El siguiente hecho ocurrió el pasado miércoles en la desencajonada de las corridas de toros a lidiar este fin de semana en la plaza de toros de Valencia. Tras exhibirse sin problemas los toros de Juan Pedro Domecq y Hnos. García Jiménez-Olga Jiménez, le tocaba el turno a los astados de la divisa de Miura, un hierro de enorme solera que ya había estado anunciado en más de una ocasión en esta Feria de San Jaime, también conocida como Feria de Julio.
Poco a poco fueron dando salida a los toros del hierro de la A con las dos asas, uno a uno fueron saliendo del cajón para bajar al ruedo valenciano donde le esperaban los cabestros. En un momento determinado de la noche, al dar suelta al tercer animal de Miura, este se fue de frente contra otro hermano, dándose de frente en un choque que los dejó inertes a ambos en el mismo ruedo. A los pocos segundo uno de ellos recobró la consciencia mientras su hermano quedaba inerte en el suelo moviendo ostensiblemente las manos y las patas.
El astado sevillano se levantó para darse la cara con otro de los toros que había en el ruedo. Durante unos segundo ambos se enzarzaron en una pelea que se disipó gracias a la llegada de los mansos, los cuales arroparon a ambos toros para tranquilizarlos. Pasado unos minutos el animal que aún andaba en el ruedo se levantó para orientarse del lugar en el que estaba. Se le veía algo aturdido, mostrando síntomas de estar dañado para su lidia.
Por este motivo, se optó por desencajonar los otros tres toros que quedaban de uno en uno, sin juntarlos en el ruedo para que evitar otro posible encontronazo que provocara alguna baja más en los toros del hierro sevillano. Posteriormente salieron más animales sin que ocurriera ningún hecho destacable salvo por el comportamiento de uno de ellos, un animal de pelo negro que salió como un cohete hacia el lugar donde se encontraban los cabestros. Estos al verlo venir, y conociendo como se las gastan los toros empezaron a moverse.
Pese a ello el Miura cazó a dos de los cabestros en uno de los momentos más angustiosos de la desencajonada. Se temió lo peor, afortunadamente todo quedó en un susto al no calar el pitón del toro ni en el costado ni en los cuartos traseros de los dos mansos con los que arremetió el astado. Este tipo de toro es un animal de sangre caliente, si a eso le añadimos que venía tremendamente cabreado tras bastantes horas de trayecto en el camión, tenemos la respuesta de tal reacción.