El diestro salmantino Juan del Álamo resultó herido en la tarde de este domingo, 18 de junio, durante la final de la Copa Chenel que disputaba con Isaac Fonseca. El torero charro resultó prendido por el animal -un sobrero de Ángel Luis Peña que sustituyó al titular de Montealto- en un quite por gaoneras en la zona de la ingle, y rápidamente fue llevado por sus compañeros a la enfermería, siendo trasladado al hospital.
Parte médico
Herida por asta de toro en cara interna del tercio superior del mislo izquierdo con dos trayectos: uno transverso hacia afuera de unos 25 cms. que desgarra adductores mayor y medio y vasto interno por debajo del paquete vasculo-nervioso femoral; otro trayecto hacia abajo y adentro de unos 15 cm; hematoma por arrancamiento de colaterales venosas. Contusión cervico-dorsal. Pronóstico grave. Trasladado al Hospital de Mutua correspondiente. Firmado: Doctor enrique Crespo.
Así fue la lidia de Del Álamo hasta la llegada del percance
Un castaño de perfecta hechura jandillona que repitió con codicia en el capote que manejó con templanza Juan del Álamo. Tuvo entrega en el caballo, pero en el quite por salitilleras que propuso el salmantino el toro se lo llevó por delante de lleno. Una vez en la enfermería, Fonseca brindó en su honor a la puerta de la enfermería y se fue a enfrentar a un toro que nunca quiso pasar del embroque y se empleó con violencia en la muleta hasta pegarle un sopapo en la misma cara al sevillano. Lo pasaportó con el máximo decoro posible y escuchó silencio.
Fonseca, también volteado por el segundo
El segundo era un negro salpicao, colocado de pitones y vareado de carnes, con el hierro de Zacarías Moreno. Embistió siempre por abajo en el saludo a la verónica, muy mexicano, de Fonseca, adornando siempre los remates. Cuando brindó al público ya sabía que se había quedado sólo con la corrida. Brindó al público y se fue a pasar por alto la embestida del burraco tan bravo para acudir como para no perdonar los errores. Y acertó el mexicano en dejar que viniese y despachar embestidas con ritmo antes de exigir. Pero tanto tardó en exigir que cuando lo hizo ya se había orientado el animal, y lo que debió ser por lo civil tuvo que ser por lo criminal; por la espalda, con desplantes, con alardes de arrojo y con un público a favor que le hizo cortar la primera oreja.