CAMPO BRAVO

Jamás subestimes a un semental, y menos de Partido de Resina: así ‘las pasó’ el mayoral del hierro al acercarse a sus vacas


sábado 10 junio, 2023

Las labores de campo son muy complejas, más si cabe cuando los animales se niegan a obedecer las órdenes del mayoral de Partido de Resina.

Partido Resina Mayoral
El mayoral de Partido de Resina y, al fondo, una imagen de un toro del hierro. © J. J. Diago

Hay ganaderías donde el toro bravo infunde respeto nada más verlo, y una de esas es Partido de Resina. La finca, situada a pocos kilómetros de la Aldea del Rocío, se caracteriza por tener un animal fino de cabos, de mirada expresiva y la cara chata, un tipo de animal que sigue capeando el temporal y lidiando sus toros allí donde la afición los demanda. Un hierro que también ha encontrado en el festejo popular un lugar idóneo para poder dar salida a sus animales.

Aquí los toros, como en el resto de ganaderías, tienen un apego enorme a las vacas con las que pasan el periodo de cubrición. Ese es el caso de uno de los sementales de la casa, un toro que no quiere abandonar su lote de vacas y se aquerencia en la puerta del cerrado. Aquí la pericia del vaquero y el mayoral es importante: poco a poco tienen que ir convenciendo al toro para que salga de su querencia y llegue a los corrales.

Acaba de perder de vista a su lote de vacas y anda desorientado. El toro poco a poco se empieza a calentar, de ahí que el mayoral tenga que tener mil ojos puestos en él. Son momentos de tensión, el toro está muy enfadado y arremete contra todos y contra todo. No quiere tomar los bueyes, de ahí que Joaquín, mayoral de la casa, tenga que convencerlo poco a poco hasta que este vea las vacas y decida ir con ellas.

Por las dimensiones de la finca, el animal confunde los olores, es decir, huele a las vacas de otro cercado, de ahí que ande aquerenciado junto al vallado. Afortunadamente, ve su lote de vacas y toma los bueyes. Gracias a la labor de los cabestros, el toro se tranquiliza y toma las puertas camino de los corrales. Los conoce desde pequeño, por ello está acostumbrado a su presencia. Gracias a la voz calmada del mayoral, a los cabestros y al buen hacer de los jinetes, el toro accede a entrar en la manga..

Pero no está todo el pescado vendido, una vez llega a un corral de grandes dimensiones el animal se vuelve, ya no quiere tomar a los mansos. Poco a poco se le van engañando para que tome el camino que le manda el mayoral. El toro sigue muy caliente y no hace caso a nadie, afortunadamente los bueyes lo arropan y este toma finalmente el camino a los corrales para pasar el saneamiento.

Una vez dentro de los corrales y con el terreno más reducido, el animal vuelve a mostrarse arisco, no toma las puertas y se engalla en el centro del corral. Los cabestros correr un gran peligro pese a que el toro tiene cortada las puntas de los pitones. Esto ayuda a que los mansos no se lleven ninguna cornada, pero sí un golpe fuerte que pueda romperles una costilla. Poco a poco el semental se tranquiliza y va tomando las puertas hasta llegar al mueco donde se le haga dicho saneamiento. Una vez terminada dicha labor volverá con los sementales hasta el otoño venidero