CAMPO BRAVO

Un semental de récord: graban cómo un toro de un hierro onubense se ‘liga’ a más de 160 vacas en una cerca


viernes 21 abril, 2023

Así es la nueva vida del semental de Domínguez Camacho con su amplio lote de vacas antes del verano.

Semental
Un semental 'echado' junto a una vaca brava. © José Joaquín Diago

El toro no sólo puede ganarse la vida en una plaza de toros, sino que hay ganaderos que los torean en su casa, o incluso alguno como el onubense Fernando Cuadri que los echan a las vacas sin ni siquiera tentarlo —él es de la opinión que un semental es bueno o importante por la descendencia que da, no por lo que hizo en la plaza, de ahí que primero se vaya a las notas y luego busque los que están más en tipo de la casa para probarlos como semental—.

Pero hoy hablaremos de otra ganadería onubense que comparte las ideas de Fernando, pero que las lleva a cabo de otra manera: la de Domínguez Camacho. Su historia comienza en 1949: tras la adquisición de reses de don Clemente Tassara, la vacada fue formada por don José Luis Ximénez de Sandoval, Marqués de la Ribera. Tan solo cinco años después, en 1954, decide donar la ganadería a sus hijos don Alfonso y don Antonio, heredando este último el hierro y divisa originales que diez años más tarde vendió a doña Pilar Herráiz García de Urquijo, que varió el hierro por el que se utiliza actualmente.

Ese mismo año de 1964 elimina todo lo anterior y compra a don Carlos Urquijo un lote importante de reses. En 1970 la adquiere don José Murube Escobar y la vende en 1984 a sus actuales propietarios. En 1987 se aumenta la ganadería con un lote de vacas de don José Murube; en 1997 y 1998 se adquieren una punta de vacas y unas eralas sin tentar de la ganadería “Martelilla”, de procedencia “Marqués de Domecq”, quedando eliminado todo lo anterior.

La elección de los sementales está muy sopesada en casa de Domínguez Camacho

Aquí en esta casa la elección de los sementales está muy sopesada, meditan que vaca o vacas son las idóneas para un semental específico, ya que de esta decisión depende el devenir de la ganadería. Por ello, determinados toros no cubren su hato habitual de vacas, sino que el ganadero decide echárselas todas un tiempo antes de cerrar el periodo de cubrición. Evidentemente, no cubre a la totalidad de las hembras, lo hace con las que no han sido cubiertas por el semental de turno.

Para esto existe ‘el toro de repaso’. Normalmente, al ser menor el número de vacas que hay que cubrir, se suele echar un toro de prueba, es decir, que un semental es la primera vez que va a las vacas, o uno que todavía no se le vieron los productos. Pero este año los tiros no van por ahí, entrará un animal de una línea muy contrastada, un toro con las hechuras típicas del encaste, ese que será el encargado de darle el último empujón a la época de cubrición.

En este caso, de las 163 vacas de las que dispone, cubrirá no más de 20-25 hembras que se queden en celo, un porcentaje bajo teniendo en cuenta el total de hembras, pero nada desdeñable si lo comparamos con los lotes que se hace habitualmente en la casa. El verano ya llama a las puertas y este animal tiene la oportunidad de introducir su impronta en un hierro que busca marcar un camino con este animal en la ganadería de Domínguez Camacho