EL EXILIO INTERIOR

A las puertas de San Isidro, El País huele la sangre


domingo 7 mayo, 2023

No han leído, pobres, a Antonio Machado: me quedo con la emoción de las cosas y me olvido de todo lo demás.

Detalle Picador
Detalle de un picador. © Plaza 1

Referente en la Transición y primeros años de democracia, el diario El País contaba con firmas cuya sola presencia ya justificaba acudir al kiosko (internet aún quedaba lejos). En el metro, por la mañana yendo al trabajo; a la hora del café; en la pausa de la comida o, sin urgencias, guardado como si fuera un tesoro hasta la última lectura del día, abrir las páginas de El País y encontrarse con Haro Tecglen, Vázquez Montalbán, Paco Umbral, Juan Cueto,  Maruja Torres, Diego Galán, Joaquín Vidal, Vicente Verdú, Martín Prieto…llegaba a crear-incluso- dependencia.

Era El País de entonces la ilusión del país, España,  que la gran mayoría ansiaba después de tantos años oscuros. Pero, degenerando, degenerando, de todo aquello apenas queda el recuerdo de lo que pudo haber sido y no fue.

Así, dando de nuevo la razón al filósofo, los toros siguen siendo el reflejo de lo que ocurre en la sociedad, ergo también en la política. Por eso, El País tomó ya hace tiempo la bandera antitaurina, incluso relegando la crítica especializada a la web.

Y, como cada año por estas fechas previas a la Feria de San Isidro hacen el paseillo este domingo 7 de mayo,  dos de sus primeros espadas en la cuadrilla del antitaurinismo, Manuel Vicent y El Roto.

Manuel Vicent, que sabe de lo que escribe pues durante años compartió tendido venteño con ilustres aficionados, utiliza siempre un lenguaje vitriólico para atacar a la fiesta de los toros, en el que mezcla sin rubor vísceras e ideología, sangre y arte para concluir que la tauromaquia es un actividad cruel y salvaje que deber ser expulsada de la colectividad. Una conclusión a la que llega (su anual columna isidril, tal que la de este domingo, es un corta y pega con ligeras variaciones de las de años anteriores) e incita al lector a hacerlo con él,  después de una retahíla de aberraciones que, según él, se cometen con el animal. Este año, como novedad, incluye el transporte en camión. El resto, lo de la sangre, la tortura y la identificación de la tauromaquia con determinadas ideología, ahí sigue. También, el recurrente tema de las subvenciones al sector taurino.

El Roto (antes fue Ops) heterónimo del dibujante Andrés Rábago es otro caso de perseverancia antitaurina que ha encontrado en el País su mejor hábitat. Pero, a diferencia de Vicent con San Isidro,  la manifiesta, venga o no a cuento, durante todo el año con su trazo grueso, de escritura y de dibujo. En la de hoy,  el torero “ve la luz” y pide perdón al animal mientras torea al natural.

Cabe añadir que El Roto fue uno de los impulsores de aquella grotesca falacia que bajo el nombre “Otras tauromaquias” montada en 2016 en La Academia de Bellas Artes San Fernando, intentaba “demostrar” que cuando Goya- lo de su firma como “don Francisco el de los toros” no significaba nada, según ellos- pintaba escenas taurinas lo hacía como denuncia a su crueldad y para ello lo equiparaba con su serie de las pinturas negras.

Vicent y El Roto, además, publicaron al alimón en 2017 un panfleto de explícito título: AntiTauromaquia.

No están solos Vicent y El Roto en su cruzada en El Pais. Tienen para completar la terna de lujo  a Rosa Montero y como subalternos a otros colaboradores que ya sea en páginas de opinión, cultura, política, incluso crítica televisiva, se afanan en su misión-abolición.

Pero ni unos ni otros y pese a quienes les pagan conseguirán acabar con un rito ancestral capaz de- como ocurrirá durante varios días seguidos- convocar, en el centro de una ciudad y en el templo pagano de Las Ventas si de San Isidro hablamos,  a varios miles de personas que durante dos horas se entregan apasionadas a la emoción del toreo.

No han leído, pobres, a Antonio Machado: me quedo con la emoción de las cosas y me olvido de todo lo demás.