cómodo… . Para ello tendrá que ir muy bien arropado por los bueyes y por alguna vaca en celo, algo que hará que el semental la siga sin saber muy bien a donde va.