Con un corredor arrollado por toda la manada en Santo Domingo, sorprendido por su reacción al entrar en pleno grupo a toda velocidad, sin posibilidad de ‘pillar toro’ y con muchas probabilidades de que te pise toda la carrera. Así comenzó un quinto encierro de San Fermín, con toros de Núñez del Cuvillo que clavaron el tiempo de Fuente Ymbro del día anterior y que dejaron un balance de dos traslados al Hospital Universitario.
De ahí para adelante, los Cuvillos volaron, pero siempre en una manada estirada que ha permitido, con nobleza y sin un mal derrote, ver carreras de gran belleza, pero también -a pesar que que disminuyó considerablemente la participación, por ser martes- una guerra sin cuartel entre los corredores por ocupar el menor resquicio que quedaba entre los toros para sentir al toro por detrás durante unos segundos.
Velocidad en el último tramo del entreno
Se estiró mucho más la manada cuando llegó la curva de Mercaderes que inicia la calle Estafeta, donde un toro castaño quedó bajo el vallado durante unos segundos, pero no tardó en rehacerse y continuar con una carrera que se volvió mucho más densa en Estafeta, donde más afluencia de corredores se produjo. En el final de tramo, donde llegó la parte de vallado, se produjeron un par de carreras cruzando el recorrido que no beneficiaron la buena marcha del encierro.
Pero fue un toro negro el que se adelantó en el último tramo, poniendo en serios apuros incluso a los corredores más expertos de entre los que alcanzan el ruedo, como el ya célebre corredor con la camiseta del Real Madrid que, además, es mulillero en las corridas de toros pamplonesas. Hoy tuvo que echarse al suelo antes de tiempo. Pero no cometió el error de levantarse cuando aún estaba pasando la manada.
Eso lo hizo otro de los corredores, menos experto, sin duda, ya en la plaza de toros, que salió despedido de un tremendo empellón por uno de los cabestros que pasaba por allí y se lo llevó puesto. Pero ya no había tiempo para más y la manada encaraba la puerta de chiqueros con docilidad y nobleza.
FOTOGALERÍA: LUIS SÁNCHEZ OLMEDO