A pesar de no tener una camada demasiado amplia, la ganadería de Montealto es una de esas explotaciones madrileñas que mayor regularidad suele tener en Las Ventas, tanto por su presentación, como por su juego. Y si algo puede asegurar Agustín Montes para este martes es la seriedad de su trapío. Algo de lo que pudimos ser testigos en los corrales de El Batán.
La semana pasada seis utreros de Montealto estuvieron en los corrales de la Casa de Campo de Madrid. Seis serios animales (cinco negros y uno castaño) que descansaban apaciblemente mientras el público que por allí pasaba los admiraba en silencio. Pero, tras lo sucedido los últimos días, las apuestas ya no eran por adivinar cuál sería el de mejor juego, sino cuál se podría quedar por fuera del sorteo.
El paso de Montealto por El Batán
Hablamos con Agustín Montes, quien esta vez nos contó que El Batán no le afectó como esperaba. «A mí El Batán me ha hecho el mismo daño que a los demás ganaderos, sólo que yo sabía lo que iba a pasar y he preparado los novillos para ello. Esto de El Batán a ninguno nos gusta por cómo se están haciendo las cosas, los ganaderos queremos hacer algo más por la fiesta, que no le quepa duda a nadie, pero lo que no nos parece bien es que lo hagamos unos sí y otros no. Yo dije que no quería ir, pero me tocó. Me dijeron que iban a ir varios ganaderos que, después, he visto que no pasaron por allí. También es verdad que mi finca está a media hora de El Batán y no como a otros ganaderos que vienen desde Extremadura o Andalucía y les afecta más el transporte. Con los míos he tenido la suerte de que no perdieran peso y yo quería que perdieran. Pesé los novillos en la finca y esperaba que perdieran entre 20 y 30 kilos, pero no perdieron tanto».
«El presidente de la novillada me dijo que no podía aprobarlos por exceso de peso y estoy de acuerdo con él»
Finalmente, tras el primer reconocimiento, también a Montealto le rechazaron algunos animales. «De los seis novillos que llevamos nos echaron dos para atrás y con toda la razón, porque estaban muy fuertes. Pensé que en El Batán iban a perder más peso. El presidente de la novillada me dijo que no podía aprobarlos por exceso de peso y estoy de acuerdo con él. Es una novillada rematada. A mí lo que me exigen siempre es presentación en todos los sitios a los que voy, entonces no tengo la suerte Yo no tengo una finca grande que pueda tener los animales a pasto, así que desde que los desteto los tengo que tener con pienso y eso da a los toros un desarrollo distinto. Ojalá tuviera una finca grande para tenerlos a pasto», comentó el ganadero madrileño. «La novillada está muy bien hecha y viene de cuatro sementales. Hemos tratado de hacer todo lo mejor posible y esperamos habernos equivocado muy poco», agregó.
Una vez hemos expuesto, tanto con Agustín como con todos los que ya han lidiado sus productos en este San Isidro, la problemática de El Batán, cabe preguntar ¿Qué debería cambiar? «Ahora mismo el asunto no tiene solución, la empresa tiene que cumplir un pliego y todo ha sido muy precipitado. A algunos ganaderos nos exigen estar allí, a otros no», alegó, pero también propuso soluciones: «En principio se debería acordar todo esto y contar con nuestra opinión. Si vamos a llevar los toros, vamos todos o no vamos ninguno. Habría que instalar en El Batán una báscula, pesar los toros al bajar y hacer el reconocimiento inmediatamente. Los animales que no valen vuelven al campo, los que sí, se exhiben al público y entran en el sorteo. Habría que acordar que el tiempo que pasen los toros en los corrales sea el menos posible. En definitiva, correr los menos riesgos posibles y pensar en el beneficio del espectáculo. Y en cuanto a los aficionados, habría que volver a lo de antes. Allí se pagaba una entrada, había dónde tomarse un refresco, un servicio funcionando, unos senderos seguros… era un lugar preparado para recibir un flujo importante de personas. No lo de ahora».