En la finca portuguesa Herdade Barbas de Lebre pastan desde hace quince años los toros de Sobral, una divisa que camina con paso firme en un mundo en el que la competencia es feroz. El prisma que da estar en el otro lado de la frontera les ayuda a ver lo que sucede en España con más objetividad. Saben que las prisas no son buenas y por eso no quieren dar el salto definitivo a España sin tener la seguridad que sus animales van a responder a las expectativas marcadas.
La historia familiar se remonta a 1845; a mitad del siglo XIX se crea la ganadería de El Conde de Sobral, y ahí comenzó una historia que lleva uniendo a la familia y al toro bravo desde hace más de siglo y medio. Tras muchas vicisitudes, fue en 2007 cuando comenzaron desde 0 un nuevo proyecto ganadero al comprar parte de la vacada de Ángel Bohórquez. En la adquisición vinieron hembras con el hierro de Cebada Gago, Marqués de Domecq y de Herederas de Bohórquez; hierro en el que se aglutinan estas dos procedencias.
Una de las primeras faenas que se realizan en el campo en esta fecha del año es el señalamiento de las reses, con pocas horas de vida y una vez que ya han tomado los calostros se procede a enchapar o acrotalar a los animales, es decir, ponerles su identificación reglamentaria en la oreja. Para dar con ellos y realizar esta labor se hace necesario capturarlos, bien llevándolos al corral; o en el campo mediante cerbatana u otros medios como la captura con lazo, algo que en Portugal es muy frecuente.
El arte de capturar al becerrito con lazo para ponerle el crotal
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— Toros Para Todos (@tpt_tv) April 5, 2022
El programa Toros para Todos acudió a la finca portuguesa para disfrutar y conocer de primera mano como trabajan en esta casa. La tarea requiere concentración y mucha habilidad. El becerro se mueve con sorprendente rapidez y agilidad. Al mismo tiempo, es necesario estar pendiente de la madre, que podría arrancarse en cualquier momento al no ver a su becerro cerca. Son momentos donde hay que estar concentrado y saber si todo está controlado para no llevarte ningún susto.
Este es un cercado amplio donde también hay animales mansos, algo que ayuda a apaciguar a las hembras primerizas. El mayoral hace su trabajo con mucha habilidad y rapidez para así agilizar su tarea. Ahora tocará comprobar el sexo del animal y dar con la madre para apuntarlo en la libreta de registro. Pero la tarea se complica debido al gran número de animales que hay en la cerca, algo que no le pone las cosas fáciles a un mayoral que pese a ello trabaja sin desesperarse.
Una labor que sirve para tener controlado a los animales que nacen en la explotación y llevar un registro interno del mismo, algo muy necesario en el día a día de la ganadería. Una tarea que esta vez no ha resultado dificultosa al no tener a la madre encima, de ser así hubiera resultado mucho más complicado realizar una labor que necesita de la valentía del caballo y la precia del mayoral a la hora de enlazar el becerro.